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Final Champions | Real Madrid 1-1 Atlético

Once claves para la Undécima Champions del Real Madrid

  • La aparición de Ramos y el despliegue de Casemiro dieron mucho al campeón
  • El Atlético no tuvo suerte en los penaltis y Simeone dejó su continuidad en el aire
  • Crónica de la final de Champions, por Santiago Sánchez Martín

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Los jugadores del Real Madrid celebran la undécima Champions merengue.
Los jugadores del Real Madrid celebran la undécima Champions merengue.

El Real Madird ha sumado su undécima Champions al derrotar al Atlético de Madrid en una final que se decidió en los penaltis tras un largo e igualado partido que terminó empatado a uno, con goles de Sergio Ramos y Carrasco. Desgranamos las claves de la victoria madridista en once capítulos. [Crónica de la final de la Champions

Decisivo Ramos

El héroe de la Décima volvió a aparecer en la Undécima. Sergio Ramos, el primer central en marcar en dos finales de Champions, anotó, agarrado y en posición dudosa, el único tanto de su equipo dando valor al gran inicio de los suyos y fue nombrado el mejor jugador de la final. Además, acertó en su penalti en la tanda decisiva y acabó levantando su primera Champions como capitán del Real Madrid. Noche redonda para el de Camas.

Carrasco, un ciclón

El único cambio de Simeone antes de la prórroga fue la entrada de Yannick Carrasco por un desdibujado Augusto Fernández en el descanso. El belga fue un tormento para el Madrid y marcó el gol del empate rojiblanco. En un arranque fabuloso de los de Simeone en la segunda mitad, Carrasco lideró las acometidas 'colchoneras' por una banda izquierda donde se encontró primero con un Carvajal amonestado y después, tras la lesión del lateral español, con el brasileño Danilo. Un filón para el Atlético.

La lotería de los penaltis

No puede haber un final más cruel para un partido, y menos para una final. La tanda de penaltis fue esta vez la única forma de dilucidar el derbi madrileño en Milán. Pese a que en las porterías estaban Oblak y Keylor Navas, los dos mejores porteros de la temporada, el brillo se lo llevaron los lanzadores, que ejecutaron a la perfección cada uno de sus disparos hasta que Juanfran lanzó el suyo contra el palo.

El omnipresente Casemiro

Ya lo avisó Simeone en la previa y Casemiro no defraudó a su inesperado admirador. El medio centro brasileño estuvo perfecto de principio a fin, siempre bien colocado y fantástico en las ayudas, recuperando un balón detrás de otro. Indispensable. Sin su aportación, el Madrid habría sufrido mucho. Además, su trabajo no se limitó a la defensa, ya que se vino arriba y terminó las jugadas con sus disparos lejanos cuando las fuerzas flaqueaban.

Griezmann no definió

Hasta la entrada de Carrasco, el francés Antoine Griezmann fue el jugador rojiblanco con más peligro. En los peores momentos de su equipo fue el único que supo leer el partido y dispuso de varias oportunidades. Sin embargo, la suerte no estuvo de su parte cuando falló el penalti que podía haber cambiado el rumbo del partido, al estrellarlo contra el larguero. Sí marcó después el de la tanda de penaltis, pero no le serviría de nada.

Política de cambios

En la final se vieron dos maneras muy diferentes de gestionar a sus equipos. Mientras Simeone tan solo realizó un cambio en los primeros 90 minutos, la entrada de Carrasco por Augusto, Zidane agotó todos sus cambios a falta de quince minutos para el final del tiempo reglamentario. El francés dio entrada a Danilo por la lesión de Carvajal y después metió a Isco y Lucas Vázquez por Kroos y Benzema. Muy discutible teniendo en cuenta que entonces el Madrid tenía una renta mínima y que el partido se podía ir a la prórroga, como fue, y con los problemas físicos de Cristiano Ronaldo y, posteriormente, de Bale. Simeone, que sí se guardó los cambios, pudo relevar al lesionado Koke por Thomas.

Cristiano Ronaldo, de la nada al todo

La gran estrella del Real Madrid estuvo 120 minutos apagado. Visiblemente mermado físicamente, aportó muy poco al ataque madridista. No se vieron sus 'sprints' y ni siquiera lanzó algunas faltas. Sin embargo, el portugués pidió a Zidane tirar el quinto y decisivo penalti de la serie y no falló, anotando el gol decisivo que le dio al Madrid la 'Undécima' Champions.

La reflexión de Simeone

Cuando nadie lo esperaba, Diego Pablo Simeone dejó una bomba en la rueda de prensa posterior al partido: "Tengo que pensar". Preguntado por su futuro en el banquillo rojiblanco, el argentino dejó una puerta abierta a su salida tras admitir que perder dos finales de Champions es "un fracaso". Pese a llevar al Atlético a las cotas más altas e incluirlo en la terna de grandes de Europa, la primera temporada sin títulos desde que entrena al club colchonero podría ser la última para él en el Calderón.

La felicidad de Zidane

Empezó la temporada en el Castilla y la ha acabado levantando la Champions como entrenador del primer equipo merengue. Es uno de los grandes triunfadores de la noche. Ya está en el selecto club de siete personas que han ganado la Champions como jugador y como entrenador, y ha conseguido un triunfo que nadie imaginaba en enero, cuando el Madrid de Benítez hacía aguas por todos lados.

La suerte esquiva a Juanfran

En ocasiones, el fútbol es muy cruel. Y cuando hay una tanda de penaltis de por medio, todavía más. Esta vez este deporte se cebó con Juanfran. El lateral rojiblanco, precisamente héroe de la tanda de penaltis contra el PSV en octavos de final, erró el suyo en la final de Milán y dio paso a la victoria madridista. Es uno de los jugadores que más ha progresado desde la llegada de Simeone y es un fijo en el lateral del Atlético y en las convocatorias de Del Bosque. Además, había jugado una gran final y dio el pase del gol del empate de Carrasco. Esta vez, la suerte no estuvo de su lado.

Las aficiones no fallaron

Sin ellos nada de esto existiría. Las aficiones del Real Madrid y del Atlético dieron un ejemplo de concordia y hermandad en Milán. Ambas aficiones no dejaron de animar a sus equipos desde las gradas de San Siro, donde se desplazaron en masa. Después, la victoria, en este caso madridista, dio paso a la celebración en Cibeles, donde miles de aficionados han pasado la noche en vela y bajo la lluvia esperando la llegada de sus ídolos hasta bien entrada la madrugada. Un diez para todos.