Seis cráteres, un cono principal de 200 metros, más de 9.000 movimientos sísmicos, el volcán Tajogaite tuvo en vilo a medio millar de científicos que trabajaron día y noche en su monitorización. Con el Instituto Geográfico Nacional hemos vuelto a la zona cuatro años después. Todavía hay altas temperaturas dentro, hay emanaciones y pequeños desprendimientos.
Fue una erupción estromboliana. Se expulsaron cantidad de gases, piroclastos y lavas. Ahora, se ha convertido en todo un laboratorio al aire libre para aumentar nuestro conocimiento sobre los procesos magmáticos en profundidad y estar mejor preparados para la siguiente erupción.
Una mina para la investigación en la tierra y en el mar. En tres ocasiones la colada cayó al Atlántico. Tres fajanas en las que la vida se ha abierto paso. Han vuelto a su hábitat natural aquellas especies, peces, que habitaban en la zona. Ha sido de una manera más rápida de lo esperado.
Foto: Luis G Morera/EFE