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'La cocina', de Arnold Wesker

Carta de Michael, cocinero de Marango's

  • Como parte del proceso de construcción de sus personajes, los miembros del reparto de La cocina, en versión de Sergio Peris Mencheta, imaginaron una carta de su personaje. Esta es la de José Emilio Gimeno.

Por

Hola mamá,

Hace muchísimo que no te escribo. No sé por qué lo hago la verdad. Ya sabes que lo mío no es la disciplina. Y que me cuesta sentarme a escribir. Pero cuando me pongo me pongo…

Me gustaría saber de ti, te echo de menos. Pero no te preocupes, estoy bien. En la cocina hay unas mujeres maravillosas, no pagan mal y se come bien. Así que no es que no sea feliz, solo es que esta rutina alejado de casa me está empezando a tocar las pelotillas. Miro a mi alrededor y solo veo a gente quemada, malhumorada. No se lo digas a nadie, pero a veces, en medio del estrés, en el momento más álgido de la cocina cuando ya no hay espacio para nada que no sea el trabajo, mi mente se escapa mientras mi cuerpo actúa mecánicamente, y vuela a casa. Allí está papá vivo, y entonces empiezo a cocinar como si fuera una marioneta cuyos hilos maneja el mismísimo dios de la alegría. Creo que la sonrisa rompe todas las arrugas que acartonan el alma. Y pienso en ti, y deseo que estés bien, te imagino lavando ropa en una pila común de algún pueblito polaco, junto a muchachitas hermosas que a tu lado enjabonan su ropa interior… ¿Qué te parece? Es una buena imagen, ¿no? Mi madre rodeada de un grupo de afroditas sensuales. La mujer que me dio la vida junto a algunas de las que me mantienen vivo.

La verdad es que empecé a escribirte con un ánimo extraño y a medida que avanzo me voy alegrando. ¿Cómo estás tú? Mamasita querida. Mamma entre las mammas. ¿Por qué no vienes un día por aquí? Hay unas tiendas increíbles, podríamos ir a las de los mejores diseñadores. Hasta de los italianos y franceses hay… No podemos comprar ropa pero sí verla. Yo se que a ti te gusta más quedarte fuera y criticar que entrar y corroborar, así que es un plan casi ideal teniendo en cuenta nuestras características personales.

¿Sabes qué pienso? Nada, absolutamente nada… ¿Qué te parece? Jajajajaj. Yo sé que tú me entiendes. Por eso te echo de menos.

Oye, espero que no te estés echando novios sin parar ahora que papá no está. Respete a su marido señora, ¡no sea casquivana! Que todo el mundo sabe lo que le gusta a usted un hombre rudo y macizo.

Bueno, lo dicho. Que no te preocupes, ya sabes que cuando asoma el fantasma de la tristeza por lo alto yo le espanto a base de patadas metalingüísticas. La verdad… es cierto que mi vida ha dado un giro fuerte desde que tuve que largarme de Polonia. También es cierto que prefería ser un héroe nacional, un aviador importante al que colmaran de honores tras la victoria… Pero cuando te das cuenta de que no eres nadie cuando se acaban las batallas, tu país te da una patada en el ojete y el país al que llegas, por el cual también luchaste como aliado, no mejora el trato… Pues no está mal una cocina.

Bueno, espero que cuando vengas me traigas una o dos braguitas de alguna de tus amigas Afroditas. Que sean bonitas y estén limpitas por favor, que yo no soy un guarro.

Espero estés bien. Tu hijo te quiere. ¡¡Besos!! Dale saludos al resto de la camada.

MIKAËL.

RTVE

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