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¿Demasiados terremotos? No, pura estadística

  • No hay más terremotos ahora sino una mayor atención a ellos
  • Los seísmos tienen una distribución aleatoria y se pueden suceder sin causa
  • Hay alrededor de un seísmo de magnitud 7 cada 20 días y uno de 8 al año

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En apenas tres meses el planeta sufre varios terremotos de gran magnitud

El planeta Tierra es como una campana, que vibra cada vez que un terremoto sacude su estructura. El choque sísmico produce ondas que se desplazan por el interior del planeta y recorren grandes distancias: estas ondas son las que permiten detectar terremotos lejanos, y su estudio hizo posible que los geólogos determinaran las distintas regiones en las que está dividido el interior de la Tierra.

Así sabemos que hay una fina corteza sólida; que por debajo hay un manto de roca semifluida, y que en el centro hay un núcleo compuesto de metales a temperaturas y presiones inimaginables pero estas vibraciones que recorren las distintas capas del planeta cada vez que hay un terremoto no son capaces de provocar nuevos movimientos sísmicos en regiones lejanas.

'Tormentas de terremotos'

Algunas veces de producen terremotos que están vinculados, ya porque unos sean réplicas de otro, ya porque obedezcan a una causa común, como ocurre con los llamados 'enjambres' de seísmos que acompañan a la subida del magma en un volcán que se acerca a la erupción.

Una reciente teoría postula la existencia en determinadas condiciones de 'tormentas' de terremotos en las que una serie de movimientos se producen alrededor del mismo sistema de fallas con intervalos de meses o años, según las tensiones creadas por los más antiguos se redistribuyen y asientan.

Pero al igual que las llamadas réplicas que siguen a un gran seísmo se trata de fenómenos locales, los terremotos lejanos no crean nuevos terremotos. Lo que ocurre es que los movimientos sísmicos son mucho más comunes de lo que a veces creemos, y tienen una distribución aleatoria.

Por eso a veces se producen concentraciones de terremotos en unas pocas fechas, dando la falsa impresión de que de alguna manera un terremoto puede disparar otros.

Radiografía de un seísmo

Un terremoto se produce cuando se acumula tensión a lo largo de una falla, una gigantesca fractura de la corteza terrestre. A ambos lados puede haber presión que tiende a mover las rocas en diferentes direcciones, pero los inmensos pesos y la resistencia provocada por el rozamiento entre los materiales impiden el movimiento.

Cuando la tensión acumulada supera a este rozamiento se produce un súbito salto, un choque titánico: esta fractura es un terremoto, y libera una energía gigantesca.

Esa energía se disipa en forma de diferentes vibraciones que se mueven en distintas direcciones. Cerca del epicentro, el lugar del choque (que con frecuencia está a kilómetros de profundidad), esas ondas tienen suficiente energía como para causar grandes destrozos. Pero estas vibraciones intensas se disipan rápidamente con la distancia. Y a miles de kilómetros sólo llegan las ondas sísmicas más tenues, que apenas transportan energía.

Distribución aleatoria

La distribución de los terremotos es aleatoria, y sigue lo que se denomina una ley inversa de potencia: hay muchos terremotos pequeños y pocos grandes.

La relación es logarítmica: hay 10 veces más terremotos de magnitud 4 que de magnitud 5. Como media se producen unos 18 terremotos anuales de magnitud entre 7 y 7,9 en la Escala Ritcher, mientras que de magnitud superior a 8 suele haber tan sólo uno.

Por lo tanto de media hay aproximadamente un seísmo de magnitud 7 cada 20 días, pero su distribución es aleatoria, lo que supone que a veces haya varios temblores de esta magnitud en pocos días. La concentración es una simple cuestión de estadística, no de una relación entre causa y efecto.

Por otro lado los datos demuestran que no se producen más terremotos hoy que antes, aunque la extensión y mejora de las técnicas de detección provoca un aparente aumento debido a que ahora detectamos los que se producen en cualquier región del planeta.

No hay más, pero ahora vemos todos los que se producen. En cuestiones sísmicas no hay datos que indiquen que vamos a peor.