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David Pardo, español confinado en Shanghái desde hace algunas semanas, ha explicado en una entrevista en el Canal 24 Horas que hacen compran vecinales de alimentos ante la prohibición de salir de casa para comprar y la escasez de repartidores. Millones de personas están afectadas en China por los estrictos confinamientos por la COVID-19.

Foto: RETAMAL / AFP

Ser mujer en Arabia Saudi es ver el mundo con limitaciones. Desde que nacen y hasta que mueren están bajo la tutela de un varón. Normalmente es el padre o el marido. El guardián tiene la última palabra en temas relacionados con el matrimonio, el divorcio, los hijos o las herencias. Y si hablamos de violencia de género se da la paradoja de que las víctimas pueden refugiarse en un centro de acogida pero necesitan el consentimiento de su tutor para salir de él. Expresarse libremente o luchar por sus derechos les sale caro. Desde hace pocos años las mujeres pueden asistir a eventos deportivos, conciertos o restaurantes sin mantener la segregación por sexos. Sin embargo, la tradición pesa y estos cambios no calan en la sociedad tan rápidamente. Pueden conducir desde 2018, pero algunas autoescuelas fijan precios más elevados para ellas. Ahora pueden votar, viajar, emprender negocios y estudiar o trabajar sin el permiso de su tutor, pero la realidad es que son muchas las empresas que no las contratan. Se abren poco a poco las puertas para ellas pero son pequeños avances para quienes son consideradas ciudadanas de segunda. Y no solo las mujeres lo tienen difícil en este país: Arabia Saudi es uno de los cinco países del mundo que más ejecuciones lleva a cabo cada año, la libertad de expresión es poco más de un espejismo, y la homosexualidad se castiga con penas de cárcel de entre 5 y 10 años.

China ha conseguido amortiguar el impacto económico de la pandemia de coronavirus. Pero la variante ómicron y el rebrote que se ha producido en Shanghái han puesto en tela de juicio su estrategia de COVID cero. Cada vez más voces cuestionan este estrategia al ver la parálisis económica y vital que supone el estricto confinamiento del principal centro financiero y comercial del país.

Foto: Un sanitario toma muestras a un residente en Shanghái (cnsphoto via REUTERS)

Cientos de palestinos se han enfrentado al ejército israelí en la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén, para evitar su entrada en el Monte del Templo. Han sido seis horas de altercados que han convertido la plaza en un campo de batalla donde se han lanzado petardos, piedras, granadas y pelotas de goma, y que han dejado decenas de heridos. Los incidentes han coincidido con el viernes de Ramadán, la Pascua judía y la Semana Santa ortodoxa, y después de que el movimiento islamista Hamás instara a “movilizarse en este lugar sagrado". Según la policía israelí, alrededor de las 4:00 de la mañana (2.00 GMT), "alborotadores enmascarados que portaban banderas de Hamás" arrojaron piedras hacia el Muro de las Lamentaciones, el lugar de oración más sagrado del judaísmo, ubicado en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Durante la última semana, los enfrentamientos han sido casi a diario dejando más de 150 heridos y un centenar de detenidos.

En China preocupa el foco de contagios de Covid en Shanghái, que lleva 3 semanas de confinamientos y 22.000 nuevos casos solo en las últimas 24 horas. También inquieta su impacto en la economía, que se estaba recuperando en el primer trimestre del año. Por primera vez, las autoridades del país han informado de víctimas mortales en este rebrote que ha dejado encerrados en sus casas durante semanas a millones de ciudadanos. El rígido confinamiento de la capital financiera y comercial de China golpea su economía, que ha crecido un 4,8% en el primer trimestre, más de lo esperado, pero da señales preocupantes. Siguiendo el flujo de los camiones de mercancías, varias universidades han calculado que el confinamiento prolongado de Shanghái puede suponer que el PIB de China se reduzca en abril hasta un 3%.

FOTO: AFP / China OUT