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'Muertos de sueño', de Davide Reviati. Una infancia marcada por el miedo

  • Premio al Mejor Cómic en la Comicon de Nápoles 2010
  • Un homenaje a la vida en una colonia industrial

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Viñeta de 'Muertos de sueño', de Davide Reviati
Viñeta de 'Muertos de sueño', de Davide Reviati

Ahora que está de actualidad el tema de las centrales nucleares de Japón, hablamos de un excelente cómic, Muertos de sueño (Norma), que narra la vida junto a otro tipo de central, la ANIC, una empresa italiana de petroquímica construida en Rávena, en 1958, y de las familias que vivían en la colonia industrial levantada alrededor de dicha central.

"Se puede decir que hemos nacido en el vientre de la ANIC. Ella estaba allí esperando escuchar nuestro primer llanto. Ansiosa por abrazarnos. Pero nuestro paraíso tenia un precio. El miedo".

Y es que el cómic narra los veranos de un grupo de niños, tan felices como los de cualquier chaval, pero marcados por el miedo... el miedo a los escapes de productos químicos, que podían producirse en cualquier momento. Y el miedo a que sus padres, todos trabajadores de dicha central, no volviesen un día del trabajo.

Un trabajo ingrato, mal pagado y en ocasiones mortal.

Esos interminables partidos de fútbol

El libro también es un recuerdo emocionante de la infancia, de esas tardes en que se nos hacía de noche jugando al fútbol, en que nos criábamos en la calle, algo que ya no conocerán las nuevas generaciones, más partidarias de las consolas y la televisión.

Y, sobre todo, de esas amistades que se forjan de niño y que parece que van a ser eternas, que mitificamos y a las que nos aferramos durante mucho tiempo... pero que, finalmente, quedan olvidadas, aplastadas por la realidad.

El primer cigarrillo, la primera borrachera, el primer amor, todo está reflejado en este apasionante cómic en el que nos dejámos atrapar por los recuerdos que nos muestra. Muchas veces inconexos, a veces divertidos, a veces tristes, pero que podrían ser los recuerdos de cualquiera de nosotoros.

Unos niños estupendamente reflejados, con sus miedos, sus pasiones... pero también con toda su crueldad y la consiguiente pérdida de la inocencia cuando la muerte les golpea.

Aquel maravilloso blanco y negro

Una historia de este tipo sólo puede contarse en blanco y negro, con unos preciosos dibujos que parecen apuntes del natural, por su energía, su vivacidad, su dinamismo. Los espectaculares partidos de fútbol de los chavales son realmente increíbles. Parece que estemos presenciándolos en directo.

Y, sobre todo, que transmiten emociones. Cada pose, cada gesto, cada movimiento... nos cuenta algo. Y hacen que la narración discurra a toda velocidad, de forma que nos introducimos en la historia y, cuando queremos darnos cuenta nos hemos leído 350 páginas en un momento.

Un libro que destila el calor de los veranos de nuestra infancia y que también refleja el miedo hacia esa central Petroquímica que les daba la vida, pero que también podía quitarsela en cualquier momento.