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'Tragados por el abismo' recupera los grandes clásicos de la historieta de aventuras

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Los cómics de aventuras de la posguerra marcaron a varias generaciones
Los cómics de aventuras de la posguerra marcaron a varias generaciones

Pedro Porcel (Valencia 1959)

Impenitente acumulador de saberes inútiles, enamorado del folletín y la narrativa clásica, Pedro Porcel lleva más de treinta años atrapado en los océanos de la cultura popular, en especial entre las aguas de la historieta. Ha dirigido editoriales desaparecidas (Arrebato, 1983-1986); comisariado exposiciones e impartido cursos universitarios sobre la historieta y en su tiempo libre ha colaborado en diferentes publicaciones, muchas de ellas ya extinguidas (El Maquinista, Acción, Noticias al día, Cartelera Turia, Levante,etc) Consiguió el Premio Romano Calissi 2002 al mejor trabajo teórico en torno a la historieta, por el libro 'Clásicos en jauja, La historia del tebeo Valenciano'.

Hoy la mayoría han caído en el olvido, pero fueron los héroes de varias generaciones que gracias a ellos descubrieron mundos fantásticos, vivieron aventuras increíbles y se evadieron de la cruda realidad de la España de esos años. Nos referimos a los protagonistas de los tebeos de aventuras que proliferaron en desde finales de la guerra Civil hasta finales de los años 60.

Unos héroes que redescubrimos gracias al libro Tragados por el abismo, La historieta de aventuras en España (Edicions de Ponent) del historiador Pedro Porcel. Un libro de 500 páginas con casi un millar de ilustraciones, editado en formato apaisado, como los cuadernillos a los que homenajea.

"Hubo un tiempo en que las únicas fuente de diversión para los niños, e incluso los adultos, eran la radio y los tebeos, ya que en muchos pueblos españoles no había cines" , asegura Porcel, que atesora una de las colecciones más importantes de España de tebeos de la época.

"La idea de escribir el libro viene de mi pasión por los tebeos y el género de aventuras. Hace años escribí un libro sobre la historia del tebeo valenciano (Clásicos en Jauja, la historia del tebeo valenciano (Edicions de Ponent) y descubrí que el tebeo de aventuras era una parcela de la historia del cómic español que no se había estudiado, a pesar de su importancia (Casi 800 títulos y 200 mil páginas publicadas).

"El gran error es que mucha gente los sigue asociando a la dictadura"

"Estos tebeos, salvo excepciones como El Capitán trueno, no se han reeditado porque están muy ligados a su época y la mayoría son demasiado inocentes para la actualidad. Sin embargo mucha gente los desprecia porque los sigue asociando a la dictadura, pero no son franquistas (salvo excepciones como Hazañas bélicas o Flechas y Pelayos) Otra cosa es que reflejen valores de la época como el papel del hombre como paladín y de de la mujer  como doncella en apuros".

"Uno de los casos más denostados, asegura Porcel, es Roberto Alcázar y Pedrín, a los que siempre se ha identificado con el régimen, pero yo siempre reto a la gente a que encuentre la mínima muestra de fascismo, en cuanto a exaltación del régimen, en los 1210 tebeos de la serie. Es un tebeo puro y duro de evasión".

"Son tebeos a caballo entre industrial y lo artístico y lo que se pretendía era vender muchos ejemplares, pero como el público no era tonto la calidad acompañaba al éxito.

"Reivindicar a los grandes autores"

"El libro también es un homenaje a todos aquellos autores, artistas y artesano que se dejaron la piel en una profesión que no estaba demasiado bien pagada, salvo excepciones, aunque se cobraba más que trabajando en una fábrica. Había estrellas como Manuel Gago y Boixcar que ganaban bastante dinero, pero también trabajaban muchísimo", asegura Porcel.

"Para mí, los cuatro dibujantes fundamentales de esa época serían Gago (El guerrero del antifaz), Boixcar(Hazañas bélicas, El mundo futuro), Ambrós (El Capitán Trueno) y Juan garcía Iranzo (El Cachorro). Y en cuanto a las colecciones, las escritas por Víctor Mora (El Jabato, El cosaco Verde, El Capitán Trueno); Bengala (P. Quesada-L. Ortíz); Flecha Negra (BoixcarKosman (Juan G. iranzo) o Pequeño Pantera Negra (Miguel y Pedro Quesada)...son demasiados".

"Las grandes influencias del tebeo español de aventuras, asegura Porcel, son los tebeos americanos de los años 30, como Flash Gordon, El Príncipe Valiente Tarzán, después nos diferenciamos introduciendo el melodrama en títulos clave como El guerrero del Antifaz, una característica exclusiva nuestra que marcaría una época. Y que cambiaría con El capitán Trueno, más desenfadado y que introduce el humor y lo fantástico con una narrativa ágil inspirada en el cine".

Como gran aficionado al Capitán, Pedro tiene su opinión sobre la película que se está rodando: "Supongo que, para que la película triunfe debe distanciarse del ingenuo Capitán de los años 50 y de la versión de la que muchos seguimos enamorados".

La decadencia y el olvido

"Los tebeos de aventuras desaparecen a mediados de los años 60 como consecuencia del cambio  cultural y una mayor atención a la actualidad por parte del cine con títulos clave como James Bond  con los que se pierde la ingenuidad. Además, en los siguientes años hay una tendencia se identifica estos tebeos como franquistas, como comentaba, y desde entonces tiene ese estigma".

"La censura, continúa Pedro, es otro de los factores que contribuye a su desaparición. No existe en la posguerra porque no hace falta,  todo el mundo tiene miedo y los tebeos se evaden de la realidad (es la época en que se venden un millón de ejemplares de Trueno al mes). Pero luego, en los 50 se crearon unas leyes de censura específicas para los tebeos que se aplicaron a mediados de los 60. Además surgen nuevas formas de ocio y los niños se amamantan en la cultura de  la imagen en movimiento".

Pedro ha dedicado cinco años a la escritura de este libro. "Lo más difícil es encontrar los tebeos, ahora es más fácil gracias a internet, pero cuando empecé el libro me basé en mi propia colección, la de mi hermano y las de otros coleccionistas que me han ayudado".

Y durante su investigación ha descubierto tebeos realmente asombrosos: "En esa época hubo algunos superhéroes españoles bastante estrambóticos, como El hombre araña (Nada que ver con Spiderman) El Capitán Sol, pero el caso más curioso es el de Batman. El personaje no se pudo publicar durante la posguerra y un señor judío exiliado de Francia, cuando entraron los nazis, se trae las primeras planchas a España.  Dos dibujantes de Barcelona las copian y Crean Robin y el murciélago, un curioso tebeo en que Batman y Robin usan pistolas, ametrallan chinos y se parecen a Roberto Alcazar y Pedrín.

Un libro imprescindible gracias al que vuelven a cabalgar los héroes de la infancia de varias generaciones.