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El hombre del pueblo que casi mató a Hitler

  • El cineasta Oliver Hirschbiegel estrena 13 minutos para matar a Hitler
  • Reivindica a Georg Elser, un campesino libérrimo que atentó contra el Führer en 1939

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Tráiler de '13 minutos para matar a Hitler'

Matar a Hitler es una fantasía histórica recurrente, pero también fue la idea real de unas cuantas personas concretas (países enemigos aparte). Fue el caso de Georg Elser, un campesino libérrimo que el 8 de noviembre de 1939 colocó una bomba encima del atril sobre el que el Führer pronunciaba un discurso en Múnich. Por 13 minutos no consiguió su objetivo: Hitler, cosa poco frecuente, había terminado su mitin antes de tiempo.

Es solo el comienzo de 13 minutos para matar a Htiler, la película que Oliver Hirschbiegel ha dirigido centrándose en Elser (interpretado por Christian Friedel), más que en el atentado fallido. El 4 de marzo se estrena en España. El cineasta alemán vuelve a retratar el período histórico que le proporcionó su mayor éxito, El hundimiento (2004), tras sus fallidas producciones en inglés como Invasión (2007) o Diana (2013).

Elser era un hombre humilde, cristiano, pacificista y simpatizante de movimientos comunistas. “Durante muchos decenios en Alemania no se hablaba de Elser deliberadamente, se le consideraba como mucho una persona enloquecida, esquizofrénica, que tenía visiones que le ordenaban matar a Hitler”, explica el director sobre la amnesia histórica del atentado de Múnich, en una entrevista para RTVE.es.

Hace unos 25 años que su figura comenzó a ser reivindicada como un resistente al nazismo. Lo más alucinante de Elser es que no pertenecía a ninguna organización; simplemente era un amante de la libertad que tuvo la clarividencia de que Hitler, en sus palabras, “era malo para Alemania”.

“Claus Von Stauffenberg (líder de otro intento fallido, la ‘Operación Valkiria’ que protagonizó Tom Cruise) era aristócrata, representa la élite, pero Elser era un hombre de pueblo, un músico y ebanista que no tenía lobby detrás para reparar su imagen”, explica Hirschbiegel.

Un héroe entre ‘el pueblo de los culpables’

EL III Reich sigue siendo una fuente dramática inagotable para los cineastas alemanes. La mayoría de las (pocas) películas alemanas que llegan a la cartelera (como Diplomacia o Phoenix) vuelven y revuelven al tema aunque, según Hirschbiegel, no es algo a lo que el público alemán quiera enfrentarse.

La mayoría de la gente no quiere saber nada del nazismo. Dicen: «esto es cosa de mis padres y de mis abuelos, nosotros vivimos en el aquí y ahora, y no queremos que siempre nos involucren en crímenes que cometieron nuestros antepasados», afirma el director. “Lo cual no es posible, porque el pueblo alemán se enfrenta al mayor crimen de toda la humanidad, no es solo el holocausto, sino de todas las atrocidades que se cometieron. No se puede decir, después de 70 años, que no tenemos nada que ver. Siempre seguiremos siendo el pueblo de los culpables”.

Sabemos que todo acaba mal y sabemos que nadie mató a Hitler, aunque reconforta el recuerdo de que alguien levantará su voz en mitad de un conformismo tan aterrador. "Sí y es importante porque hoy en día para los jóvenes ser enemigo del III Reich es conformista. No hay que olvidarlo: la juventud quiere algo nuevo, quiere avanzar", advierte Hirschbiegel. "Pero lo bonito es que los jóvenes que vieron la película establecieron el vínculo, les encantó Elser, les pareció cool".