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Los Tech Awards, premios a los que inventan para mejorar la vida de las personas

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Tech Awards, tecnología humanitaria

Es el cuadro de honor de lo que algunos han comenzado a calificar como los "auténticos" premios Nobel. Posiblemente es lo más parecido a lo que en su día pretendía el inventor sueco de la dinamita creando sus galardones.

Los tecno-premios nacieron al comienzo del siglo XXI, reconocen innovaciones en beneficio de la humanidad y se reparten en cinco categorías: salud, educación, medioambiente, desarrollo económico e igualdad. Y pese a su gran valor solidario sólo están dotados con 50.000 dólares de recompensa.

Poco dinero aunque le vendrá muy bien al nigeriano Joseph Adelegan para desarrollar aún más sus sistema de reciclado y aprovechamiento de las aguas residuales de los mataderos.

Al final del día la gente tiene fertilizantes ecológicos y además puede cocinar

Su rudimentario procesador convierte los detritos en energía. De ahí su eslogan: Vaca por kilovatios. Todo consiste en transformar la materia orgánica en fertilizante y aprovechar los gases desecho para sus fogones. "Al final del día la gente tiene fertilizantes ecológicos y además puede cocinar" explica este veterinario.

Un arroz convertido en medicamento

El premio de Sanidad ha ido a parar a un súper arroz indio enriquecido con micronutrientes que evitan la diarrea, previenen las infecciones respiratorias y protege de la malaria. Y sin manipulación genética. "Los niños suelen carecer de defensas para esas infecciones porque tienen déficit de micronutrientes en su dieta", cuenta Dipika Matthias, nutricionista.

Un método natural convierte este elemental alimento en casi un medicamento. Una solución para la desnutrición que se lleva anualmente por delante a más de medio millón de niños.

Un programa informático que calcula el precio justo para que un artesano del tercer mundo coloque su producto en el mercado y que ha ayudado a equilibrar los salarios de 27.000 mujeres bajo la etiqueta "World of good" se ha adjudicado el de Igualdad.

Y el de Desarrollo económico ha sido para una pila de bajo consumo que produce energía prácticamente del aire.

Con ella miles de niños en Namibia pueden estudiar al accionar un ordenador o un teléfono móvil mientras sus padres la aprovechan para las tareas domésticas o para manufacturar sus productos artesanos.