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Bernard Plossu, fotografías del oeste americano y otros viajes por el mundo

  • La Fábrica, en Madrid, expone 40 obras del fotógrafo
  • La muestra incluye 25 fotos inéditas del oeste americano
  • La exposición podrá visitarse entre los días 9 de abril y 31 de mayo
  • El autor francés es considerado paradigma de la fotografía de viajes

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Bernard Plossu, "Los Ángeles", (1974)
Bernard Plossu, "Los Ángeles", (1974)

Hay fotógrafos que, además de respirar, necesitan hacer fotos. Es un apremio compulsivo, más allá de la necesidad de publicar. La conciencia de la imagen presente y el hambre instantánea por su captura, podría ser la fórmula de cualquier comportamiento insano, si sus ingredientes fueran otros objetivos y otros apetitos más ásperos que apretar el disparador de una cámara.

En el caso de Bernard Plossu (1945, Dá Lat, Vietnam), esta avidez incontrolable se volvió definitiva durante un viaje -su otra pasión- a México en 1965. Tenía 20 años y experiencia previa con la cámara. Pero fue entonces cuando supo que eso sería lo que haría en su vida desde ese momento. Ávido de impresiones en celuloide y ávido de kilómetros infinitos, Plossu convirtió la fidelidad a estas dos necesidades en la obra fotográfica de una vida. En el fotógrafo que ha sido y es desde ese viaje, hace ya medio siglo.

Desde el 9 de abril al 31 de mayo, 40 de sus fotografías podrán contemplarse en las instalaciones madrileñas de La Fábrica. La exposición incluye 25 imágenes inéditas tomadas en el oeste americano en la década de 1970. Entre ellas, cinco son positivados al carbón fresson que muestran una faceta singular de la obra de Plossu, su trabajo en color. Su importancia radica en que desde 1975, el autor no trabaja con el color, sino que utiliza el blanco y negro con una lente de 50 mm.

El tiempo calla, el silencio habla

Por ejemplo, el estadounidense Winogrand, un compulsivo por antonomasia, perseguía escenas y personas de su ciudad todas las horas del día. Pero Bernard Plossu hizo del mundo su ciudad y de los paisajes sus habitantes. La fotografía de viaje es la piedra angular de su carrera artística. El lienzo de Plossu es un espíritu nómada le ha llevado a recorrer todo el mundo. A través de fotografías de pequeño y mediano formato realiza un acercamiento al paisaje íntimo y poético. Un acercamiento a la realidad que articula en motivos cotidianos y sencillos, una vecindad de tiempo sin relojes y espacios en silencio.

De nacionalidad francesa, nacido en Vietnam, con seis años regresa junto a su familia a París. En 1958 realiza un viaje iniciático al Sahara con una cámara Brownie Flash que le regala su padre y durante su primera juventud asiste con asiduidad a la Filmoteca de París.

Lo que allí ve le influye intensamente y cnfiesa que su fotografía "es hija de ese cine de la Nouvelle Vague que se hacía durante los años 50 y 60 del siglo pasado. Un cine que era una manera de caminar con una cámara a la espalda y sin saber dónde estaba la magia. Porque una foto es una foto y no hay truco".

Blanco y negro para los matices del mundo

Desde su estancia en México, la cámara de Plossu ha cruzado fronteras y geografías, con especial dedicación al Norte de África, los desiertos africanos y americanos y la Europa mediterránea. A partir de 1975, fecha de su primer viaje a Níger, comienza a trabajar en blanco y negro, buscando permanentemente la escala tonal exacta.

En 1988 gana el Premio Nacional de la Fotografía de Francia. En ese mismo año el Museé National d’Art Moderne Centre George Pompidou le organiza una gran exposición retrospectiva de toda su obra. En 1993 fue la Fundación Gulbenkian quien presentó su fotografía en Lisboa.

En 1996 realizó la exposición Los años almerienses con cámaras juguete en la sala Canal de Isabel II de la Comunidad de Madrid, y en 1997 el IVAM organiza su gran exposición retrospectiva en España. En 2013 fue reconocido con el Premio PHotoEspaña.