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La situación en la frontera entre Grecia y Turquía es insostenible, especialmente en las islas del Egeo como Lesbos o Quíos, donde miles de refugiados ya viven hacinados en campos y sin posibilidad de ser trasladados al continente. Miles de personas refugiadas se acercan a las costas griegas para poder entrar en territorio de la Unión Europea después de que Erdogán, presidente de Turquía, abriera las fronteras para presionar a Europa. Hoy un niño ha muerto ahogada al volcar el bote en el que viajaba cuando intentaba alcanzar la isla de Lesbos (Grecia) y un hombre ha fallecido en la frontera. Las autoridades griegas están respondiendo con antidisturbios para impedir la entrada de migrantes. En las costas, grupos organizados de ultraderecha atacan a refugiados, periodistas y miembros de ONGs. Hablamos con Malen Garmendia, coordinadora de ZaporeakONG guipuzcoana que opera en el campo de refugiados de Moria (Lesbos). El equipo de la ONG fue atacado por miembros de ultraderecha. "Destrozaron la furgoneta, nos pincharon las ruedas, abrían las puertas para arrastrarnos fuera y darnos una paliza...", cuenta Garmendia. Además de atacar a miembros de ONGs, estos grupos de extrema derecha impedían de forma violenta el acceso a la costa de la embarcaciones con personas refugiadas. "Esta agresividad que vivimos nosotros ayer puntualmente, los refugiados tienen que vivirla diariamente" cuenta para el 14 Horas en Radio Nacional. "Las condiciones aquí son muy muy precarias y la situación es insostenible. Son campos de concrentración". 

Miramos a la situación que se vive en la frontera entre Grecia y Turquía donde miles de refugiados tratan de entrar en territorio de la Unión Europea, después de que el ejecutivo de Ankara haya dejado abiertos los controles de acceso. Atenas ha endurecido temporalmente la tramitación de peticiones de asilo como medida disuasoria. Representantes de los gobiernos turco y griego van a acompañar al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en su visita a la zona.

Se cuentan por los miles los refugiados que desde el jueves han ido llegando desde Turquía a las puertas de Grecia. La apertura de puertas en Turquía se produjo el mismo día en que más de treinta soldados turcos perdieron la vida en Siria, en un bombardeo y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan decidió que ya no frenaría a los refugiados que quieran llegar a Europa. Para parar todo ese flujo, Atenas ha cerrado los pasos fronterizos, donde se acumulan la mayoría de los refugiados, pero no sólo hace eso, sino que está realizando devoluciones a través del río Evros. 01/03/20

Dos días llevan los agentes de frontera de Grecia intentando contener al número de migrantes que Turquía está dejando salir del país y que pretenden llegar a Europa. Son mayoritariamente refugiados que huyen de la guerra en Siria y es una venganza de Erdogan que ha sufrido una derrota inflingida por el régimen de Bachar al Asad, y ahora quiere que Europa se ponga de su lado. Medio millar de esas personas que se amontonan ante la frontera norte de Grecia, llegaron a la islas de Lesbos por mar, el resto lo sigue intentando mientras Turquía va contando el número y afirman que 76.000 más se dirigen a ese paso. 01/03/20

Jesus Nuñez es codirector del Instituto sobre Conflictos Armados y Acción Humanitaria (IECAH) y ha valorado la situación creada por Turquía en el Informativo 14 Horas Fin de Semana, en su opinión es "una vuelta de tuerca que juega con la vida de desesperados, especialmente sirios. Estamos pagando las consecuencias de una política que le dio a Erdogan la 'sartén por el mango' para manejar prácticamente a su antojo este tema. Ergodan se siente presionado y está en una situación complicada no sólo con el régimen de Bachar al Asad, sino también con su teórico aliado Vladimir Putin. "Recurre a esta baza para presionar a Bruselas y se alinee con las posiciones de Turquía. Una medida que no podrá tener éxito por la decisión de Bruselas de mantenerse al margen". 29/02/20

La frontera de Turquía con Europa se ha convertido en una extensión de la guerra Siria por decisión de RecepTayyip Erdogan. Grecia está pagando las consecuencias, de momento desde Turquía han partido 30.000 migrantes, mayoritariamente sirios, que intentan acceder a Europa desde ese país. La policía ha cargado contra ellos lanzado gas lacrimógeno, mientras los migrantes les lanzaban piedras. 29/02/20

El ejército turco ha bombardeado 200 objetivos en el noroeste de Siria en las últimas horas. Más de 300 soldados del régimen de al Asad han muerto, según Ankara. Es la venganza de Erdogan por la muerte de una treintena de sus soldados en Idlib. Turquía busca el apoyo de la Unión Europea, a la que presiona cada cierto tiempo con romper el acuerdo migratorio para frenar la llega de refugiados.

Las autoridades turcas están permitiendo llegar a los migrantes a los pasos fronterizos de Grecia, llevándoles incluso en autobuses. El Gobierno de Erdogan no oculta que usa a los refugiados como moneda de cambio para presionar a la OTAN y a Europa, a los que pide apoyo político y militar en su guerra contra Siria.

La llegada de migrantes a Italia y Grecia podría dispararse en los próximos días. Turquía amenaza con abrir las fronteras y dejar que los refugiados de Siria a los que tiene acogidos lleguen a territorio de la Unión Europea. Se trata de una respuesta al último bombardeo contra posiciones turcas en Siria que ha disparado la tensión en el país. 

En Idlib cientos de miles de civiles están atrapados entre bombardeos. Allí el conflicto sirio se ha enquistado, a punto de cumplirse los 9 años de guerra.

En los últimos Bachar Al Asad se ha ido imponiendo militarmente gracias al apoyo de Rusia e Irán, y son pocos los territorios que escapan a su control. El noroeste del país es uno de ellos. Hasta allí se trasladaron desplazados de ofensivas anteriores en otras regiones de Siria, incrementando su población hasta los casi 4 millones. Milicias extremistas armadas han ganado terreno, entre ellas la antigua rama de Al Qaeda.

En abril del año pasado las fuerzas gubernamentales reforzaron su ofensiva para expulsarlas. Algunas cuentan con el apoyo de Turquía que no renuncia a su influencia a lo largo de su frontera.

Moscú y Ankara establecieron una zona de distensión en Idlib con puestos de observación turcos que en las últimas semanas han incrementado sus efectivos, acusando a Damasco de cruzar la línea territorial demarcada. Rusia dice que Turquía no cumple con su parte de mantener la zona libre de grupos terroristas.

Los civiles están atrapados, un millón se ha desplazado desde el 1 de diciembre, unos 465 han muerto, incluidos 145 menores. Naciones Unidas alerta de que esta zona puede ser escenario de la peor catástrofe humanitaria del siglo XXI.

La muerte de 33 soldados turcos en el noreste de Siria por un bombardeo de las fuerzas del régimen de Bachar al Assad amenaza con desencadenar una nueva fase del conflicto armado en pleno desastre humanitario en la provincia de Idlib. Ankara ha exigido una reunión de la OTAN y advierte de que no puede contener más a los refugiados sirios que quieran dirigirse a Europa en lo que es un nuevo uso de las personas migrantes como moneda de cambio.

Seguimos pendientes de la evolución del Coronavirus en Europa y las peticiones de la Organización Mundial de la Salud para que los estados actúen y miramos a Estados Unidos, a las primarias demócratas en Carolina del Sur de este fin de semana, donde los rivales de Bernie Sanders se juegan muchas de sus opciones.

También nos acercamos a la celebración de los premios César que no contará con Roman Polanski por la amenaza de boicot de organizaciones feministas. Y hoy, el hispanista Paul Preston entregará en Londres su legado al Instituto Cervantes.

Idlib en el noroeste de Siria amanece tras una noche tensa en la que se podían escuchar los aviones sobrevolando la provincia. Esta madrugada las tropas de Turquía han bombardeado objetivos del ejército sirio en respuesta a la muerte de 33 militares turcos por las fuerzas de Bashar Al Assad. Pese a los llamamientos de calma de la comunidad internacional, Turquía busca la implicación de la Unión Europea usando a los refugiados como amenaza.