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Golpe de Estado en Egipto

Morsi llama a resistir "pacíficamente" el golpe de Estado antes de ser retenido por los militares

  • Pide que no se responda con violencia para evitar un derramamiento de sangre
  • Dice que él sigue siendo al presidente pese al comunicado del Ejército
  • El presidente depuesto permanece retenido en el complejo presidencial
  • Sigue aquí el minuto a minuto de la crisis política en Egipto

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El depuesto presidente de Egipto, Mohamed Morsi, en una imagen de archivo.
El depuesto presidente de Egipto, Mohamed Morsi, en una imagen de archivo.

El presidente de Egipto, Mohamed Morsi, permanece retenido por los militares en el complejo presidencial, después de que el Ejército haya anunciado la suspensión de la Constitución y haya entregado el poder al presidente del Tribunal Constitucional, aunque antes ha enviado un mensaje a través de la red social Facebook en el que ha apelado a sus seguidores a resisitir "pacíficamente" lo que ha calificado de "golpe de Estado".

Aunque el paradero del presidente depuesto ha sido una incógnita durante las primeras horas tras la toma del poder por parte del Ejército, un responsable de los Hermanos Musulmanes ha confirmado a la agencia AFP que Morsi se encuentra retenido junto a su equipo en un edificio militar, dentro del complejo presidencial.

Morsi y todo el equipo presidencial están bajo vigilancia en el edificio de la Guardia Republicana de la presidencia

"Morsi y todo el equipo presidencial están bajo vigilancia en el edificio de la Guardia Republicana de la presidencia", ha explicado Gehad al Haddad, quien ha añadido que su padre, considerado el brazo derecho del presidente depuesto, se encuentra retenido junto a él.

Ya avanzada la madrugada, un alto responsable militar citado por la misma agencia ha confirmado que Morsi “está retenido de forma preventiva”, lo que sugiere que podría ser llevado a juicio.

Evitar un derramamiento de sangre

No obstante, antes de ser retenido, Morsi ha podido enviar ese mensaje a  través de Facebook en el que afirma que él sigue siendo el presidente y  pide a los altos mandos militares y a los soldados que cumplan con la  Constitución y la ley y no respondan al "golpe" para no implicarse en el  derramamiento de sangre.

Fuera del complejo presidencial, los testigos aseguran que alrededor del cuartel donde se encuentra Morsi el Ejército ha levantado vallas con púas y alambres y los blindados se han desplegado para impedir a sus seguidores marchar hacia el palacio presidencial.

Además,  la policía ha ordenado la detención de 300 miembros de los Hermanos Musulmanes. Por el momento, según fuentes de las fuerzas de seguridad citadas por las agencias AFP y Reuters, han sido detenidos líder del Partido de la Justicia y la Libertad -la plataforma política de los Hermanos Musulmanes-, Saad al Katatni, y otro importante dirigente islamista, Rached Bayoumi.

El presidente, rodeado por el Ejército

Las Fuerzas Armadas habían dado a Morsi un plazo de 48 horas para atender "las demandas populares" de los millones de manifestantes que han exigido su renuncia. Y cuando ha expirado el ultimátum los tanques han tomado la calles y han anunciado la puesta en marcha de una hoja de ruta en consenso con la oposición, líderes religiosos no islamistas, y los jóvenes de "Rebelión", el grupo que ha liderado las protestas.

Vehículos del Ejército tomaron posiciones esta mañana en el edificio de la televisión estatal y ahora han cerrado todos los accesos a la plaza Rabea al Adauiya, en el este de El Cairo, el lugar donde se congregan decenas de miles de islamistas seguidores del presidente, según ha informado una fuente militar a la agencia Efe. Una medida, dice, "para preservar la vida de las personas y evitar enfrentamientos" entre opositores y seguidores de Morsi.

Por su lado, la agencia oficial Mena, que cita a otra fuente militar, asegura que la jefatura de la Zona Militar Central de Egipto ha ordenado un fuerte despliegue en la plaza Tahrir y junto al Palacio Presidencial de Itihadiya, donde se congregan los opositores, y la plazas de Rabea al Adauiya y Al Nahda, junto a la Universidad de El Cairo, donde se hallan los islamistas. Según esa fuente, el objetivo de los militares es "cumplir con el máximo grado de protección a los manifestantes en esta etapa crítica de la historia de Egipto".

"Dispuestos a morir" por Egipto

Minutos antes de que venciera el ultimátum del Ejército, Morsi reiteró su única oferta para atajar la crisis política que amenaza con derribar su gobierno -la formación de un Ejecutivo de coalición nacional- pero, al mismo tiempo, siguió sin demostrar ningún compromiso para dialogar con la oposición. La legitimidad "es la única garantía para la estabilidad y contra la violencia",  afirmó el presidente en un comunicado difundido en Facebook.

El problema es que esa legitimidad se ha visto contestada tanto por los egipcios, que han salido en masa a pedir su dimisión, como por la cúpula militar que, al final, se ha aliado con la oposición y ha decidido pilotar una "segunda transición" democrática.

"Morsi no se entera de lo que está pasando en la calle. No le considero mi presidente nunca más. Perdió la legitimidad con  los asesinatos perpetrados por sus militantes", afirmaba el activista Mohamed Bekhit, desde su tienda  de campaña en el palacio presidencial de Itehadeya, en El Cairo.

Sherif Ibrahim, otro manifestante, afirma que Morsi quiere crear una fricción entre el pueblo de Egipto y que no se preocupa por el país. "Creo que es un presidente irresponsable y se merece cualquier castigo que la gente o el ejército decida", aseguraba esta mañana.

Lejos de los "santuarios" de la oposición, en otro barrio de la capital egipcia, un seguidor del presidente islamista contestaba: "Estamos contigo, hoy, mañana, y hasta el fin de nuestras vidas. Manténte fuerte y no te preocupes. Estaremos aquí hoy", afirmaba a la agencia Associated Press sin querer decir su nombre.

60 años de gobiernos militares

Las calles de Egipto vibran desde el jueves pasado como no lo hacían desde la revuelta contra Hosni Mubarak de febrero de 2011. Las masivas manifestaciones en la emblemátiva plaza Tahrir recuerdan a la revuelta que acabó con 30 años de dictadura militar. El mismo júbilo que estalló cuando Mubarak dimitió es el que se han sentido esta noche tras el anuncio del Ejército de que Morsi no sería más el presidente del país.

Los mismos que pidieron entonces durante 18 días el fin de la dictadura militar son los que ahora celebran que el Ejército vuelva a tomar de nuevo las riendas del país, como lo ha hecho en los últimos 60 años.

El comando general de las Fuerzas Armadas se dedicaron todo el día a diseñar con actores políticos, religiosos y sociales el nuevo capítulo de la joven democracia egipcia. La hoja de ruta se conocía desde este martes: suspender la Constitución, disolver el Parlamento de  mayoría islamista y  propiciar una reforma constitucional y nuevas  elecciones. Y, la primera parte, ya se ha cumplido.

Ahora falta saber cómo van a responder los Hermanos Musulmanes al golpe militar. Morsi ya advirtió anoche que estaba dispuesto a “dar la vida” para defender su “legitimidad” democrática.

El Ejército gobernó de facto el país árabe, de 80 millones de habitantes, y tampoco logró satisfacer las demandas de los revolucionarios que derrocaron a Mubarak, Ni pan, ni libertad, ni reformas políticas. Ahora, las Fuerzas Armadas dicen que será diferente. Desde el fin de semana una treintena de personas han perdido la vida en enfrentamientos callejeros.