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En la última portada del semanario francés Charlie Hebdó aparece el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en ropa interior haciendo referencias al profeta Mahoma mientras levanta el hiyab a una mujer que no lleva nada debajo. La caricatura no ha sentado nada bien en Ankara y, de ser un hecho aislado, no pasaría de un intercambio de pareceres al respecto, pero los roces y tensiones entre Francia y Turquía vienen de lejos: la OTAN, el reciente asesinato de Samuel Paty, etc. Analizamos estas y otras cuestiones junto a nuestros correponsales: Paco Forjas, corresponsal de Radio Nacional en Francia; Cristina Sánchez, corresponsal en Oriente Próximo; y María Carou, corresponsal comunitaria en Bruselas.

Algunos países musulmanes como Turquía, Pakistán, Bangladesh, Irán o Jordania han llamado al boicot de productos de origen francés en señal de rechazo a las declaraciones del presidente de Francia, Emmanuel Macron, que aseguró que

Francia "no renunciará a las caricaturas" cuando condenaba la barbarie islamista tras el asesinato de un profesor por haber mostrado a sus alumnos las del semanario Charlie Hebdo. No todos los países musulmanes se han sumado al boicot: Marruecos, Tunez y Argelia no participan oficialmente en las protestas.

La relación con Turquía ha sido uno de los principales temas de la cumbre de la Unión Europea que tuvo lugar la semana pasada en Bruselas. Sobre la mesa, las tensiones en el Mediterraneo Oriental, con la disputa de yacimientos de hidrocarburos entre Turquía, Chipre y Grecia, y con acusaciones mutuas de no respetar las fronteras maritimas. El deterioro de las relaciones entre Ankara y los 27 no es nuevo, pero se ha acelerado en los últimos meses por el enfrentamiento que se libran el presidente francés Emmanuel Macron y su homólogo Recep Tayip Erdogan. Es un reportaje de Guillaume Bontoux.

En esta Mesa del Mundo tratamos dos temas importantes que la Unión Europea tiene sobre la mesa: las relaciones con Turquía y la situación en Bielorrusia. Sobre el primero, Francia y Alemania prefieren la vía del diálogo para resolver la crisis, aunque Merkel ha reconocido que la relación con el país de Erdogan es "compleja; relacionado con esto, Chipre bloquea la unanimidad necesaria para imponer sanciones a Bielorrusia si no se aplican también a Ankara. Preguntamos sobre estos y otros temas a nuestros corresponsales: María Carou, corresponsal comunitaria en Bruselas; Gabriel Herrero, corresponsal en Alemania; y Paco Forjas, corresponsal en Francia.

Dos países, Armenia y Azerbayán, están al borde de la guerra por una vieja disputa territorial: el control de la región de Nagorno Karabaj con intereses energéticos de por medio debido al paso estratégico de oleoductos y gasoductos. Las potencias en la zona, Rusia y Turquía, llaman a la calma. También desde España la ministra de Exteriores ha pedido el cese de hostilidades en la frontera.

En 1936, los soviéticos trazaron fronteras para formar tres repúblicas socialistas soviéticas: Georgia, Azerbaiyán y Armenia, pero hubo un territorio, con población mayoritariamente armenia, que quedó dentro de Azerbaiyán. Ese territorio, Nagorno Karabaj, declaró en 1991 su autodeterminación. Estalló entonces una guerra que dejó miles de muertos y un millón de desplazados. Armenia logró hacerse con el control efectivo de Nagorno Karabaj. Desde entonces, Azerbaiyán trata de recuperar el control de la región y 30 años después, este fin de semana, han vuelto los combates. Las dos repúblicas del Cáucaso sur han decretado la ley marcial en todo su territorio. Ambos países se acusan mutuamente de haber retomado las armas. Armenia acusa a Azerbaiyán de haber bombardeado varias poblaciones de la región. Azerbaiyán asegura que se ha limitado a responder a los bombardeos armenios. Rusia, apoya a Armenia, un país mayoritariamente cristiano ortodoxo y exige un alto el fuego. Turquía culpa a Armenia del estallido de violencia y ofrece apoyo total a Azerbaiyán. La comunidad internacional ha pedido un cese total de la violencia.

  • En 2014, el autoproclamado califato del Daesh la convirtió en su capital y centro económico y financiero
  • Medio millón de habitantes de la ciudad intentan reconstruir sus vidas y sus negocios en medio de las ruinas

Las relaciones entre la Unión europea y Turquía pasan por su peor momento. A los desencuentros de los últimos años por cuestiones como los refugiados o los recortes en libertades en Turquía tras el intento de golpe de Estado de 2016, se suma ahora un nuevo encontronazo por los yacimientos de gas en el mediterráneo oriental. Ankara y Atenas reivindican la explotación de esos recursos y ambos países no han dudado en aumentar su presencia militar en esas aguas en una escalada que parece lejos de frenarse. Nos lo cuenta Fernando Martínez en este reportaje.

Sube la tensión diplomática en el Mediterráneo oriental por el choque entre Grecia y Turquía por los ricos yacimientos de gas bajo el mar, al sur de la isla griega de Castelorizo, frente a la costa turca. Cuatro países de la Unión Europea (Grecia, Francia, Italia y Chipre) realizan maniobras militares en la zona, que también patrullan barcos de guerra turcos.

Ankara asegura que tomará lo que considera suyo, mientras Atenas ha decidido ampliar las fronteras marítimas en el mar Jónico. Por su parte, la Unión Europea apoya a Grecia, pero Francia quiere sanciones mientras Alemania se opone.

Atenas y Ankara mantienen desde hace años un pulso en el Mediterráneo oriental, donde se descubrieron importantes yacimientos de gas. La batalla se libra sobre las fronteras marítimas, y se ha incrementado en los últimos días. Grecia, mientras está llevando a cabo maniobras navales con Chipre, Francia e Italia, está pidiendo sanciones para Turquía a la UE por explorar aguas que el gobierno griego considera como suyas. Turquía anuncia maniobras, también navales, para la próxima semana. Analizamos la compleja situación con Eduard Soler, investigador del CIDOB y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.