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Perfil de Benedicto XVI

Un teólogo brillante y amante de la música

  • Es un diestro pianista y un apasionado de Mozart
  • Cuando tenía 15 años le obligaron a alistarse en las juventudes hitlerianas
  • Durante el concilio Vaticano II, destacó por sus posiciones reformistas

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Biografía de Benedicto XVI

Culto, accesible, discreto, pero inflexible en sus convicciones.  Son los adjetivos que, según los que le quieren, definen mejor el carácter de Benedicto XVI. Un Papa llamado a ser 'de transición', que, tres años después de tomar las riendas de la Iglesia, intenta sacudirse la alargada sombra del carismático Juan Pablo II.

No tiene el 'don de gentes' de su predecesor, pero Benedicto XVI, mano de derecha de Carol Wojtyla durante dos décadas, ha sabido imprimir su sello personal en el gobierno de la Iglesia: el antiguo guardián del dogma, azote de reformistas y 'disidentes', ha rescatado el rito latino y se ha enfrentado a los escándalos de pederastia que han salpicado a algunos religiosos. A él le corresponde también asumir los retos del siglo XXI, en el que, por primera vez, los musulmanes superan en número a los católicos.

Vocación temprana

Cuenta su hermano Georg que desde muy niño, con apenas cinco años, Joseph Ratzinger supo que quería ser cardenal. Hijo de un comisario de policía y de una cocinera, se crió en un en un pueblo de la región alemana de Baviera. Su infancia está marcada por un ambiente de profunda religiosidad y por el carácter severo y recio de su padre.

En sus memorias confiesa que, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando tenía 15 años, le obligaron a enrolarse en las juventudes hitlerianas. Pero ni él ni su familia comulgaron nunca con el nazismo.

En 1951 se convierte, junto a su hermano Georg, en sacerdote. A partir de ahí, la carrera del joven Ratzinger subirá como la espuma: en 1957 empieza a trabajar como profesor de universidad. Muy pronto, su gran preparación y su agudeza le hacen brillar sobre los demás. Corren los años 60 y Ratzinger se prepara para el que será su gran trampolín internacional: el Concilio Vaticano II.

De joven 'rebelde' a 'cardenal de hierro'

Entre 1962 y 1965, el prometedor Ratzinger participa en el Concilio Vaticano II como asesor del cardenal alemán Frings. La reforma, una de las más profundas que ha sufrido la Iglesia, la había convocado, curiosamente, otro de los pontífices llamados 'de transición', Juan XXIII. Es hora de modernizar la Iglesia y Raztinger destaca por sus posiciones aperturistas.

Pero estos inicios progresistas pasarían pronto a la historia: a medida que sube en el escalafón eclesiástico, el carácter de Ratzinger se vuelve más y más conservador. En 1977 cumple su viejo sueño de ser cardenal. Apenas cinco años después, Juan Pablo II le 'ficha' para capitanear la Congregación de la Doctrina de la Fe, heredera de la antigua Inquisición.

Un 'duro' con club de fans

Durante estos años, se posiciona en contra del sacerdocio femenino y de los homosexuales en la Iglesia. En el año 2000 publica un polémica carta, Dominus Iesus, en la que defiende que "sólo en la Iglesia católica se encuentra la salvación eterna".

Sus críticos, como la progresista Asociación de Teólogos Juan XXIII,  le acusan ser la punta de lanza de ala más conservadora de la Iglesia (en 2006 llegó a decir que la teoría de la evolución es "irracional"). Pero, pese a su fama de 'duro', a Raztinger no le faltan apoyos: en internet, su club de fans oficial con su foto, al más puro estilo hollywoodiense.

Sucesor de Juan Pablo II

Después de dos décadas de trabajo en la sombra, en abril de 2005 llega su momento: tras la muerte de Carol Wojtyla, los 'príncipes de la Iglesia' le entregan a Raztinger el testigo. Sólo hacen falta cuatro votaciones para que el hombre fuerte del Vaticano ocupe finalmente el sillón de San Pedro.

"Después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor". Desde el balcón de las Bendiciones, el recién elegido Papa saluda a una multitud enfervorecida. Seguro que de niño sus sueños nunca llegaron tan alto.