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La "maldición de los girasoles" persigue a Yolanda Ramos y Ainoa Olivares en 'Hasta el fin del mundo'

Hasta el fin del mundo - Yolanda y la maldición de los girasoles

Yolanda Ramos y su sobrina Ainoa Olivares, concursantes de Hasta el fin del mundo, se adentraron en las calles de Potosí en Bolivia sin imaginar que el camino hacia un simple alojamiento acabaría convirtiéndose en una de sus experiencias más surrealistas.

Mientras caminaban, se toparon con un coche que llevaba sobre el techo un ataúd atado con cuerdas y acompañado del enigmático cartel "El recuerdo queda". El conductor avanzaba con total naturalidad por las calles de la ciudad boliviana, dejando a la actriz y a su sobrina desconcertadas ante aquella peculiar estampa. Decidieron entonces subirse a un taxi hacia el centro de Potosí. A medida que ascendían por la ciudad -situada a más de 4.000 metros de altura- empezaron a notar los efectos de la altitud. Pero, lejos de encontrar descanso, el destino les tenía preparada una cadena de encuentros inesperados.

El hotel de los girasoles: una superstición muy personal

Poco después llegaron a un hotel que, a primera vista, les gustó por la limpieza de sus cristales. Sin embargo, todo cambió cuando Ainoa exclamó: "Ay, girasoles". En la puerta principal destacaba un gran logo decorado con estas flores, algo que hizo que Yolanda se tapara los ojos de inmediato mientras murmuraba "girasoles, mala suerte". Su sobrina la imitó entre risas nerviosas, mientras la actriz insistía en que mirara al suelo y no a las flores.

Una vez dentro, Yolanda explicó su superstición: contó que un día le regalaron girasoles y poco después le ocurrió algo en una función. Desde entonces decidió que aquellas flores traían mala suerte. Ainoa, sorprendida, confesó que pensaba que la superstición tenía un origen cultural, no algo inventado por su propia tía. Yolanda bromeó diciendo que, aunque fuera suyo, acabaría convirtiéndose en cultural: "Ahora, por ejemplo, este chico del sur de América -refiriéndose al recepcionista del hotel- irá diciendo que los girasoles traen mala suerte. Así nacen los refranes".

Girasoles por todas partes: una prueba de resistencia emocional

En la recepción del hotel, ambas permanecieron con las manos sobre los ojos mientras Yolanda repetía que no podía soportar los girasoles. Preguntaron el precio de una habitación doble y, rodeado de girasoles naturales y artificiales, el recepcionista les informó de que costaba 48 dólares. Pese a todo, Yolanda concluyó que se quedaría allí y Ainoa aceptó sin dudar.

Camino a la habitación, el trabajador les acompañó por un pasillo donde contaron, al menos, una decena de jarrones repletos de girasoles. Yolanda y Ainoa avanzaban mirando al suelo, entre risas y sobresaltos.

Una pasarela inesperada: el certamen Miss Potosí

La sorpresa no terminó ahí. Nada más doblar una esquina del pasillo, descubrieron que el hotel acogía el certamen anual de Miss Potosí. Varias participantes, vestidas con trajes largos y brillantes, posaban en los pasillos. Yolanda y Ainoa celebraron la escena con entusiasmo.

Las misses reconocieron a la actriz y le pidieron hacerse unas fotos con ella, algo que la humorista recibió con humor pese a su apariencia tras días de aventura. "No me digas que no traen mala suerte los putos girasoles", comentó entre risas. "Con la cara que llevo, encontrarte a tres mujeres hermosísimas y que encima la jefa de las misses te pida una foto…".

Un final de etapa entre risas y electricidad

Al entrar por fin en la habitación, Ainoa exclamó que le encantaba. Yolanda comprobó el lavabo y también celebró la limpieza del lugar. Ainoa cogió entonces el mando de la televisión y preguntó cómo poner YouTube. Cuando Yolanda le tomó las manos para enseñarle, ambas recibieron un calambrazo. La actriz, entre carcajadas, solo pudo concluir: "Malditos girasoles".