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Tsipras, la última pesadilla griega de la eurozona

  • Este joven político es el principal triunfador de las elecciones griegas
  • Pese a que no pueda formar gobierno quiere agrupar un bloque de izquierdas
  • Se ha erigido en el portavoz del rechazo popular a la austeridad
  • Su programa es sencillo: el final de las condiciones del rescate

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El líder de Syriza, en la sede de su partido.
El líder de Syriza, en la sede de su partido.

Cuatro días después de la caída de la dictadura de los coroneles, en julio de 1974, nacía en Grecia Alexis Tsipras, que paradójicamente se ha convertido en el rostro del fin del sistema de partidos nacido con la vuelta de la democracia, encabezada por los socialdemócratas del Pasok y los conservadores de Nueva Democracia.

Ahora entre ellos dos se ha colocado una coalición de extrema izquierda llamada Syriza, una 'sopa de letras' agrupada en torno al liderazgo de este hombre de suaves y educadas maneras fuera del parlamento pero un fiero orador contra el "bárbaro memorándum", tal y como lo ha calificado de manera insistente en campaña electoral.

Su éxito electoral del pasado domingo, cuando recibió el 16,67% de los votos -un crecimiento espectacular respecto el 5,04% conseguido hace tres años- le ha dado alas y se ve a sí mismo como el encargado de llevar a cabo lo que considera que ha sido el mensaje claro de sus conciudadanos.

"El veredicto de las urnas convierte en nulo el memorándum", aseguraba en el parlamento poco antes de comenzar la ronda de contactos para formar gobierno.

"Los ciudadanos castigaron las bárbaras políticas del memorándum. No fue un voto de rabia, sino un voto profundamente político", añadía posteriormente en declaraciones al canal público NET.

Inicios comunistas

Licenciado en ingeniría civil por la Universidad Nacional Técnica de Atenas, Tsipras empezó desde muy joven en política dentro de movimientos estudiantiles vinculados a las juventudes comunistas.

Luego, cuando se produjo la escisión dentro de los comunistas entre la vieja guardia estalinista -agrupada ahora en torno al KKE- y el ala renovadora y verde encabeza por el partido Synaspismos, el joven dirigente optó por los segundos, donde se convirtió en el máximo dirigente de su rama juvenil entre 1999 y 2003.

Pero su debut en la política profesional se produjo en 2006, cuando se presentó como candidato a la Alcaldía de Atenas y logró un meritorio tercer lugar con más del 10% de los votos.  Cuando por razones personales el líder de su partido renunció en 2008, se convirtió en el dirigente más joven de una formación con representación parlamentaria en Grecia.

Synaspismos es la principal formación de la coalición Syriza, y con ella Tsipras se presentó por primera vez al parlamento en 2009, cuando consiguió 14 diputados y poco más del 5% de los votos.

Desde allí pudo convertirse en el azote del gobierno socialista del Pasok primero y del ejecutivo tecnócrata de Lukás Papadimos con la participación de los dos grandes partidos después.

Pero sobre todo encendió las protestas en la calle contra las medidas de austeridad, tanto que los socialistas le llegaron a acusar de animar a las protestas violentas.

Las acusaciones contra él llegaron incluso desde Alemania, donde el tabloide sensacionalista Bild al tildarle de "medio criminal" que "apoya abiertamente la violencia anarquista".

Icono de la protesta

Tsipras se querelló contra el tabloide, aunque el interés alrededor de su persona solo ha logrado reforzar su imagen de lider de la revuelta contra el rescate, reforzada por sus costumbres alejadas de la tradicional clase política griega, como no llevar corbata o desplazarse en motocicleta.

"Alexis Tsipras ha emergido como el líder incontestable de la revuelta contra la política de rigor impulsada por los partidos tradicionales. Ha expresado claramente el rechazo de los griegos a plegarse a las medidas de austeridad", ha estimado el periódico To Ethnos según Courrier International.

El resto es ya historia: Superando lo que indicaban los sondeos, Syriza daba la sorpresa y adelantaba al Pasok,  que perdió 30 puntos en intención de voto. Muchos de sus decepcionados votantes se refugiaron en la extrema izquierda de Tsipras el pasado domingo.

Y eso ha sido en parte porque Tsipras ha logrado trazar una línea clara entre los dos grandes partidos y el suyo, capitalizando la frustración de un pueblo sometido a años de ajuste sin precedentes y sin perspectiva de mejorar.

No es casual que tras recibir el encargo de formar gobierno se haya dirigido directamente al líder conservador griego Andonis Samarás y al socialdemócrata Evangelos Venizelos, a los que ha exigido que se retracten de sus sendas misivas a Bruselas comprometiéndose a respetar el memorándum.

De nuevo en campaña

Sin el apoyo de estos partidos, su tarea de formar gobierno es prácticamente imposible, más si se tiene en cuenta que sus antiguos socios comunistas se niegan a darle apoyo.

Sin embargo, Tsipras aprovechará los tres días que le concede el presidente para formar gobierno para transmitir a los griegos su programa de gobierno, que incluye, además de la cancelación de las medidas del memorándum firmado entre Grecia y la UE para la concesión del segundo préstamo de rescate, otras como

la creación de un comité internacional que audite la deuda griega para averiguar cuál puede ser considerada ilegítima -y por tanto puede no pagarse según las normativas internacionales- y la declaración de una moratoria de pagos hasta que la auditoría culmine.

En realidad, según el diario 'Kathimerini', su objetivo último será conseguir lo que no pudo lograr en campaña: formar un bloque de izquierdas en torno a su candidatura que le permita ser el más votado y contar con los 50 diputados extra necesarios para formar un gobierno que podría ser una bomba de relojería de cara a la permanencia de Grecia en el euro.

"Con su voto, el pueblo griego ha dado un mandato de un nuevo día para nuestro país, sin medidas crueles de rescate. Quieren solidaridad y justicia", proclamaba exultante el pasado domingo.

Luego, constataba un dato que fuera de Grecia causa sorpresa y pavor: "Los partidos que han firmado el rescate sin el consetimiento del pueblo girego son ahora una minoría".