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Hollande prepara su gobierno socialista y su primer 'cara a cara' con Merkel

  • Hollande, ya presidente, se reúne esta tarde en Berlín con la canciller
  • Este fin de semana le esperan las reuniones del G8 y la OTAN

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El presidente electo francés, François Hollande, saluda a sus simpatizantes a la salida de la sede del Partido Socialista.
El presidente electo francés, François Hollande, saluda a sus simpatizantes a la salida de la sede del Partido Socialista.

François Hollande ha tomado ya posesión como jefe del Estado francés, una ceremonia inmediata a su gran bautizo en la política internacional: una reunión con Angela Merkel por la tarde en Berlín.

El líder socialista, vencedor de las elecciones del pasado 6 de mayo con el 51,6% de los votos, ha preparado su mudanza al Palacio del Elíseo con la misma discreción que la formación de su gobierno. No se ha filtrado ni un solo nombre del nuevo gabinete francés, aunque las especulaciones en los medios de comunicación franceses sobre el futuro primer ministro han sido inevitables y han apuntado al jefe de los diputados socialistas, Jean-Marc Ayrault, y a la primera secretaria del PS, Martine Aubry.

El trapaso de poder entre Hollande y Nicolas Sarkozy ha seguido una ceremonia inalterable desde el inicio de la Quinta República, con un encuentro en el Elíseo en el que el presidente saliente ha informado al nuevo jefe de los códigos de activación del arsenal nuclear francés.

Después de la investidura, François Hollande ha anunciado su primer discurso como séptimo presidente de la V República francesa que buscará "una nueva vía para Europa", antes de recorrer los Campos Elíseos en un Citröen descapotable.

Bautizo internacional con Angela Merkel

Como gesto simbólico de inicio de mandato, una tradición en Francia, Hollande ha rendido homenaje a Jules Ferry, figura de la izquierda y artífice en el país de la escuela pública gratuita y obligatoria, y a la científica Marie Curie, doble premio Nobel de Química y de Física a principios del siglo XX.

Hollande, que durante toda su campaña dijo que sería un "presidente normal", se esforzó en los últimos días por mostrarse cercano a los franceses, y siguió estrechando las manos de los transeúntes, pese a los guardaespaldas que impone la protección de un mandatario.

Tras la investidura, Hollande se dedicará a una clave de la nueva presidencia, el crecimiento de una Unión Europea en crisis, con una reunión por la tarde en Berlín con la canciller alemana, opuesta a la renegociación del tratado fiscal europeo que Hollande convirtió en uno de los caballos de batalla de su candidatura.

Pesa a oponerse a tal renegociación, Merkel se dijo optimista y confiada en una relación "estable" con Francia, en tanto su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, aseguró que el crecimiento y el saneamiento presupuestario no son contradictorios.

El domingo, el portavoz del PS francés, Benoît Hamon , exhortó a Merkel a comprender que ella "no puede decidir sola la suerte de Europa". Según el diputado socialista Henri Emmanuelli, François Hollande y Angela Merkel "buscarán un compromiso".

Las negociaciones sobre la reactivación económica, defendida por el francés, y el rigor presupuestario, sobre el que insiste la líder alemana, "no van a terminar en 24 horas", ha estimano Emmanuelli, recalcando que "esto va a llevar tiempo".

Después de Berlín, Hollande viajará a Estados Unidos, donde lo espera su primera reunión con el presidente Barack Obama, la cumbre del G8 en Camp David (los próximos viernes y sábado) y la de la OTAN en Chicago (domingo y lunes), en la que abordará su decisión de retirar las tropas francesas de Afganistán antes de fin de año.

Despedida del consejo nacional socialista

Para calentar motores, en la víspera de su investidura, Hollande reunió el lunes a la plana mayor de su partido y les alentó a conseguir una mayoría "amplia, sólida y leal" en las legislativas de junio, que le ayude a cumplir el proyecto con el que ganó los comicios del 6 de mayo.

En su discurso pronunciado ante la cúpula del Partido Socialista francés, Hollande pidió de cara a los comicios de junio "un voto de coherencia", no solo para apoyar al próximo gobierno, sino también para que le sea posible tomar iniciativas.

Hollande se reconoció "producto" del PS y agradeció a ese partido lo aprendido tanto en sus éxitos como en sus fracasos, y dejó constancia que se pronuncia por última vez ante su consejo nacional "durante al menos los próximos cinco años", en los que tendrá que cumplir su mandato como presidente de Francia.

 

Estar al servicio de Francia y abrir nuevos caminos que los ya tomados, un punto en el que hizo referencia especial a la "reorientación de Europa", completaron la hoja de ruta con la que animó a esos militantes a seguir luchando por la victoria que complete su proyecto.