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Crystal Fighters: "No permitimos que ningún poder se entrometa en nuestra creatividad"

  • La banda británica insufla su chute de adrenalina al público español
  • RTVE.es entrevista a los fundadores del ecléctico grupo

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Crystal Fighters en el concierto del Circo Price de Madrid.
Crystal Fighters en el concierto del Circo Price de Madrid.

Poco más de un mes después de tener que cancelar sus conciertos de fin de gira por la repentina muerte de su batería por un fallo cardiaco, Andrea Marongiu, los inclasificables Crystal Fighters han vuelto a poner patas arriba sus queridos escenarios españoles -este martes por la noche en el Circo Price de Madrid y el lunes en Granada-, un modo también de rendirle tributo y "recordar el tiempo que pasamos juntos tocando", pese a que al principio fue "muy extraño" volver sin él.

Así lo explican los tres fundadores de la banda británica, Sebastian Pringle, Gilbert Vierich y Graham Dickson, en una entrevista con RTVE.es entre bambalinas antes de hacer la prueba de sonido horas antes de poner a bailar a su entregado público español: "Es increíble tocar en España. Sentimos una conexión real con el público cuando tocamos aquí porque nuestra música está muy inspirada por la cultura española. Además, es uno de nuestros mejores públicos; así que siempre es un placer tocar aquí", confiesa Pringle, guitarra y vocalista principal.

Y es que la banda tiene importantes raíces en el País Vasco -el nombre de Crystal Fighters viene de una ópera inacabada escrita por el abuelo de una de las vocalistas, Laure Stockley, que encontró la partitura entre las pertenencias de su antepasado vasco en un viejo caserío perdido de Euskadi- y del flok tradicional vasco ha rescatado instrumentos como la txalaparta y el txistu que incorporan a su música electrónica.

Aunque su estilo es, simplemente, inclasificable: "Un calor salvaje y experimentalmente exótico", acierta a definir Vierich, sintetizadores, guitarras, percusión y encargado de tocar también la txalaparta, junto a Dickson (además guitarra).

El mensaje hippie de los tiempos modernos

Con solo dos discos en el mercado (Star of Love, 2010; y Cave Rave, 2013), Crystal Fighters se han convertido en imprescindibles en los carteles de los festivales de verano -estuvieron en todos los importantes de España-, pero, pese al éxito, mantienen su filosofía 'hippie' de vida, que trasladan a sus letras y adaptan a la música electrónica. Y así consiguen llegar a los jóvenes.

"No es solo el mensaje, sino también cómo lo presentamos. Queremos enviar un mensaje potente con un estilo musical potente, porque la gente joven solo va a escuchar cosas que suenen modernas, que sean relevantes para ellos. Así que tratamos de adaptar ese mensaje a un ambiente que la gente joven entienda", explica el vocalista.

Pringle rechaza de plano también cualquier tipo de presión de la industria musical: "La única presión que recibimos es de nosotros mismos.

A veces sientes la presión de hacer un formato más poppy, pero no permitimos a ningún poder que se entrometa en nuestra creatividad".

Surf y tequila

Mientras que en los ratos libres que les dejan las giras preparan su tercer disco, para el que Sebastian ha escrito alguna letra en español -"paso algunas temporadas en el País Vasco, así que mi español mejora lentamente", confiesa, pero sin decir una palabra en castellano-, los componentes del grupo combaten el estrés de esa frenética vida a través de la meditación y el yoga y la práctica de deportes como el skateboard y el surf. "Todo el estrés no importa si estás en movimiento", asegura Dickson.

Admiradores confesos de la música española de los 80 y de grupos como Aviador Dro y Golpes Bajos, de la música actual confiesan que les han sorprendido últimamente artistas como Arthur Beatrice, Is tropical, Psymon Spine, Drugs and dreams o Dave Ellis.

Precisamente Is Tropical les acompañó en su anterior gira por España de antes de verano -"son amigos", confiesan-. Con ellos debieron compartir el secreto de la increíble puesta en escena de los conciertos de la banda británica, que son pura diversión y espectáculo. ¿Que cuál es? "Tequila, lima, jalapeños frescos, cayena, pimienta roja y... . (los tres se cruzan una mirada e inmediatamente chocan sus puños)".

Un chute de adrenalina en directo con Andrea en el recuerdo

Con esa mezcla explosiva en las venas, Crystal Fighters reaparecieron anoche en Madrid. Y llegó la catarsis. Los británicos pusieron patas arriba el Teatro Circo Price con su chute de adrenalina que no dio ni un solo segundo de respiro al público madrileño durante su hora y media de actuación -la puntualidad británica se quedó en las islas y empezaron con media hora de retraso-, y en el que también hubo espacio para recordar a Andrea. "Su energía está aquí con nosotros", clamó Graham Dickson, que invitó al público a demostrar su afecto a sus amigos "porque la vida es corta". A la batería le sustituía Daniel Bingham.

Con un reparto equilibrado de temas de sus dos discos de estudio, Star of Love y Cave Rave, Crystal Fighters arrancaron fuerte con "Solar System", su invitación a viajar desde el País Vasco a San Francisco, que ponía sobreaviso de que el espectáculo no iba a defraudar, con Sebastian y Gilbert ataviados con sus habituales penachos de plumas, Graham a pecho descubierto, y Eleanor Fletcher y Clarissa Land en los coros, y una inmensa txalaparta en mitad del escenario. Siguieron temas como "Follow", "L.A. Calling", "Separator", "Love is all I got" -uno de sus singles no incluidos en su álbumes- y el aclamado "You & I", constantes llamamientos al amor acompañados por Sebastian formando con sus manos su símbolo universal. El último single de la banda lanzado este verano, "Love is alight", tampoco faltó antes de la obligatoria parada previa al bis, que se cerró con "At Home".

Tras poco más de cinco minutos, Crystal Fighters volvieron al escenario por todo lo alto con "I love London", que trasladó la 'fiesta del amigo' al Circo Price sin ya posibilidad de vuelta atrás y con el público madrileño sumido en la locura. "Wave" y "Xtatic Truth" pusieron el punto final y una sonrisa de felicidad en el rostro de una audiencia entregada a la catarsis colectiva.