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Alice Munro, el Nobel se rinde al relato corto

  • La escritora canadiense ha creado un universo a base de cuentos
  • Su obra está llena de personas normales con emociones ocultas
  • “Es muy celosa de su privacidad”, dice su última traductora española

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La Chéjov canadiense gana un Nobel "muy merecido" según Elvira Lindo

Como el final de un relato redondo: se retira de la literatura y le dan el Nobel.  Aunque los escritores suelen cultivar todo tipo de géneros, rara vez la Academia sueca galardona a un especialista del relato corto. En parte porque no abundan y en parte porque es un género de prestigio menor. Con Alice Munro (Ontario, 1931), se quiebra la tendencia. La escritora canadiense de 82 años es una auténtica cultivadora de los cuentos. Relatos en los que disecciona los sentimientos ocultos de personajes de la vida ordinaria, normalmente ambientados en lugares de su biografía: el Ontario rural y Vancouver.

Decimotercera mujer (y primer canadiense) con el Nobel de Literatura, todo el mundo se apresura a destacar lo celosa que ha sido de su vida privada.  Apellidada Laidlaw de soltera,  Munro es el apellido que conserva de su primer matrimonio del que se divorció en 1972. Su segundo marido, Gerald Fremlin, falleció en abril de este año.

“Tiene un vida bastante interesante, tuvo que compatibilizar el hecho de ser una mujer, madre y escritora”, ha destacado Elvira Lindo en una entrevista con el Canal 24h. “Una biografía escrita sobre ella se titula A double life (Una doble vida), es una mujer muy discreta con una vocación muy fuerte. Se hizo conocida por los relatos que se leían en la radio y al principio la desdeñaban porque hablaba de la gente pobre. Sufrió el desprecio y fíjate dónde está ahora".

Eugenia Vázquez Nacarino ha traducido su último libro publicado en España: Mi vida querida. Es decir, la colección de relatos con la que ha decido callar su voz literaria. “Aunque siempre te parece que hay mucha carga biográfica en sus relatos, porque siempre parecen verdad, este libro la peculiaridad es que es declaradamente autobiográfico y sabes que todo lo que cuenta son emociones que ella ha sentido”, explica la traductora RTVE.es. “Son relatos aún más depurados, sin ningún adorno y nada amables consigo mismo: habla de cuando de pequeña odiaba a su madre a quién le costó adaptarse a una vida que era menos de lo que ella esperaba, de las palizas que le daba su padre, y habla sin ningún tapujo, con mucha crudeza y a la vez con amor”.

Su primera colección de cuentos, Dance of the Happy Shades,  se publicó en 1968. A través de obras como Secreto a voces, Escapada o La visita desde Castle Rock,  ha conformado un fresco personal ambientado en esa vida ordinaria canadiense nominado ya como Munro Tract (o Condado Munro).  En su estilo hay ecos de escritoras como Carson McCullers o Eudora Welty.

“Es una persona muy celosa de su privacidad”, continúa su traductora. “Es una gran maestra, disecciona muy bien el corazón humano, las emociones que todos llevamos dentro.“us personajes son seres aparentemente normales, pero ella revela  siempre un mundo interior muy rico. Nada amable, no es cursi, ni endulza las cosas, pero siempre encuentran en ella una luminosidad que contrarresta esos aspectos más crudos de la naturaleza humana”.

El Nobel corona una larga lista de reconocimientos como el Governor General’s Literary Award, el Giller Prize, y el Man Booker International Prize en 2009. El Nobel, de alguna manera, recuerda a todos los grandes cuentistas de la literatura. Y para los amantes la obra de Munro se abre una pequeña esperanza a que la escritora, a sus 82 años, retome su universo.