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Victoria de Suecia y Daniel Westling se dan el 'sí quiero' en una ceremonia muy emotiva

  • La novia ha realizado la mitad del recorrido hacia el altar junto a su padre
  • La ceremonia ha estado marcada por la emoción de los novios
  • Los tonos pastel y los vestidos largos, las notas dominantes

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Enlace de Victoria de Suecia

La boda real sueca ha roto el tópico de que los nórdicos son fríos. El enlace entre la heredera al trono, la Princesa Victoria,  y Daniel Westling ha estado marcado por la emoción y las lágrimas contenidas y, en varias ocasiones, no tan contenidas de los novios e invitados.

La futura reina de Suecia llegó a la Catedral de San Nicolás en Estocolmo cuando el reloj ya había marcado las 15:30 luciendo un vestido blanco de raso,  sencillo, con cuello de barco y manga corta y una larguísima cola. Una diadema con siete camafeos, que ya lució su madre en su boda hace 34 años, sujetaba un velo de raso.

Victoria cumplió con su deseo de romper la tradición sueca y realizó la mitad del recorrido hacia el altar del brazo de su padre, el Rey Carlos Gustavo, y la otra mitad junto a su impaciente prometido.

Nerviosos y muy emocionados, los novios han estado casi toda la ceremonia cogidos de la mano y no han parado de lanzarse tiernas miradas ante la respiración contenida de los asistentes a la boda. En el gesto tembloroso de Victoria se adivinaba que recorrer esas decenas de metros hasta el altar le habían costado una lucha de 7 años para convencer a su padre de que Daniel, su profesor de gimnasia, era el amor de su vida.

Tras una breve prédica, apenas media hora después del inicio de la  ceremonia, el arzobispo Anders Wejryd, cabeza de la Iglesia luterana  sueca, los ha declarado marido y mujer.

Al intercambiarse los anillos de boda, Victoria y Daniel, muy  sonrientes toda la boda, no han podido evitar las lágrimas de emoción.

Música de Abba

Wejryd, que ha oficiado la ceremonia acompañado por otros tres pastores, ha recordado al ya matrimonio en un nuevo sermón más largo que aunque su  unión es "única", no deben olvidarse de pensar en la familia y en el  resto de la sociedad.

El arzobispo ha provocado las risas de Daniel al llamarle por primera vez  príncipe,  título que ha adquirido automáticamente al casarse con la  heredera de la Corona sueca, de 32 años y 4 menor que él.

Durante la ceremonia, la Real Filarmónica mezcló música tradicional y  moderna, incluido un tema expresamente compuesto por el ex miembro del  cuarteto sueco Abba, Benny Andersson.

A la salida de la boda no se lanzaron ni confeti ni globos, ni habrá  luego fuegos artificiales, atendiendo al deseo de los novios y por  motivos medioambientales, lo que ha llevado a apodar este enlace como la "boda verde".

"Gracias Suecia, por haberme dado a mi príncipe"

Tras el beso de rigor a la salida del templo a petición del público,  Victoria y Daniel se han dado un baño de multitudes subidos en su carroza de 1900, y acompañados por  un cortejo de ochenta caballos. Durante los casi 7  kilómetros de recorrido por el centro de Estocolmo, recibieron el calor de miles de suecos que, desde primeras horas de la mañana, habían luchado por hacerse con el mejor sitio.

A ambos lados de la calzada, más de 6.000 soldados desfilaron en  honor de los novios, mientras unos 2.500 policías velaban por la  seguridad, aunque no se registraron incidentes.

Los príncipes, que no han escatimado en besos y abrazos,  se embarcaron luego en la barcaza Vasaorden, de reminiscencias vikingas, para hacer  la última parte del trayecto hasta el Palacio Real. En las escaleras del palacio los esperaban los 600 invitados al  banquete nupcial, y detrás de las vallas, miles de suecos y turistas que  estallaron en júbilo coincidiendo con la llegada de la pareja,  homenajeada luego por un coro formado por 300 voces de 9 agrupaciones.

"Gracias Suecia, por haberme dado a mi príncipe", ha afirmado Victoria, en una señal de agradecimiento por los cientos de miles de suecos que le han mostrado su apoyo en un día tan importante.

Tras la actuación, los invitados se dirigieron al interior del  palacio, en cuya renovada Sala de Estado se celebró el  banquete nupcial y el baile, que se prolongaron hasta la madrugada y cerraron tres  días de festejos.

El discurso del novio tras el banquete, en el que declaró varias veces su amor a Victoria, arrancó las lágrimas de la princesa.

La realeza europea se viste de "pastel"

Los asistentes al enlace, entre decenas de miembros de casas reales de  todo el mundo, además de representantes de distintas instituciones de  Suecia, jefes de Estado y de gobierno, así como los familares y amigos  de los novios, comenzaron a hacer su aparición con una hora de   antelación.

Los tonos pastel, morados, rosas y azules han sido la nota dominante entre unas invitadas, que han lucido vestidos largos y pocas joyas. Las tiaras han sido el complemento más utilizado por muchas de las asistentes.

Las infantas Elena y Cristina de Borbón, que acudieron acompañadas por el Duque de Palma, Iñaki Urdangarín fueron de los primeros invitados en llegar. La Duquesa de Lugo se atrevió con un un vestido rosa fucsia que acompañó de una torera con borlas en las hombreras, un estilo goyesco del que ya ha hecho gala en otras ocasiones. Su hermana, acostumbrada a usar tonos más discretos, eligió un vestido vaposoro en color verde aguamarina. Ambas lucieron tiaras para adornar su cabello.

Poco después de la entrada de las Infantas, llegó Doña Letizia Ortiz del brazo del Príncipe Felipe. La Princesa de  Asturias ha lucido un vestido de su diseñador de cabecera, Felipe Varela, en tonos "maquillaje" con manga  corta y encajes, y un original moño adornado con una trenza.

La Reina Doña Sofía, muy elegante, también se ha apuntado a la moda de los tonos pastel y ha lucido un vestido de color rosa palo y una espectacular tiara. Doña Sofía ha entrado en la catedral acompañada de la Reina Beatriz de Holanda, ya que el Rey Don Juan Carlos no ha podido viajar con ella porque aún se encuentra convaleciente de su operación.