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Somalia, una guerra civil interminable

  • El Gobierno reconocido por la ONU no controla efectivamente el territorio.
  • Varios 'señores de la guerra' se disputan el poder.
  • Etiopía intervino a principios de 2007 para expulsar a los islamistas de Mogadiscio.

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La situación de la piratería en Somalia

Los enfrentamientos entre las milicias islamistas y el ejército etíope en Mogadiscio, que han dejado más de medio centenar de muertos durante el último fin de semana, son el último episodio de la guerra entre las múltiples facciones que se disputan Somalia desde hace 17 años.

La desintegración de este territorio, surgido en 1960 en el Cuerno de África a partir de la unión de las colonias británica e italiana, arranca en 1991, cuando la crisis económica provoca una serie de revueltas contra el Gobierno autoritario de Mohamed Siyad Barre.

Desde entonces, Somalia es un territorio sin Estado, pese a que la ONU reconoce al Gobierno transitorio de coalición formado en 2004 y con sede en Baidoa, que, en realidad, no tiene un control efectivo sobre el país.

Regiones auto-independientes

En el norte, la antigua Somalia británica, ahora denominada Somaliland, es independiente de facto desde 1991, mientras que en el sur la Unión de Tribunales Islámicos controla gran parte del territorio. También la región del noreste, Putlandia, es independiente de facto desde 1998 y varios señores de la guerra ejercen el control de otras zonas del país.

Somaliland era un protectorado británico que en 1960 se unió a la colonia italiana de Somalia para formar la República de Somalia, pero restableció su propia administración cuando esta última se hundió en la anarquía en 1991.

Puntlandia -el territorio que ocupa la punta del Cuerno de África- cuenta con un gobierno autónomo desde 1998, lo que la ha dotado de una cierta normalidad institucional. Desde 2006, en esta región está vigente la sharia -el código de los tribunales islámicos-, lo que no ha impedido que sigan operando bandas de delincuentes.

Un millón de desplazados

Tras la fallida intervención, auspiciada por la ONU, de Estados Unidos en 1992, la comunidad internacional ha abandonado a su suerte a Somalia, sumida en una interminable guerra civil entre múltiples facciones que ha desplazado a un millón de personas.

El pasado 15 de abril, el Gobierno de Somalia pidió de nuevo ante el Consejo de Seguridad de la ONU que autorice el despliegue de un contingente internacional para pacificar el país. La Unión Africana (UA) aprobó a principios de 2006 el envío de una fuerza de paz a Somalia, integrada por unos 8.000 efectivos. Desde entonces, sin embargo, sólo están presentes en la zona unos 1.500 militares de Uganda y las ofertas de otras naciones del continente nunca se han llegado a concretar.

Tras varios años de combates con las tropas del Gobierno de coalición, los milicianos islamistas de la Unión de Tribunales Islámicos (UTI) se hicieron con el control de Mogadiscio, en junio de 2006. Esto motivó una intervención de la vecina Etiopía, que a principios de 2007 expulsó a los islamistas de la capital.

Los insurgentes islámicos, tras ser desalojados, pasaron a la clandestinidad y lanzaron una yihad (guerra santa) contra los invasores. Los combates entre facciones continúan 17 años después sin que se vea ningún atisbo de solución a este largo conflicto.

La misma situación caótica que se vive en tierra se reproduce en las aguas de Somalia, donde los piratas campan a sus anchas y asaltan y secuestran barcos de todo el mundo.