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El primer libro escrito por una mujer en España hace su aparición en 'Valle Salvaje': ¿cuál es y de qué se trata?

Valle Salvaje - Bárbara habla del primer libro escrito por una mujer española
Noah Benalal
Noah Benalal

Si parpadeas, te lo pierdes, pero aquí estamos nosotras para contarte más cosas de uno de los easter eggs del último capítulo de Valle Salvaje. En una escena en la que Bárbara se dispone a hablar con su amiga Irene de las aflicciones que le está provocando la extraña situación con Leonardo, primero le da su opinión sobre el libro que se está leyendo: Cristalián de España. Es una novela de caballerías que le prestó su amiga para entretenerse y que, para sorpresa de la propia Bárbara, está escrito por una mujer: Beatriz Bernal.

En realidad, se trata de todo un hito histórico: no solo se trata de la única obra de su género (novela de caballerías, precursora del Quijote) que está escrita por una mujer. También es la primera obra escrita por una autora española con plena conciencia de estar escribiendo una obra literaria para entregarla a imprenta. De ahí que se la considere la primera novelista española. ¡Casi nada!

Del anonimato al reconocimiento

Este libro de caballerías se publicó por primera vez en Valladolid en el año de 1545. El título era bastante más largo: Historia de los invictos y magnánimos caballeros don Cristalián de España, príncipe de Trapisonda, y del infante Luzescanio su hermano. La primera edición no nombraba a su autora, aunque ya declaraba estar escrita por una mujer: "una señora natural de la noble y más leal villa de Valladolid". Hasta que su hija, Juana de Gatos, mandó introducir el nombre de su madre en la segunda edición.

Pese a todo, durante mucho tiempo su figura fue olvidada: no es de extrañar considerando las dificultades que enfrentaban las mujeres para ser reconocidas como autoras. Beatriz Bernal escribió la obra en la primera mitad del siglo XVI, una España que, pese a ciertos progresos debidos al impulso cultural del Renacimiento, aún era profundamente conservadora.

Bárbara es la gran lectora de 'Valle Salvaje'

Bárbara es la gran lectora de 'Valle Salvaje' RTVE

¿Podía publicar una mujer en el siglo XVI?

En el siglo XVI, la Inquisición aún vigilaba e imponía la moral religiosa de la época, y controlaba lo que se imprimía en nuestro país. No hay mucha información sobre el caso concreto de Beatriz Bernal, pero podemos especular con conocimiento de causa sobre cómo logró esta mujer convertirse en novelista publicada. Al tratarse la novela de caballerías de un tipo de arte popular y poco valorado intelectualmente (se consideraba fantasioso y lejos de las preocupaciones morales que debían ocupar a los ciudadanos; en concreto, la trama de Cristalián de España está llena de magia y sucesos inverosímiles), es posible que la vigilancia fuese menor y eso contribuyese a su publicación. La Inquisición se ocupaba de censurar el pensamiento y el discurso religioso, y la falta de pretensiones de la novela de caballerías permitía que pequeñas insurrecciones como esta pasaran bajo el radar.

Otros factores biográficos importantes: muy probablemente, Beatriz Bernal era una mujer noble emparentada con los Bernal, una familia ilustre de Valladolid. Esto le concedía el acceso a la educación y el tiempo para dedicarse a la escritura. Además, era viuda. Esto en su época significaba disponer de mayor libertad que las mujeres atadas a la voluntad de su marido, así como la independencia legal que la amparaba para emplear sus esfuerzos en lo que le viniese en gana.

Representación de Nicóstrata, inventora del alfabeto latino y la poesía

Representación de Nicóstrata, inventora del alfabeto latino y la poesía RTVE

Un libro con presencia femenina

Cristalián de España cuenta las aventuras del héroe del mismo nombre, un "caballero cristiano ejemplar" que viaja por reinos lejanos, pelea contra caballeros, gigantes y enemigos paganos y supera todo tipo de pruebas que ponen a prueba su valor, su lealtad y su fe. El mundo de la novela tiene elementos fantásticos y mágicos. Y también tiene una importante presencia de los personajes femeninos.

Aparece, por ejemplo, el tópico literario de la doncella guerrera Minerva: una mujer con ganas de aventura que se convierte en compañera de viaje del protagonista. O una mujer escritora, la legendaria Nicóstrata, a quien la autora atribuye haber escerito las guerras de Troya. También destaca por su inicipiente "feminismo" (siglos antes de que se inventase el término) la maga Membrina, una doncella "muy sabedora en las artes" de la que se dice que "fue tanto su saber, que jamás quiso tomar marido porque nadie tuviese mando ni señorío sobre ella". ¡Anda si se nota que la ha escrito una mujer de la época! Danalia, una infanta que aparece más adelante, también rechaza el matrimonio por la misma razón. Vamos, que la novela le encantaría a nuestra Adriana...

Irene tiene acceso a la biblioteca familiar

Irene tiene acceso a la biblioteca familiar RTVE

¿Leerían el libro señoritas como Irene y Barbara?

Sí y no: parte de la magia de la ficción es que se puede utilizar para hablarnos desde el pasado a las preocupaciones y necesidades del presente. Es estupendo que Valle Salvaje nos enseñe, con este tipo de gestos, la genealogía de las mujeres literarias españolas, como ya hizo anteriormente al introducir en la serie La ciudad de las damas. Pero, ya que estamos contando curiosidades, una muy importante es que las novelas de caballería (y las novelas en general) se consideraban un tipo de literatura menor que no estaba bien valorado en la clase alta de la que sobre todo Irene, y en menor medida Bárbara, forman parte.

Lo más probable es que las jóvenes de su época, de tener acceso a una formación y una educación literaria, leyesen más bien historia, teatro, filosofía y, de leer novelas, fuesen novelas morales o sentimentales, no de caballerías, que no circulaban masivamente en el siglo XVIII español y ya se consideraban bastante anticuadas (¡recordemos que la gente culta despreció El Quijote! Por suerte, la Historia pone cada cosa en su lugar).

Ahora bien: mirando la inmensidad de la biblioteca de los Gálvez de Aguirre, es muy posible que no se haya construido en una sola generación. Quién sabe si los antepasados de don José Luis y doña Pilara pudieron hacerse con un ejemplar de este libro del siglo XVI, para leerla con curiosidad, con sorna o con nostalgia, y así pudiese la obra haber caído por accidente en manos de Irene, aburrida en el palacio y deseosa de sumergirse en una aventura...

¡Todo es posible para dos muchachas tan inquietas e inteligentes como Irene y Bárbara!