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La reválida de Zapatero y la repesca de Rajoy

  • El PSOE revalidó su victoria en las las elecciones del 9-M con cinco diputados más
  • La derrota abrió una crisis en el PP por el liderazgo de Rajoy hasta el Congreso del partido
  • Tras el batacazo electoral, IU mira al futuro con un nuevo líder: el comunista Cayo Lara

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2008: Zapatero y Rajoy
Tras las elecciones del 9-M, 'la vida sigue igual' para Zapatero y Rajoy.

El año político ha estado marcado por la victoria del PSOE en las elecciones generales del 9-M. Aquel día, José Luis Rodríguez Zapatero era la viva imagen de la victoria. El presidente del Gobierno revalidaba la confianza que habían depositado en él los españoles cuatro años antes. Y, además, volvía a derrotar a un Rajoy cuya continuidad al frente del PP se cuestionaba desde dentro y desde fuera.

Aquel sentido "adiós" desde el balcón de Génova sonó a despedida. Rajoy, abrazado a una llorosa 'Viri', su esposa, agradecía su apoyo a los incondicionales que se habían congregado en el cuartel general del PP. Pero, de puertas para adentro, se abría un debate sobre la sucesión que no se apagaría hasta el Congreso Nacional de junio.

Rajoy quiso despejar todas las dudas sólo dos días después de la derrota, cuando anunció que se presentaría, junto a su equipo, a la reelección en 2012. La razón, según dijo, es que era lo mejor para el PP y para España. Una decisión que cerraba así la incógnita sobre su futuro, pero que abría dos nuevas interrogantes: de quiénes se rodearía y si habría alguien capaz de disputarle el liderazgo.

Y vaya si lo hubo: Esperanza Aguirre nunca cerró del todo la puerta a una posible candidatura, respaldada por algunos medios de comunicación conservadores que pedían la cabeza de Rajoy. La presidenta del Madrid llegó a decir: "A fecha de hoy no entra en mis planes, pero si cambio de planes el primero en saberlo será el presidente de mi partido". Y añadió: "Sería un desprecio por mi parte a los 700.000 militantes que dijera yo en este momento lo que voy hacer en el Congreso. ¡Si el plazo de presentación de candidaturas se cierra el veintitantos de junio!".

La catarsis de Valencia

Rajoy llegó al Congreso Nacional de Valencia tras la marcha de la vieja guardia, Ángel Acebes y Eduardo Zaplana. Éste último había sustituido como portavoz en el Congreso por Soraya Saenz de Santamaría. Además habían abandonado el barco, por discrepancias con la dirección del partido, María San Gil, líder del partido en el País Vasco, y todo un símbolo de la lucha antiterrorista: José Antonio Ortega Lara.

Así las cosas, todo se miró con lupa. Y una imagen dio mucho que hablar: el frío saludo que el ex presidente José María Aznar dedicó a su sucesor. El propio Manuel Fraga, presidente fudador del partido, tuvo que salir al paso: "¡No diga usted pamplinas! ¡No diga usted tonterías", dijo a una periodista.

Pero, más allá de las especulaciones de los medios, el Congreso de Valencia rubricó la reelección de Rajoy y la renovación del PP, con María Dolores de Cospedal como secretaria general. Sin embargo, ha sido precisamente ella quien dijo hace poco en una entrevista que la unidad del partido aún no es completa porque algunos "cobardes" que se mantienen en el seno del PP no reman en la misma dirección.

Otra de las figuras que salió reforzada del Congreso fue la de Alberto Ruiz-Gallardón: Rajoy le incluyó en el comité de dirección, un órgano de la máxima confianza para marcar las directrices del partido. En septiembre, el alcalde de Madrid, cuyo nombre siempre ha sonado como posible sucesor de Rajoy, se sometió al examen de los ciudadanos en el programa de TVE Tengo una pregunta para usted.

La crisis que no era crisis

La crisis económica y financiera no ha dado un respiro al Gobierno de Zapatero. De poco ha servido al presidente del Gobierno esquivar la palabra "crisis" durante meses (hasta julio no la pronunció). A pesar de su discurso de confianza en la recuperación, el Ejecutivo ha tenido que responder a los malos indicadores económicos con sucesivas medidas.

Primero fue la rebaja fiscal de 400 euros, una promesa electoral del PSOE. Después vendrían otros paquetes y a finales de año Zapatero anunció una inversión de 33.000 millones en obra pública para 2009.

Después de una bronca campaña electoral, en la que volvieron los debates con el famoso 'bonobús' de Zapatero y la 'niña' de Rajoy, el PSOE consiguió cinco escaños más que la pasada legislatura. Pero Zapatero necesitó dos votaciones para ser investido presidente por falta de apoyos en el Congreso.

Su nuevo gabinete tenía más ministras que ministros, una cartera de Igualdad y, por primera vez, una mujer al frente del ministerio de Defensa: la catalana Carme Chacón, que sólo unos días más tarde protagonizaba una de las imágenes del año al pasar revista a las tropas en avanzado estado de gestación.

En la agenda exterior, el conflicto de Afganistán fue la particular cruz del Gobierno: dos militares españoles fueron asesinados por un terrorista suicida, en un conflicto que se complica cada día. Pero de Estados Unidos llegaron vientos de cambio con el triunfo de Barack Obama y la perspectiva de una mejora en las relaciones entre Washington y Madrid.

Precisamente, a finales del 2008 Zapatero pisó por primera vez la Casa Blanca. Fue con motivo de la cumbre anti crisis del G-20 + 2, a la que España consiguió asistir después de una intensa campaña diplomática (y una silla cedida por Francia).

Izquierda Unida, renovarse o morir

Si Zapatero fue la imagen de la victoria del 9-M, Llamazares llevaba la derrota escrita en la cara. El coordinador general de Izquierda Unida anunció que no se presentaría a la próxima Asamblea General del partido después de cosechar el peor resultado desde 1982: con sólo dos escaños, IU perdía su grupo parlamentario y quedaba abocada a unirse al Grupo Mixto.

Nueve meses después del descalabro electoral, Izquierda Unida Federal eligió a su nuevo coordinador general: el líder castellanomanchego Cayo Lara, candidato del Partido Comunista, que consiguió el 55% de los votos del Consejo Político Federal.

En su primer discurso tras ser elegido, Lara no dudó en atacar a la política económica del Gobierno y ha hecho un llamamiento a la huelga general si la situación "continúa así".