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Toxo, la larga escalada a la cumbre

  • Sindicalista de base, el líder gallego milita en CC.OO desde los años setenta
  • Firme en sus posicione de izquierda, despliega una gran capacida de diálogo
  • En 1999 ya optó a liderar el sindicato, pero se integró en la dirección de Fidalgo

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Noche 24 - Fernández Toxo concede la primera entrevista tras ser elegido secretario general de CC.OO

Ignacio Fernández Toxo, simplemente Toxo dentro deComisiones Obreras, es un ejemplo clásico de sindicalista que, partiendo de la base obrera, se aúpa hasta la cabeza del sindicato.

Nacido en A Coruña en 1952, Toxo empezó a trabajar como aprendiz en los astilleros de la Empresa Nacional Bazán, una de las glorias industriales de la España del desarrollismo y principal fuente de empleo de la ciudad gallega. Con apenas 15 años, Toxo entró como electricista y toda su vida laboral estaría ligada a esta empresa, hasta que en 2005 fue prejubilado en el proceso de reconversión llevado a cabo por el estado en Izar, nueva propietaria de Bazán.

Tras ese despido, Toxo se integró definitivamente como trabajador de Comisiones Obreras, organización en la que milita desde los últimos años del franquismo, cuando todavía era adolescente y CC.OO, ilegal. De esos años datan sus movimientos políticos más llamativos, cuando se afilió a la Liga Comunista Revolucionaria y, posteriormente, al Partido Comunista de España, donde desplegó una intensa actividad.

Ascenso en el sindicato

Dotado de forma natural para la negociación, Toxo destacó pronto en las filas del sindicato y, en 1972, destacó en la huelga general de Ferrol, lo que le costó el despido, un breve paso por la cárcel y el paso a una clandestinidad en la que militó cuatro años.

Reintegrado en Bazán, con la llegada de los sindicatos libres, asciende dentro de la organización y logra ser elegido representante del comité intercentros de la empresa. Desde ahí, el gran salto en 1987: secretario de la Federación de Metal de CC.OO, uno de los puestos más importantes del sindicato.

Hasta 1995 dirigió la Federación y, desde ese año, fusionada ésta con la de Minería, otra de las grandes ramas, fue secretario general de la poderosa Federación Minerometalúrgica.

Su enorme peso dentro de CC.OO le llevó a optar a la secretaría general en 1999, cuando se planteó el relevo para Antonio Gutiérrez. Sin embargo, convencido por Gutiérrez, decidió retirar su candidatura e integrarse en la dirección que presidiría José María Fidalgo.

Su gesto tuvo recompensa y en el VIII Congreso, celebrado en 2004, fue nombrado secretario de Acción Sindical y Políticas Sectoriales de la Confederación de Comisiones Obreras. En la práctica, número tres del sindicato. También desde entonces es miembro del Consejo Confederal y de la Comisión Ejecutiva Confederal, máximos órganos de control del sindicato.

Desde estos cargos, Toxo ha estado presente en las negociaciones con patronal y Gobierno impulsadas por el Ejecutivo de Zapatero desde 2004. También ha participado en las reuniones bilaterales con los sindicatos para cerrar los convenios colectivos.

Oposición tranquila

En estos últimos años, se ha ido alineando en una corriente crítica con Fidalgo. Toxo considera que el sindicato está "ensimismado" y necesita un cambio. De carácter tranquilo, pero firme, el gallego ha sabido aunar apoyos importantes, como los de Rodolfo Benito, líder del sector crítico de CC.OO, Fernando Lezcano, secretario de Comunicación de Comisiones, o los responsables de federaciones poderosas, como las de Madrid, Cataluña y País Vasco.

Además, mantiene buenas relaciones con UGT, el otro sindicato mayoritario, donde tiene gran sintonía con Toni Ferrer, su homólogo en Acción Sindical. Se sigue considerando un hombre "de izquierdas" y está dispuesto a reactivar una lucha sindical que, sin demasiadas estridencias, defienda los derechos de los trabajadores con más coherencia.