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La Conferencia de Seguridad de Múnich acaba sin un acercamiento entre EE.UU. e Irán

  • Ambos están enfrentados por el programa nuclear iraní

   La única nota positiva, los primeros contactos entre Irán y Rusia

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Acaba la Conferencia de Seguridad de Múnich

La Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC) se ha clausurado sin lograr ningún acercamiento de posturas entre EE.UU. e Irán, enfrentados por el programa nuclear de Teherán y sus propuestas para atajar la guerra civil en Siria.

La única nota positiva de los tres días de debates y reuniones en este foro, conocido como "el Davos de la defensa", han sido los primeros contactos entre Irán y Rusia,  los dos valedores de Damasco, con la oposición siria.

EE.UU. e Irán han mostrado cierta disposición teórica a volver a la mesa de negociación -incluso de forma directa- para abordar el programa atómico de Teherán, pero de seguido ambas partes han recelado abiertamente de la voluntad del otro.

El ministro de Exteriores iraní, Ali Akbar Salehi, subrayó en su intervención ante la MSC que Irán no tiene "líneas rojas en las negociaciones" relativas a su programa nuclear, pero que solo aceptarán una reunión con EE.UU. si pueden "estar seguros" de las "auténticas intenciones del otro lado", esto es, si Washington tiene "intenciones reales de resolver la cuestión".

Margen para la negociación

Salehi valoró las declaraciones que realizó este sábado en este mismo foro el vicepresidente de EE.UU., Joe Biden, en las que afirmó que "hay margen para la negociación", aunque instó a Irán a formalizar la convocatoria.

El vicepresidente exigió asimismo a Teherán una disposición "real" al diálogo, una "agenda para hablar", y advirtió de que, si las autoridades iraníes no acceden, la respuesta internacional será "más presión" y "más aislamiento".

La política estadounidense a este respecto no es de "contención", sino de "prevención", argumentó Biden.

La MSC también fue escenario de las diferencias de ambos en cuanto a Siria, ya que para EE.UU. el fin de la guerra pasa por que el "tirano" Bashar al Asad abandone, mientras que Irán aboga por una "solución siria-siria".

"Si queremos parar el baño de sangre en Siria, lo que tenemos que hacer es llevar a la oposición y al gobierno a la mesa de negociación", explicó Salehi.

Esta misma postura fue reiterada en la MSC por Rusia, el otro gran aliado de Asad, que a través de su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, criticó la posición estadounidense y alertó sobre los riesgos de armas desde el exterior a la oposición.

Lavrov y Salehi han acusado a Occidente de un "doble rasero" al juzgar a distintos gobiernos, y el ruso fue más allá al abogar por "reglas comunes" para apoyar "las reformas democráticas", "con el mandato del Consejo de Seguridad", pero sin "imponer reglas y modelos externos".

El ministro de Defensa israelí en funciones, Ehud Barak, consideró por su parte que la caída de Asad es "inminente" y se mostró convencido de que Irán "pagará" por haber mantenido su apoyo a Asad, pese a las matanzas de civiles.

Solucionar la crisis siria

El único signo esperanzador para las relaciones entre EE.UU. e Irán, más allá de la convocatoria para el 25 de febrero de una reunión entre Teherán y el Grupo 5+1 sobre la cuestión nuclear iraní, fueron las entrevistas que mantuvieron Salehi y Lavrov por separado con el líder de la oposición siria, Ahmed Muaz al Jatib.

Nada ha trascendido oficialmente de estos contactos iniciales entre los principales valedores de Asad y la oposición, pero son un hecho positivo, a juicio de algunos observadores internacionales.

Salehi confió en que su reunión con Al Jatib pudiese contribuir a solucionar la crisis siria y Lavrov invitó al líder opositor a viajar a Moscú para una nueva reunión.

El ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, reconoció abiertamente durante la MSC que no ha habido avances significativos en los últimos doce meses para poner fin a la guerra civil siria, que en casi dos años ha dejado 60.000 muertos y más de 600.000 desplazados.

La 49 edición de este foro, que arrancó este viernes, ha reunido a 90 delegaciones nacionales, aproximadamente una docena de jefes de Estado y Gobierno, 70 ministros de Exteriores y Defensa, y 60 directores ejecutivos de grandes empresas.