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En 'tierra de nadie', un lugar sin dueño testigo de los conflictos del mundo

  • Entre Melilla y Marruecos hay más de 200 metros de tierra apátrida
  • Hay países en conflicto que optan por las fronteras físicas como solución
  • Los kilómetros de muro en el mundo rodearían cuatro veces la Península

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Los activistas marroquíes están llevando a cabo sus protestas en la denominada 'tierra de nadie'. Este territorio neutral y sin dueño tiene unos 40 metros de ancho y 280 de longitud, y no pertenece a ninguno de los dos países.

Actualmente, la zona que separa las dos fronteras en el puesto de Beni-Enzar se ha reducido a la mitad, algo que ha denunciado el presidente de Melilla, Juan José Imbroda, que afirma que Marruecos "ha ido cogiendo poco a poco esos 500 metros" que debería medir.

Imbroda les acusa de "usurpar" una zona apátrida cuya misión es delimitar la soberanía de los países.

Un paraíso en medio del conflicto

La 'tierra de nadie' existe en aquellas fronteras del mundo cuyos países tiene algún tipo de conflicto y que optan por la división física del territorio para zanjar sus problemas.

Un ejemplo es el de Corea del Norte y su vecina del Sur, separadas por una de las vallas más protegidas e impenetrables del mundo, vestigio de la Guerra Fría.

Son cuatro kilómetros de 'tierra de nadie' denominada Zona Desmilitarizada (DMZ, en sus siglas en inglés). Va desde el Mar Amarillo hasta el Mar del Este, a lo largo de un corredor de 238 kilómetros.

Hace 60 años, este terreno fue un terrible campo de batalla, pero la tregua firmada en 1953 la ha convertido, por su aislamiento y ausencia humana, en un paraíso de biodiversidad. No obstante, es testigo de miradas de recelo y desconfianza desde ambos lado.

18.500 kilómetros de muralla

El significado de 'tierra de nadie' tiene su origen en el periodo de colonización, en el que se consideraba la tierra en la que vivían los aborígenes como no ocupada, algo que permitía a los propios colonos repartírsela después.

También se puede calificar 'tierra de nadie' a un pequeño triángulo de desierto entre Sudán y Egipto que ninguno de los dos reclama. De hecho, ambos países lo reconocen oficialmente como territorio del país vecino.

Son muchos los países que construyen murallas para zanjar problemas sociales y políticos. En todo el mundo, los muros y barreras construidos superan los 18.500 kilómetros, una longitud que podría dar más de cuatro veces la vuelta a la Península Ibérica.

Y sigue creciendo. Una de las más recientes es la que empezó a levantar el presidente George W. Bush entre EE.UU. y México para controlar la inmigración ilegal. Son 1.123 kilómetros de frontera que cruzan California, Nuevo México, Arizona y Texas.

La primera barrera que se recuerda, construida para evitar la inmigración, es la Gran Muralla china, levantada en el siglo III a.C. para cerrar su territorio a las hordas asiáticas.