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El Tíbet, en estado de sitio un año después de la revuelta contra Pekín

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Informe semanal - Tibet, medio siglo de ocupación

Cuando se cumple un año de la peor protesta en el Tíbet contra el régimen chino en décadas, la región autónoma sufre un estado de sitio de facto con el que Pekín intenta reprimir cualquier amago de inestabilidad, informaron hoy diversas fuentes.

El 14 de marzo del año pasado murió un número indeterminado de personas después de que grupos de tibetanos iniciaran protestas el el día 10 de ese mes en recuerdo del levantamiento fallido contra la ocupación china, y éstas fueran reprimidas por el ejército chino.

Desde entonces, la región ha estado prácticamente sellada al exterior, por lo que los observadores internacionales no han sido capaces de contrastar sobre el terreno el número de víctimas de las protestas, que serían una veintena según el gobierno chino y cientos según el gobierno tibetano en el exilio.

"No sé nada de los militares, no sabemos nada de nada", señaló a Efe en conversación telefónica el recepcionista tibetano de un hotel en Lhasa, en un mandarín muy limitado dado su origen tibetano, mientras que otro, de etnia Han, señaló que "no hay problemas a menos que uno se los busque".

El omnipresente miedo a hablar

El miedo a hablar con cualquier extranjero aunque sea por teléfono es habitual estos días en la capital tibetana, donde según testigos locales las fuerzas de seguridad buscan "sospechosos" puerta por puerta desde los días previos al martes pasado, informa el diario 'South China Morning Post'.

"Quieren estar seguros de que nadie está guardando piedras, rocas, ladrillos y otras armas de ofensiva", señaló un residente de la calle Bakhor, cercana al monasterio Jokhang, al diario hongkonés.

Estas fuentes señalan que la policía continúa buscando a cualquier visitante o periodista extranjero que se aloje en Lhasa, incluso tibetanos que no sean de la capital, y que ni un solo hotel, hostal o domicilio privado ha quedado por registrar.

Fuerte presencia militar

La presencia militar es evidente incluso fuera de la región, en las áreas chinas con minorías étnicas tibetanas, como Sichuan, Gansu y Qinhai, donde en la última semana fueron detenidos periodistas extranjeros de por lo menos siete medios, entre ellos TVE, según el Club de Corresponsales Extranjeros de China (FCCC).

Testigos señalaron que el lunes pasado se produjo un inicio de protesta en torno al monasterio de Sera, en la víspera del cincuentenario del levantamiento frustrado que finalizó, casi un mes más tarde, con la huida del Dalai Lama, líder espiritual y político tibetano, a la India.

Las autoridades locales rehusaron confirmar la protesta del lunes, pero la mitad del templo está acordonado, al igual que el monasterio de Drepung.

El Dalai Lama denunció el martes la represión que vive la región, donde la etnia china Han se ha hecho con el poder y la economía, citó a "cientos de miles de muertos" a manos chinas, y acusó a Pekín de haber convertido la región en "un infierno en la tierra".

China quiere conversar con el Dalai Lama

El gobierno chino, temeroso de que el Dalai, de 73 años y con una salud precaria, muera fuera del territorio y se convierta en un mito, ha mantenido varias rondas de conversaciones con sus emisarios, pero dice que el monje sigue exigiendo la independencia del Tíbet y que intenta recuperar el poder feudal en la región.

"La puerta para el diálogo con el Dalai Lama está siempre abierta", reiteró ayer el primer ministro chino, Wen Jiabao, quien añadió la condición de que el Lama abandone sus exigencias independentistas.

Wen defendió la política que China ha llevado a cabo en la región y acusó a los gobiernos occidentales de escuchar los reclamos del monje: "El Dalai Lama es capaz de intoxicar a algunos en el mundo político. Y algunos países occidentales explotan al Dalai Lama".

Denuncias de violaciones a los Derechos Humanos

Haciendo oídos sordos a las continuas denuncias de violaciones de los derechos humanos de los tibetanos, el Legislativo chino expresó ayer su indignación por la resolución del Parlamento Europeo que pide a Pekín que respete la autonomía e identidad del Tíbet.

El Nobel de la Paz sudafricano Desmond Tutu y otros galardonados pidieron ayer en una carta abierta a China que "deje de acosar verbalmente" al Dalai Lama en su actividad "no violenta".

Históricamente el Tíbet disfrutó de periodos de independencia alternados con protectorados mongoles y manchúes hasta que en el siglo XX los británicos vendieron su soberanía a China, cuyas tropas comunistas invadieron el Tíbet en 1950, según Pekín para liberar a la región del régimen feudal y atrasado de los lamas.