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La izquierda se renueva para destronar a Gallardón

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Alberto Ruiz Gallardón es un político acostumbrado a ganar con mayoría absoluta. Lo hizo en las dos últimas citas municipales y en las autonómicas de 1999. Ahora se presenta a las elecciones del 22-M con el objetivo de revalidar el cargo que ostenta desde 2003, algo que, según las encuestas, volverá a ocurrir.

El PSM-PSOE, principal partido rival, tratará de impedirlo presentándose, como en los comicios anteriores, con un nuevo candidato. El elegido esta vez es el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, que espera no repetir las derrotas de sus compañeros: Trinidad Jiménez en 2003 y Miguel Sebastián en 2007.

Pero la última encuesta del CIS vaticina una holgada victoria para el actual alcalde, que lograría entre 32 y 34 concejales de los 57 de la Corporación al ganar con mayoría absoluta.

El grupo socialista mantendría sus 17 o 18 concejales, del mismo modo que IU, que repetiría con cinco, un estancamiento que impediría una posible coalición.

Como novedad, este año UPyD entraría en el Ayuntamiento de Madrid al conseguir hasta tres ediles, según el mismo sondeo.

La deuda municipal, un arma contra Gallardón

Lissavetzky sabe que el reto es difícil, pero piensa “dejarse la piel”. El candidato socialista ha anunciado que si llega a la alcaldía retirará la tasa de basuras, el impuesto que el consistorio aplica desde otoño de 2009 para cobrar el servicio de recogida de residuos a domicilio, una medida polémica que ha generado gran rechazo entre la población.

Promete también congelar los impuestos e incluso rebajar el IBI para las familias con menos recursos, un proyecto que también contempla Gallardón, que quiere introducir bonificaciones sociales para reducir hasta la mitad la carga fiscal para las rentas más bajas.

El tema más candente es la deuda municipal, que ronda los 6.500 millones de euros (unos 1.500 millones los heredó el actual alcalde de su antecesor en el poder, Álvarez del Manzano), y otorgan al Ayuntamiento de Madrid la etiqueta del más endeudado de España.

El rotundo ‘No’ de la Moncloa a Gallardón de refinanciar la deuda agravó la situación, pues obligó al primer edil a cancelar a finales de 2010 el contrato con varios servicios municipales al no disponer de liquidez.

Como consecuencia, el alcalde ha tenido que presentar para este año unos Presupuestos con una reducción del 39% en inversiones, lo que ha descartado poder iniciar en 2011 obras nuevas en la capital. El dinero que Gallardón ha destinado a algunas de ellas, como las del soterramiento de la M-30 (3.000 millones de euros) o la reforma del Palacio de Cibeles, nueva sede del ayuntamiento, (500 millones) ha generado polémica.

IU, una opción estancada

Precisamente, Ángel Pérez (IU), que repite como candidato por segundo año consecutivo, centra sus críticas al alcalde en la poca atención a los barrios y asegura que su mayor error es su gusto por las grandes obras.

Considera a Lissavetzky un digno adversario y no descarta aliarse con él: “Si la suma de votos de la izquierda es mayor que los votos de la derecha, la derecha no gobernará”, ha afirmado.

Pero para que eso ocurra tendrá que trabajar duro durante la campaña para convencer de que sus políticas sociales y de medio ambiente son el camino, algo que en las tres últimas citas electorales no ha conseguido, pues en ninguna de ellas ha alcanzado el 9% de los votos.

Lissavetzky tampoco descarta un pacto con IU o con UPyD. El problema es que salgan las cuentas al sumar los votos, algo difícil para los socialistas según las encuestas preelectorales publicadas por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que perdería las autonomías incluso en sus feudos tradicionales, como Extremadura y Castilla y León.