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'El árbol de la vida', la premiada poesía cinematográfica de Terrence Malick

  • El realizador consiguió la Palma de Oro en cannes por esta película
  • Un experimento visual protagonizado por Brad Pitt y Sean Penn

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Días de Cine: 'El árbol de la vida', de Terrence Malick

EL ÁRBOL DE LA VIDA

3 nominaciones a los Oscar

Mejor película

Mejor director: Terrence Malick

Mejor fotografía

Poesía visual pura y dura, así es la nueva película de Terrence Malick, El árbol de la vida, que se alzó con la Palma de Oro en el último Festival de Cine de Cannes. Y como la buena poesía no es apta para todos los públicos.

Porque esta última genialidad del director de Malas tierras o La delgada línea roja, es un experimento visual y emocional que busca respuestas a las grandes cuestiones de la vida, pasando de lo más íntimo (la vida de una familia en un pequeño pueblo de Texas) a lo cósmico, con una larga secuencia que nos lleva desde la vía láctea hasta el mundo microscópico. Y a la vez es un viaje en el tiempo, desde los inicios de la tierra hasta nuestros días.

Y todo centrado en un árbol que traza la evolución de una única vida, la de Jack O'Brien,quién se pregunta sobre el carácter violento de su padre (Brad Pitt), el amor incondicional de su madre (Jessica Chastain) y la muerte de su hermano en la guerra.

También es un viaje desde la pérdida de la inocencia de un niño hasta las reflexiones de un hombre maduro sobre su vida. Y todo para llegar a una simple conclusión: "Carpe Diem".

Y es que Malick lo tiene claro: comparada con el Universo, nuestra vida es un suspiro y la malgastamos preocupándonos por el trabajo y el éxito, cuando deberíamos centrarnos en lo más importante, la familia.

Íntima y épica a la vez

Malick encaja todos esos temas trascendentales en una película con un poderío visual asombroso, destacando las secuencias de la Vía Láctea que describen cómo la vida del protagonista forma parte del Cosmos, de la evolución del espacio y el tiempo, y cómo su lucha interna pasa a formar parte de los poderes de creación y destrucción del Universo.

Un Universo en el que, según Malick, la mayor fuerza es el amor, un amor del que emerge la vida y que trasciende la materia para convertirse en algo espiritual, mucho más poderoso que la materia. Si no disfrutamos de los seres queridos, si no amamos, nuestra vida pasará en un suspiro y será inútil. Pero si amamos seremos amados y ocuparemos el lugar que nos corresponde en el devenir del Universo.

Visto así parece algo cursi, pero con las impresionantes y poderosas imágenes de Malick no nos queda más remedio que rendirnos ante su poesía. Unas imágenes del Universo y de la vida para las que ha contado con la ayuda de varios científicos y de dos expertos en efectos visuales, Dan Glass (Matrix reloaded) y Douglas Trumbell (2001, una odisea del espacio) junto al que hace un homenaje a la película de Kubrick que reconoceréis enseguida.

El ritmo del Universo

La película late al ritmo del Universo y por eso casi dos terceras partes de su metraje son de imágenes con música, salvo la historia de la infancia de Jack y su relación con su madre (que simboliza el amor incondicional) y con su padre (símbolo de la lucha por el éxito a cualquier precio, incluso a costa de los que más quiere).

Un viaje emocional que afectará a cada persona de forma diferente y que pone de manifiesto el cada vez mayor desinterés de Malick por la narración convencional y su gusto por explotar otros registros más cercanos a lo pictórico, lo filosófico y lo metafísico.

Un viaje en busca de un Paraíso que, al final, tenemos a mano en la gente que nos rodea y que nos quiere.

Un viaje en el que Malick usa sus armas de siempre, como una fotografía espectacular o la voz en off para indicarnos el estado mental de los personajes.

Un reparto de lujo

Inicialmente la película duraba cuatro horas y ha sufrido varios montajes, a cargo del propio Malick, hasta las actuales dos horas y veinte minutos. Eso ha hecho que el personaje de Sean Penn se haya quedado prácticamente en la sala de montaje (apenas pronuncia unas frases) aunque aparezca en los momentos claves de la película.

Por su parte Brad Pitt borda su papel de padre intransigente, obsesionado por el éxito profesional, y que quiere que sus hijos no repitan sus mismos errores. Un personaje que parece sacado del Antiguo Testamento.

Jessica Chastain, proveniente del teatro, se consolida como una de las mejores actrices del panorama actual (Jolene, The debt) y eso que todavía no hemos visto en España Criadas y señoras, un drama de época que ha sido una de las sensaciones del verano en Estados Unidos.

Pero el auténtico protagonista es el joven Jack, interpretado por Hunter McCracken, que borda su papel de niño que pierde la inocencia y cuyo mundo se tambalea cuando comprende que sus padres no son sino seres humanos con sus miserias y sus defectos.

Sin duda la película más arriesgada, personal y original en mucho tiempo, que perdurará por la belleza de sus imágenes y lo arriesgado de su planteamiento pero que, como decíamos al principio del este artículo, no es apta para los que no crean en la poesía y, sobre todo en el buen cine.