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Juegos Olímpicos | Atletismo

El falso 'vuelo' de Ben Johnson en Seúl cumple 25 años

  • El atleta canadiense ganó la final de los 100 metros de los Juegos de Seúl 1988
  • Ben Johnson dio positivo en un control tras 'batir' a Carl Lewis y el récord mundial

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Se cumplen 25 años del falso vuelo de Ben Johnson

El 24 de septiembre de 1988 el estadio olímpico de Seúl vivió uno de los momentos estelares de la historia del deporte. Se respiraba ese ambiente especial que preludiaba algo importante, como así fue. Ben Johnson venció al mito Carl Lewis con unos estratosféricos 9:79, récord mundial de la época. La final de los 100 metros de los Juegos Olímpicos de Seúl pasó a la historia como la mejor carrera de todos los tiempos, pero también como la más escandalosa y sucia.

En la pista comparecen los hombres más rápidos del momento: Al legendario Carl Lewis, héroe de los Juegos de Los Ángeles de 1984 por sus cuatro medallas de oro (100, 200, 4x100 metros y salto de longitud) lo reta el canadiense Ben Johnson, por entonces plusmarquista y campeón mundial. El desafío entre los dos grandes reyes de la velocidad ha sido espectacular, especialmente en las últimas dos temporadas y parece que Johnson tiene ventaja para derrotar al conocido como 'hijo del viento'.

Los otros insignes finalistas son el británico Linford Christie; los estadounidenses Calvin Smith, explusmarquista mundial, y Dennis Mitchell; el canadiense Desai Williams; el jamaicano Ray Stewart; y el brasileño Robson da Silva. Lo mejor de casa en aquella temporada.

Los reyes de la velocidad

Carl Lewis sale por la calle tres con su elegante y habitual buena puesta en acción. Ben Johnson sale como tigre hambriento de gloria por la calle seis. A partir de la segunda mitad, el canadiense acelera su zancada y abre una distancia a su favor superior a los 10 metros. Nadie podrá alcanzar a Ben Johnson que entra con un increible 9:79, rebajando en cuatro centésimas su propia marca mundial.

Benjamin Sinclair "Ben" Johnson, nacido el 30 de diciembre de 1961 en Falmouth (Jamaica) llega a lo grande, con el brazo derecho levantado y dirigiendo una feroz mirada hacia la calle por la que entra el destronado rey de los Juegos de Los Ángeles en segunda posición (9:92); tercero es Linford Christie (9:97) y cuarto Calvin Smith (9:99), seguidos de Mitchell, Da Silva, Williams y un renqueante Stewart.

El estadio enloquece y esos 10 segundos mágicos se prolongan en un atronador rugido, que aún resuena en la memoria de quienes lo vivimos. Hasta cuatro atletas bajaron aquel sábado de la barrera de los 10 segundos, algo muy poco habitual en la época.

Del olimpo al infierno

Sin embargo, en las primeras horas del lunes, apenas 48 después del exitazo, Seúl y el mundo entero despertaron con la noticia de que el nuevo rey de los 100 metros había dado positivo en el control antidopaje con Estanolozol, una sustancia anabolizante.

A base del constante martilleo de noticias hoy ya estamos bien familiarizados con la existencia del dopaje, pero en 1988 el mundo era bastante inocente en lo concerniente a asuntos de dopaje y los tramposos del deporte. Así que la conmoción fue tremenda, un auténtico revuelo en todas sedes y salas de prensa de los Juegos de Seúl.

En un principio fue la incredulidad, corrieron toda serie de rumores y versiones, incluyendo el boicteo al atleta. La realidad fue mucho más cruda y Johnson confesó que se había dopado para vencer y que llevaba, además, varios años haciéndolo.

El canadiense fue despojado de su título olímpico, que volvió a manos de Lewis, como el récord mundial, que el estadounidense dejó en 9:92 (En la actualidad, 25 años después, el récord mundial de Usain Bolt es de 9:58). Johnson pasó del olimpo al infierno tan rápido como había corrido por la pista coreana. Fue suspendido por dos años y volvió a correr, pero no aprendió. En 1993, el canadiense volvió a ser 'cazado' con el consumo esteroides y fue apartado de por vida del atletismo.

El escándalo de Ben Johnson fortaleció de alguna manera la lucha antidopaje. Con el tiempo, cinco de los ocho participantes en aquella legendaria carrera de Seúl se vieron más o menos involucrados en turbios asuntos de dopaje. Así, muchos de los vimos la entonces denominada 'carrera del siglo', lo que presenciamos fue uno de los mayores fraudes deportivos.