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El Atleti consigue un empate agónico

  • Los rojiblancos consiguen el 4-4 a la desesperada
  • El Villarreal empezó perdiendo 2-0 y se puso 4-2
  • La expulsión de Banega en la primera parte, determinante
  • Todos los números del partido

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El delantero uruguayo del Atlético de Madrid, Diego Forlán y el defensa del VIllarreal, Diego Roberto Godín luchan por el balón.
El delantero uruguayo del Atlético de Madrid, Diego Forlán y el defensa del VIllarreal, Diego Roberto Godín luchan por el balón.

El Villarreal y el Atlético de Madrid han firmado un espectacular encuentro, en el que pasó casi de todo: remontadas épicas, buen fútbol, errores infantiles y sobre todo emoción a raudales hasta el final de un choque que acabó con un empate a cuatro goles.

Del 0-2 con el que acabó la primera parte, se pasó en la segunda a un 4-2 en apenas veinte minutos y cuando el partido parecía sentenciado, el Atlético, en inferioridad numérica durante casi una hora por la autoexpulsión de Banega, logró igualar de manera sorpresiva en los instantes finales.

El técnico del Atlético Javier Aguirre sorprendió dejando en el banquillo a su estrella el 'Kun' Agüero, pero su planteamiento obtuvo un premio inmediato, cuando en el primer minuto de juego Simao soltó un zapatazo desde la frontal del área que dobló las manoplas de Diego López y se introdujo en la portería tras golpear el larguero.

El tanto espoleó al Villarreal que puso cerco a la meta de Leo Franco, pero el Atlético, muy bien posicionado sobre el terreno de juego, ejercía una fuerte presión en la medular, con una especial atención de Maniche sobre el cerebro local Marcos Senna, a la espera de poder sorprender a la contra.

Y así lo hizo. Cuando parecía que el empate estaba al caer, una gran jugada personal de Simao por banda acabó en centro del portugués, que el defensa Godín despejó erróneamente y le dejó el balón muerto a Forlán para que fusilara el 0-2 ante su ex equipo.

A partir de ahí, al Villarreal le entraron los nervios, se obcecó en entrar por el centro de la defensa del Atlético, lo que facilitó la labor al equipo de Javier Aguirre, que tan solo pasó por apuros en las jugadas a balón parado, donde el Villarreal una y otra vez le sorprendía sacando rápidamente.

A diez minutos del descanso se produjo la jugada que marcaría el desarrollo del segundo tiempo, tras una absurda entrada de Ever Banega en campo del Villarreal que le costó la segunda amonestación y la consecuente expulsión.

En el segundo acto, el Villarreal salió como un ciclón y en apenas doce minutos remontó el marcador ante un Atlético de Madrid roto, que era un juguete en las manos de los castellonenses.

Primero un cañonazo de Senna desde más de 30 metros, que contó con la inestimable colaboración de Leo Franco, acortó distancias a los dos minutos de reanudación.

Llorente empató cinco minutos después, al definir perfectamente un mano a mano con el meta argentino; mientras que una mala salida al fuera de juego de la zaga atlética en un saque de falta, permitió a Gonzalo culminar la remontada.

Los de Manuel Pellegrini jugaban a placer, bailaban a un rival descompuesto anímicamente, y como no podía ser de otra manera llegó el cuarto. Un justo premio al trabajo del italiano Giussepe Rossi, que en una gran acción individual, marcó el cuarto gol.

Este tanto serenó el ímpetu desbordado de los locales. El Villarreal se dedicó a tener una mayor posesión y bajó sus pulsaciones, lo que aprovechó un excelso Simao, en los minutos finales, para culminar una contra con el tercer tanto del Atlético, que puso una inesperada emoción al partido.

Esta se confirmó apenas un minuto después, cuando Raúl García cabeceaba una falta y empataba el partido ante la sorpresa mayúscula de todos los presentes en El Madrigal.