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Elecciones en Grecia 2015

Bruselas ya no teme a Tsipras

  • Syriza encabeza los sondeos, seguido de cerca por Nueva Democracia
  • El partido de Tsipras ya no inquieta a los mercados ni a Bruselas

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El líder de Syriza, Alexis Tsipras, en un mítin en Atenas
El líder de Syriza, Alexis Tsipras, en un mítin en Atenas.

Nueve meses después, Grecia vuelve a celebrar elecciones parlamentarias. Los sondeos son similares a los de enero y la situación económica, igualmente calamitosa. Pero algo ha cambiado profundamente: Syriza, el partido de gobierno, ya no inquieta a los mercados ni a las autoridades comunitarias.

Hace menos de un año, la formación de Alexis Tsipras era un fenómeno político rutilante. Con su victoria, había demolido el bipartidismo -Pasok vs Nueva Democracia- que dominaba Grecia desde el final de la Dictadura de los Coroneles en 1974. Tsipras era aún más ambicioso. La misma noche electoral, proclamó un cambio de paradigma en la zona euro, el triunfo de "los pueblos de Europa que luchan contra la austeridad".

Han pasado sólo nueve meses. Pero aquel discurso en la escalinata de la Universidad de Atenas parece mucho más viejo. En 238 días, Tsipras ha protagonizado una negociación a cara de perro con sus acreedores europeos; promovido y dejado caer al estelar ministro Yanis Varufakis; celebrado y ganado un referéndum contra la austeridad. Pero acabado acatando un plan rescate muy similar al que heredó del anterior gobierno.

Grecia vuelve a las urnas tras un año intenso

Syriza encabeza los sondeos en las elecciones de este domingo, seguido de cerca por Nueva Democracia (centroderecha). Sin entusiasmo, los dos partidos asumen las condiciones del nuevo rescate. Al igual que su posibles socios de gobierno: Pasok (socialdemócrata), To Potami (liberal) y Unión de Centristas. En la Comisión Europea, ya nadie teme la revolución griega.

"Bruselas se está tomando las elecciones con calma. La gente aquí piensa: 'los dos grandes partidos apoyan el rescate, ¿por qué preocuparnos?'", explica a RNE el economista alemán Daniel Gros, director del Centro de Estudios Políticos Europeos (CEPS).

La revolución ha ocurrido, explica Gros, pero dentro de Syriza. "Prometieron que no harían ajustes y que aún así seguirían en el euro. Pensaban que el resto de europeos temían tanto la ruptura de la eurozona que aceptarían sus peticiones".

La conversión se produce tras referéndum del 5 de julio, después de que los griegos, animados por Tsipras, votaran mayoritariamente en contra de las exigencias de Bruselas. "En los días siguientes, (Tsipras) descubre que se había equivocado. Que son los otros gobiernos los que quieren que Grecia se vaya. Y asume que es mejor jugar el juego, que la vida fuera del euro es de color rosa".

"Nunca he pensado que Syriza fuera una amenaza", matiza la italiana Ilaria Maselli, analista política del mismo centro de estudios. "Pero tras el referéndum, hubo un problema de confianza. No por la consulta, sino por cuándo se celebra (antes de que la negociación del rescate hubiera terminado). Syriza se mostró ante Europa como un socio imprevisible".

"La percepción ha cambiado. Syriza no es el mismo partido. Está más cohesionado, ya no tiene dos almas", añade Maselli, en alusión a la escisión de los dirigentes más izquierdistas: Unidad Popular. Esta formación cuenta con el apoyo de última hora de Varufakis. Pero las encuestas apenas le dan un 3% de los votos.

Si se cumplen los sondeos, Tsipras volverá a ganar las elecciones este domingo. A nadie en Bruselas le parecerá preocupante.