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Un juez de Turín quita la custodia a los padres de una niña por considerarlos demasiado mayores

  • La niña nació por inseminación artificial
  • El juez dice que es fruto de una "aplicación distorsionada"

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Son demasiado ancianos y egoístas para ser buenos padres. Con esas dos premisas un juez de Turín quita la hija a unos padres tardíos. Ella 57 años y él 70. Se casaron en 1990. Durante más de una década trataron de adoptar un niño. Cuando perdieron toda esperanza, decidieron marchar al extranjero y someterse a una inseminación artificial.

Apenas nació la niña, el tribunal abrió un procedimiento. Apoyada en psicólogos y psiquiatras, la Justicia argumenta que la pequeña es fruto de una aplicación distorsionada de las inmensas posibilidades de la ciencia y que la voluntad de concebirla se fundamenta en el deseo de omnipotencia de los padres.

Además, continúan las justificaciones, los padres nunca se han cuestionado que la pequeña será huérfana desde joven, que deberá estar a cuidado de sus padres ancianos y que ella debiera asumir roles adultos desde la primera juventud.

El juez dice haber examinado a fondo el caso y tomado nota también, como cuando nació la madre tardó cinco días en tenerla consigo porque no se sentía capacitada.

La madre se pone en la situación de la pequeña y se hace estas preguntas. Ella se cuestionará, pero por qué no estoy con mi madre y por qué mi madre no ha luchado lo suficiente para tenerme.

La niña está dada en adopción y sobre los padres pesa también la acusación de abandono de menores porque dejaron al bebé unos minutos solo, dormido en el interior de su coche. La declaración de un vecino fue determinante para sostener esta acusación.