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El mar de China meridional se ha convertido en una zona de disputas que se han multiplicado en la última semana. China considera suya una zona de archipiélagos que reclaman también Filipinas y otros países. El último incidente, ocurrido el pasado viernes, ha provocado las quejas del gobierno de Manila contra Pekín.

Un grupo de periodistas a bordo de un barco tratan de documentar la presencia de 200 embarcaciones chinas al oeste de la isla filipina de Palawan. Reciben un mensaje de advertencia, y poco después aparecen dos buques militares de la República Popular china y les obligan a retirarse. Manila ha denunciado el acoso por parte de Pekín de civiles desarmados en el mar.

Es solo el último ejemplo de una semana cargada de tensión en una zona de archipiélagos que se disputan China Filipinas y Vietnam.
EE.UU. censura la actitud cada vez más agresiva de las autoridades de Pekín en el mar de China, un entorno rico en recursos naturales que consideran suyo, y que no están dispuestos a compartir. China ha organizado maniobras militares cerca de Taiwán y ha incrementado su presencia militar con un nuevo destructor de 10.000 toneladas que patrullará la zona.

Es una de las cuestiones de seguridad que el próximo viernes abordarán en Washington los máximos dirigentes de EE.UU. y Japón, que buscan una postura común frente al que denominan "desafío chino". EE.UU. ha vuelto, según la interpretación de los especialistas, porque la administración Biden ha mostrado su apoyo explícito tanto a Filipinas como a Taiwán, en los contenciosos que mantienen abiertos con Pekín.

Las tierras raras sirven para producir las baterías eléctricas de los coches o los paneles solares, entre otras cosas. Pero se extraen, ineludiblemente, junto a uranio. Más allá del dilema medioambiental, la mina puede cambiar radicalmente la importancia geopolítica de la isla más grande del mundo, después de Australia: "Convertirá a Groenlandia en un actor relevante, porque aquí se producirán entre el 15 y el 20% de las necesidades de estos metales claves para una transición ecológica mundial", dice el responsable de la empresa minera, que asegura que el porcentaje de uranio aquí es muy bajo y no hay nada que temer.

El 80% de la producción mundial de tierras raras está en manos de China. También hay capital chino en este proyecto groenlandés, pero muchos locales creen que la rentabilidad de la mina puede ser su pasaporte hacia la independencia de Dinamarca. Un viejo sueño que, por fin, podría cumplirse, quizá a un alto precio.

La ciudad de Pekín está empleando un sistema con pegatinas para conocer el porcentaje de personas que están vacunadas en cada vivienda. Como si de un semáforo se tratase, si el color es verde significa que la inmunización de ese grupo de convivientes es alta. Por el contrario, si es roja, el porcentaje es bajo. La vacunación no es obligatoria en China, por el momento. Y además han empezado a vacunar a las personas más jóvenes antes que a los mayores. La vacunación de mayores de 65 ha comenzado en los últimos días.

Tras más de dos meses sin registrar contagios locales, China ha disparado la alarma tras registrar un brote en Ruili, una ciudad fronteriza con Birmania adonde llegan desplazados que huyen de la junta militar golpista. Las autoridades sanitarias chinas ya han informado de casi 50 positivos y esperan concluir la vacunación de unas 300 mil personas en la zona durante esta semana.

La nueva legislación electoral que China ha aprobado para Hong Kong limita el acceso al parlamento, ya solo entrarán aquellos a los que Pekín considera "patriotas". La oposición se queda, en la práctica, sin opciones en las urnas. China aumenta los parlamentarios locales de 70 a 90 y reduce los que se eligen por voto directo de la población de 35 a 20. Los restantes se designarán por unas elecciones sectoriales y por el Comité Electoral. Ambas cosas, según la oposición, están bajo el control de Pekín. Ese Comité podrá también vetar candidatos que considere "no patrióticos" en las próximas elecciones, que se han retrasado de septiembre a diciembre.

Brasil es el segundo país en número de fallecidos, después de Estados Unidos, que lidera también el número de contagios de COVID-19 en el mundo. Las esperanzas para detener al virus están en las vacunas. Pero la vacunación avanza a ritmo desigual en los distintos países.

En China, cuando han pasado más de tres meses desde que comenzase su campaña oficial de vacunación, las autoridades sanitariasofrecen a los extranjeros residentes mayores de 18 años la posibilidad de vacunarse con dosis de Sinopharm. Los primeros en acceder a la oferta han sido periodistas y diplomáticos, al precio de unos treinta euros en total las dos dosis.

Marcas como H&M llevan varios días sufriendo un boicot en China. La campaña se inició después de que la multinacional textil anunciara que no usaría el algodón de Xinjiang donde supuestamente se violan derechos humanos. La campaña comenzó ayer en Weibo, conocido como el "Twitter chino", tras un cruce de sanciones entre China y varios países occidentales a cuenta de las supuestas violaciones de derechos humanos y trabajos forzosos que, según algunos informes rechazados por el Gobierno chino, tienen lugar en esa región.

Las relaciones de Rusia y China con la Unión Europea y Estados Unidos nunca han sido fáciles, pero desde hace unas semanas, el hilo del que penden es un poco más fino. Washington y Bruselas tienen un pulso común -pero con sus peculiaridades individuales- con Moscú y Pekín. En la mesa del mundo, desgranamos los motivos, la situación y las posibles consecuencias con los corresponsales de Radio Nacional en Pekín, Mavi Doñate, en Moscú, Erika Reija, En Bruselas, María Carou, En Washington, Fran Sevilla, y en París, Paco Forjas.

China ha llamado a consultas al embajador de la Unión Europea en Pekín, tras las primeras sanciones del bloque al gigante asiático en 30 años por la violación de los Derechos Humanos de los uigures, la minoría musulmana del noroeste del país. China ha reaccionado a las sanciones de Bruselas a cuatro de sus dirigentes, poniendo en su lista negra a 10 europeos, entre ellos cinco europarlamentarios. Con el tratado comercial entre Bruselas y Pekín aún sin firmar, está por ver si la defensa de los Derechos Humanos marcará un antes y un después en las relaciones con el país asiático.

FOTO: THIERRY CHARLIER / AFP

La investigadora del CIDOB de Barcelona, Carmen Claudín, ha analizado en el informativo '14 horas' la decisión de China y Rusia de plantar cara a la Unión Europea por sus críticas a la represión de la minoría uigur y al opositor ruso Navalny. "Es pronto para saber qué repercusión puede tener el plante de China y Rusia. Veremos cuánto tiempo mantienen esa posición. China tiene muy claro que la defensa de sus intereses económicos no pasa por discusiones políticas y Rusia necesita el mercado europeo, no puede permitirse el lujo de perder a la UE como primer cliente energético", ha asegurado Claudín, que cree que a Rusia y a China les ha molestado que Occidente no confiara en sus vacunas.