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Artistas nómadas, la cuota española de la Campus

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Javier y Paula, los dos 'representantes' de Flick Flock.
Javier y Paula, los dos 'representantes' de Flick Flock.

Javier hace los 'deberes' del máster que está estudiando en Austria mientras pasa un año de 'erasmus' en Madrid. Lleva cinco días en Sao Paulo y aún no ha visto nada. Su compañera, Paula, tiene que ponerse las pilas: cuando acabe la Campus Party este domingo empezará su vida en Brasil.

Ambos se sumergen en sus respectivos ordenadores mientras un monitor ayuda a un niño a volar sobre una ciudad virtual. La creación es suya o, mejor dicho, de sus compañeros Jordi y Wendy, que se han quedado en Barcelona porque no han podido acudir. En realidad, es lo mismo, ya que en el colectivo que integran, como en buena parte del mundo del arte electrónico, la creación es colectiva.

Su grupo se gestó en el Media Lab Prado de Madrid, el lugar donde nace buena parte del arte electrónico de nuestro país. Allí se ponen en contacto informáticos, diseñadores, estudiantes de bellas artes y expertos en imagen y sonido para formar grupos multidisciplinares que se dedican a este campo.

Su historia y la de su aplicación, Flick Flock, que se expone en la zona Campus Futuro de la Campus Party Brasil, son paradigmáticas de los tortuosos caminos de la creación electrónica.

Subvencionado por una institución noruega, fue gestado en los laboratorios Baltan de Eindhoven, en Holanda, y expuesto por primera vez en el festival Piksel, en el país nórdico. 

La instalación, creada a partir de dos herramientas de software libre, te permite definir el espacio mientras 'vuelas' por una ciudad creada en tres dimensiones.

Artistas nómadas

Curiosamente, tanto Javier como Paula aspiran también a tener su propia forma de vivir su tiempo y su espacio.

El primero, tras acabar informática en Barcelona, decidió marcharse a Austria a trabajar. Su objetivo: manejar el inglés para poder trabajar en cualquier sitio...aunque sea Madrid.

Paula, por su parte, se cansó de ser cámara en Galicia y se marchó a estudiar a Barcelona. Ahora está 'de paso' en la Campus Party, esperando para seguir formándose en Brasil.

"Prefiero estudiar o hacer un trabajo que realmente me guste a hacer lo que hacía", señala mientras piensa en cuál será la próxima etapa de su viaje tras los meses que pasará en Sao Paulo.

Si ambos buscasen un espejo en el que mirarse, quizá ése sería Julio Lucio, el compañero de la instalación de al lado, el otro representante español en el salón expositivo de la Campus Party Brasil.

El 'twister' de Río

Licenciado en Físicas, empezó programando para empresas como la productora de la película Planet 51. Luego se marchó a Inglaterra, hasta que descubrió el arte electrónico en un Media Lab hace tres años y medio.

"Hasta entonces nunca había conseguido llegar al mundo del arte y me abrió las puertas del paraíso", recuerda.

Entonces se marchó a Río de Janeiro y empezó a realizar sus propias creaciones mientras estudiaba en la Universidad. Una de ellas es Soundwalk, una sala en la que se proyectan sobre el suelo formas geométricas de colores que corresponden a un fragmento de una creación de música electrónica, de forma que cada visitante de la Campus Party 'pisa' su propia versión de la canción.

"Un sonorizador musical, sonom.org, me hizo la música, sin ellos no lo podía haber creado. En este mundo es imposible hacerlo solo", asegura.

Ahora busca crear un espacio similar a Media Lab en Río, con la colaboración del Ministerio de Cultura brasileño y la Agencia Española de Cooperación Internacional.

"La idea es montar un centro de creación que comunique lo que se está haciendo en España con lo que se hace en Brasil", señala.

¿Y mientras? "Hago trabajos de software que combino con mis propias creaciones. Es muy difícil vivir del arte pero la seguridad mata la vida", concluye mientras prueba él mismo los sonidos de su particular 'twister' musical.