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Miguel Courtois, director de 'Operación E': "Las víctimas son los verdaderos héroes"

  • Luis Tosar protagoniza una historia real sobre el conflicto colombiano
  • José Crisanto, el hombre al que Tosar interpreta, fue liberado hace seis meses
  • Operación E, participada por TVE, se estrena el 5 de diciembre
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Miguel Courtois en el rodaje de 'Operación E'
Miguel Courtois en el rodaje de 'Operación E'

La realidad a veces crea historias tan redondas que retratan toda una época. Y, a veces, alguien tiene el olfato suficiente para transformarlo en material narrativo. Así ha sido el parto de Operación E, un arriesgado proyecto sobre un campesino colombiano y su familia, víctimas por partida doble del conflicto colombiano. Una película, participada por TVE, que el actor Luis Tosar hizo suya, al implicarse como productor, y regalar una brillante (y temeraria) interpretación con acento colombiano.

Operación E parte de la historia particular de un pobre hombre, cultivador de hoja de coca, que sobrevive trapicheando con las FARC en la selva hasta que la guerrilla le obliga a hacerse cargo del hijo enfermo de la secuestrada Clara Rojas. Pero a Antonio Onetti, guionista de Operación E,  y Miguel Courtois, director, les seducía el trasfondo central: el drama  los refugiados.

Desde Francia, unos días antes de promocionar la película en España, Courtois desvela que las opiniones de los primeros colombianos que han visto la película no pueden ser más favorables. “Dicen que es auténtica y que ven el estado real de Colombia y, sobre todo, que les parece justa, que no va en un sentido ni en otra. En  Colombia no han visto la película todavía y hay una gran expectación”.

La intrahistoria colombiana

Courtois es un especialista. Su filmografía está ligada a los hechos noticiosos que más tinta han gastado. En El lobo, (2004) se atrevía con la historia de un infiltrado en ETA; en 11M, historia de un atentado (2005), con el atentado islamista de Madrid; en GAL (2006) , con el terrorismo de Estado; y en La piège afgani (2010), con la guerra en Afganistán.

“Yo siempre he pensado que no era una película etnológica sobre Colombia, lo que me interesaba es que el tema es universal, es decir, la historia de las víctimas inocentes que se convierten en héroes y que hacen la verdadera gran historia, con la H mayúscula, y que nunca se cuenta”, desgrana Courtois. “Antes había rodado en Afganistán y allí hay también mucho desplazado e historias semejantes. En todos las partes donde hay sufrimientos, desplazados e injusticia, hay héroes. Todo el mundo ha oído hablar de Clara Roja e Ingrid Betancourt, pero nadie conocía la verdadera historia. Hay pocas veces que el cine tiene ocasión de contar con tanta fuerza la historia de los inocentes, de las víctimas, que son los verdaderos héroes”.

Búsqueda del realismo

Tras una intensa labor de documentación y localización, Courtois apostó por una estética hiperrealista. “Teníamos que rodar en Colombia para que la película tuviera sinceridad. Elegimos rodar en Super 16 para dar una textura un poco sucia,  que además permite esconder más fácilmente las cámaras en los sitios públicas y robar material realista. Todo eso acumulado le da el toque que le quería: una película de cine pero que el realismo sea infalible”, explica.

Cuando preparaban, rodaban y postproducían la película, José Crisanto permanecía en prisión. Hasta que la justicia colombiana avaló la idea central de Operación E. “Cabía la duda que estar rodando la historia de un secuestrador, de un terrorista y de un traficante de droga. Pero resulta que, al final, la tesis que defiende la película es la justa y la buena.  Y la justicia, aunque haya tardado seis años, nos ha dado la razón”.

El reciente proceso de negociaciones abre un nueva esperanza para el futuro colombiano que convierte a Operación E en un estreno más que oportuno. “No soy nada especialista de geopolítica y en historia de Colombia. Soy director de cine,  pero he podido ver y comprobar dos cosas”, resume Courtois. “Una, que el pueblo colombiano está cansado de esta guerra. Hay 4 millones de desplazados y no conozco nadie que, de manera directa o indirecta, no haya sufrido el conflicto. El lado negativo es que va a ser muy difícil que, de un día para otro, gente que es multimillonaria con el tráfico de droga deje esta actividad para pagar impuestos. Y, desde el punto del ejército colombiano, o del Gobierno, hay muchos intereses de gente que se decida a la lucha contra las FARC. Y son gente que tiene muchos privilegios y que maneja mucho dinero. No va a ser tan sencillo que esto acabe”.