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¿Cómo detectan la sangre los vampiros?

  • Un equipo descubre que una proteína permite a los vampiros detectar sangre
  • Es una molécula presente en todos los mamíferos, incluidos los humanos
  • Los vampiros sienten la sangre muy caliente

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Ciencia al cuboEl nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55

Los murciélagos vampiro vuelan por la noche, se posan sobre una víctima, un mamífero calentito y bien nutrido si puede ser. Entonces, enganchados con las garras de sus alas reptan por la piel y el pelo hasta que encuentran una vaso sanguíneo ancho, por el que circula una buena cantidad de sangre.

¿Cómo lo detectan? ¿Cómo saben que su rojo alimento está exactamente ahí?  Un equipo de científicos de la Universidad de California y del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas ha investigado sobre este asunto, sobre cómo los murciélagos vampiros encuentran las venas de sus víctimas.

Estos animales son de la especie Desmodus rotundus. Viven en centroamérica y Sudamérica. No son muy grandes, miden unos 10 centímetros de largo. Tienen dos colmillos apuntados tipo cuchillo e incisivos muy grandes. Con ellos dan un mordisco a su víctima para abrir superficialmente su piel.

El vampiro entonces lame la sangre que brota de la pequeña herida, que no deja de salir gracias al anticoagulante de su saliva. Así, pueden beber hasta la mitad de su peso en sangre.

La sangre quema

Los científicos han averiguado que para detectar los vasos sanguíneos, los murciélagos usan unos nervios especiales localizado en la cara, cerca de la nariz. Están cubiertos por una molécula muy sensible al calor. Es una versión especial de una proteína llamada TRPV1, que tenemos todos los mamíferos.

En general sirve para detectar calor nocivo, calor que puede hacer daño, por encima de los 43 centígrados. Pero la variante que tiene el murciélago lanza la señal de alerta a temperaturas más bajas, cerca de los 30 ºC.

Así que el pequeño mamífero volador sabe donde están los vasos sanguíneos cargados de sangre calentita porque cuando están cerca prácticamente se queman.  Los humanos tenemos la versión normal de la proteína TRPV1 en los nervios relacionados con el dolor de la lengua, la piel y los ojos.

Nos permiten sentir el picor de las guindillas y de los pimientos del padrón por ejemplo. Y también está relacionada con la sensación que tenemos de quemazón después de estar demasiado tiempo expuestos a la radiación del sol o la sensación de alerta cuando tocamos una taza de café muy caliente.

Así que ya hay algunas empresas farmacéuticas y de biotecnología trabajando en la creación de nuevos fármacos contra el dolor que afecten precisamente a esta molécula.

CIENCIA AL CUBO

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