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Hoy en Por tres razones hablamos con la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados y refugiadas de Palestina, la UNRWA, a la que muchos países le han retirado la aportación de fondos tras las acusaciones por parte de Israel de que doce miembros de su personal estaban implicados en los ataques del 7 de octubre por parte de Hamás. Hablamos sobre esto con Marta Lorenzo, directora de UNRWA en Europa.

Cuando comenzó la guerra, Ahmed estaba a 80 km de su casa de Gaza, trabajando en Tel Aviv. En Gaza seguían su mujer y sus tres hijas: Tala, de cinco años, Lana, de dos, y la más pequeña, de uno, Lasha.

Cada día, a las 8.30 de la mañana, llamaba a su esposa para saber si estaban bien. El 8 de diciembre también la llamó, pero ese día todo fue distinto

Estaba hablando con su mujer y cayó una bomba cerca de la casa. Ella sabía que se iba a morir, cuenta Ahmed.

El hombre cuenta que su esposa salió corriendo y se refugió en otro edificio junto a decenas de parientes, en el barrio de Zeitun, en la ciudad de Gaza.

Pero otra bomba les cayó encima. Murieron 17 familiares directos de Ahmed: su mujer, sus hijas, su madre, sus hermanos, sus sobrinos…

Hoy, este hombre, dice que a él también le han matado. Su historia es parecida a la de otros hombres en su misma situación. En el refugio de Jericó hay otros muchos gazatíes esperando volver a su tierra.

Ahora, Ahmed tiene un solo deseo: volver a Gaza a enterrar adecuadamente a su mujer y a sus hijas y hacerlo con una moneda de medio shekel, que le solía dar a Tala, la mayor, y con el último dibujo que ella le hizo y donde escribió, junto a varios corazones: "Te quiero, papá".  

FOTO: EFE/EPA/MOHAMMED SABER

La guerra de Gaza ha provocado que cada vez más voces pidan un embargo de armas a Israel, un país que lleva años presumiendo de industria militar, pero que, a la vez, necesita aliados.

El estado judío se apoya en la ocupación de los territorios palestinos para exportar su armamento bajo la marca de "probado en combate". Además, es un proveedor clave de sistemas de inteligencia, como el software espía Pegasus, que adquirieron gobiernos de todo el mundo.

Israel también cuenta con proveedores clave de armas como Estados Unidos y la Unión Europea, que le suministran la mayor parte del material militar que necesita. España, aunque es un socio menor, es un ejemplo de cómo funciona un negocio habitualmente bastante opaco.

Analizamos todo esto con Alejandro Pozo, investigador del Centro de Estudios por la Paz J.M. Delàs, Alberto Estévez, portavoz experto en comercio de armas de Amnistía Internacional, y Josh Paul, exdirector de asuntos públicos en el Departamento de Estado de EE.UU.

Israel no ha enviado una delegación negociadora a El Cairo ante la negativa del grupo islamista Hamás a compartir su listado de rehenes vivos. Los mediadores —Egipto, Catar y Estados Unidos— han incrementado sus presiones sobre Israel y Hamás para alcanzar una tregua antes del inicio del ramadán, basada en un borrador de acuerdo para el cese de las hostilidades durante seis semanas.

Los ataques del Ejército de Israel siguen en el centro y sur de la Franja Gaza. Ha habido decenas de muertos en las últimas 24 horas. En Ráfah, donde se hacina la mayoría de los desplazados, las familias aún buscan a los desaparecidos tras uno de esos últimos ataques. Mientras algunos buscan con sus propias manos a los atrapados, otros entierran los cuerpos que han encontrado. La ONU acusa a Israel de bloquear la entrada de ayuda humanitaria, por lo que EE.UU. ha empezado a lanzar paquetes de alimentos y medicinas desde el aire. También lo siguen haciendo aviones de Egipto y Jordania. Aunque parte de esa ayuda cae al mar y el acceso a ella no resulta fácil. En El Cairo se han reanudado las conversaciones para un alto el fuego. Fuentes egipcias han dicho que el acuerdo está cerca pero no es inminente. Israel habría aceptado las condiciones para una tregua de seis semanas pero, según fuentes de la negociación, se está a la espera de la respuesta de Hamás.

Estados Unidos ha descargado desde aviones ayuda humanitaria sobre la necesitada población de la Franja de Gaza, aunque Washington reconoce que estas operaciones no pueden sustituir a la entrada de ayuda por carretera. Este domingo se retoman las negociaciones en El Cairo entre el grupo islamista Hamás e Israel para intentar alcanzar una tregua que permita el intercambio de rehenes por prisioneros palestinos y la llegada de más ayuda humanitaria. Según la ONU, una cuarta parte de la población en la Franja está al borde de la hambruna.

El vacío de poder que ha dejado la decisión israelí de intentar derrocar a Hamás y de emplear la ayuda humanitaria como arma de guerra, ha hecho que en Gaza surja un grupo que se autodenomina "Comité de Protección Popular".

Esta especie de autoridad paralela dice que trabaja con la policía para vigilar que los comerciantes no se aprovechan de la subida de precios. Para ello, patrullan las calles de los mercados populares armados con palos y fusiles de asalto y detienen a todo aquel que incumple sus normas. Los gazatíes aseguran que se sienten satisfechos con este nuevo grupo, ante la situación desesperada y de riesgo de hambruna que sufren por la escasez de alimentos.