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La activista paquistaní Malala Yousafzai y el activista indio Kailash Satyarthi ha sido galardonados este viernes con el Nobel de la Paz 2014 por su lucha a favor de la educación infantil, según ha anunciado el Comité Nobel Noruego. 

El Nobel de la Paz pone su objetivo en la infancia. En ese futuro de la humanidad que se ve privado de niñez porque ha de trabajar de sol a sol, porque no se le permite acceder a la educación, porque en decenas de países del mundo se incumplen los derechos de la infancia. "El comité entiende que es importante que un hindú y una musulmana, un indio y una paquistaní, se unan en la lucha común en pro de la educación y en contra del extremismo", ha afirmado el presidente del comité noruego.

El premio Nobel de la Paz de 2014 reconoce la defensa de los derechos de las niñas a estudiar. Y esta lucha tiene dos nombres propios: la joven paquistaní Malala Yousafzai, que arriesgó su vida por ir a la escuela, y el indio Kalas Satyarthi, presidente de la marcha global contra el Trabajo Infantil.

"El comité entiende que es importante que un hindú y una musulmana, un indio y una paquistaní, se unan en la lucha común en pro de la educación y en contra del extremismo", ha afirmado el presidente del comité noruego, Thomas Jagland.

Después de dos años de premios sin rostro -la Unión Europea en 2012 y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas en 2013- el galardón  de 2014 recupera el sello propio.

El Nobel de la Paz, dotado con 1,1 millones de dólares es el único galardón que a diferencia del resto de premios Nobel se entrega en Noruega y no en Suecia. La ceremonia se celebrará en Oslo el próximo 10 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Alfred Nobel, y el mismo día se entregarán el resto de premios en Estocolmo. 

Miles de personas protestan en Hong Kong para exigir que el jefe del Gobierno de la ciudad sea elegido por sufragio universal después de 2017, cuando China tomará el control

Miles de personas continúan concentradas este lunes en el centro de Hong Kong para pedir la elección democrática del Ejecutivo de la ciudad, tras otra noche de tensión y uso de gases lacrimógenos por parte de la policía.

La ciudad ha amanecido en calma, con muchos manifestantes sentados o durmiendo en las calles, mientras que los policías forman barreras ante edificios o cruces estratégicos en los distritos de Admiralty, Central o Causeway Bay. Algunas escuelas y negocios privados continúan cerrados, aunque el paro no es total.

El Gobierno local ha instado a los manifestantes a levantar la protesta, pero a la vez ha anunciado la retirada de los antidisturbios.

El movimiento de protesta pide la libre elección del próximo jefe ejecutivo de la ciudad, en 2017, después de que las autoridades chinas aprobaron en agosto pasado unos comicios por sufragio universal pero con dos o tres candidatos que deberán pasar el filtro previo de un comité consultivo.

Las agresiones físicas a los homosexuales han aumentado un 20% en España y donde más en Madrid. Lo denuncia la Federación Estatal de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales (LGTB). El último caso ha ocurrido en esta ciudad este fin de semana.

Caddy Adzuba es la conciencia de África. La voz que cada día a través de las ondas de radio denuncia los abusos del conflicto armado en la República Democrática del Congo. Por esta labor y su lucha incansable en defensa de los derechos de la mujer, la periodista congoleña ha sido galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2014.

La periodista congoleña Caddy Adzuba, reconocida activista por la libertad de prensa y por los derechos de las mujeres y las niñas de su país, ha sido galardonada hoy con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2014. El acta del jurado, al que ha dado lectura el presidente del Principado, Javier Fernández, ha ensalzado a la activista como "símbolo de la lucha pacífica contra la violencia que afecta a las mujeres, la pobreza y la discriminación, a través de una labor arriesgada y generosa".

Los migrantes que salen de territorio marroquí y no consiguen llegar a España no siempre son devueltos a sus países de origen. A algunos, la policía los envía en autobuses a ciudades como Rabat, donde acaban en pisos como el que ha visitado un equipo de TVE: 42 personas malviven en menos de 100 metros.