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Estos son los pasos para superar un corazón roto

  • ¿Por qué duele tanto el desamor? ¿Cómo se supera una ruptura?
  • En Mente abierta hablamos del "mal de amores" con el psicólogo especializado en rupturas sentimentales Enrique Vivancos
Pasos para superar una ruptura amorosa
RTVE.es

El 14 de febrero es un día extraño. Para algunos, San Valentín es una comedia romántica perfecta: amor, flores y finales felices. Nada sale mal, y el amor siempre gana. Para otros, en cambio, se convierte en pesadilla interminable. Un mal sueño del que no hay forma de despertar. Los escaparates, los medios, los amigos… todos te recuerdan lo que fue, lo que pudo ser, o lo que ya no será.

Porque el amor es muy bonito, hasta que termina. Como explica Enrique Vivancos, psicólogo especializado en rupturas sentimentales, cuando una relación acaba, lo que antes nos hacía sonreír, ahora nos hace llorar. El corazón se quiebra y parece que nada será igual. El futuro se convierte en pasado, y pensar en el final es como un dolor que deja sin aire.

Pero, ¿por qué duele tanto el desamor? Y lo más importante, ¿cómo se supera una separación? En Mente abierta con María Torres, buscamos las repuestas.

Al igual que el amor muchas veces llega sin avisar, el desamor también. Lo eterno no existe porque la vida es impredecible. Vivancos, de hecho, avisa: "Todos vamos a pasar por la experiencia de tener el corazón roto".

"En el mundo actual y en la cultura occidental este es uno de los grandes traumas que les quedan a las personas, junto con accidentes o enfermedades", explica el psicólogo. ¿El motivo? Que "una ruptura descoloca a todos los niveles".

Porque una separación es más que un simple fin. No se trata únicamente de una cuestión de pasar de todo a nada, es el choque entre recuerdos, hábitos compartidos y proyectos comunes. "Las rupturas se trabajan como los duelos por fallecimiento, pero con la diferencia de que la persona sigue existiendo y está disponible. La puedes observar en redes sociales, o tus amigos te pueden hablar de ella", señala Vivancos.

Y esto, apunta el experto, puede complicar todo. "Al ver a tu ex, te cuesta más hacerte a la idea de que la relación ha terminado y que no hay vuelta atrás", lo que significa que ni siquiera se puede iniciar ese duelo.

"La primera fase del duelo, y las más importante, es aceptar la realidad de la pérdida". Aquí, el contacto cero es clave. "Seguir viéndose como amigos es una trampa”. Aunque las intenciones sean buenas, si no se pone distancia, no se podrá avanzar. "Ser amigo de tu expareja es fantástico, pero debe pasar un tiempo que te permita entender que no volverá a ser lo que era", asegura Vivancos.

Solo cuando hayas logrado "no ser dependiente de esa persona y hayas restablecido tu propio equilibro emocional", insiste el experto, podrás establecer una nueva relación de amistad con tu ex. No antes. De lo contario, el dolor se puede enquistar.

"El tiempo hace su trabajo y superarás la ruptura en cierta medida, pero el problema son las secuelas", reconoce Vivancos. "En un intento por calmar la ansiedad puedes acabar con una melancolía que se vuelva depresiva, con un problema de alcoholismo" o atrapado en un "duelo congelado". Porque, cuando no se resuelven todas las fases del duelo, el dolor se congela y se vuelve tan eterno como limitante. "Si haces buen un duelo, luego puede haber otras personas, pero si no te quieres despedir, no le darás la oportunidad a una nueva pareja", subraya el psicólogo.

Amor propio y voluntad: la clave para superar una ruptura

De nuevo, dar este paso no es sencillo. "La clave para superar una ruptura es compensar el vacío que genera la pérdida del cariño y amor cotidiano de esa persona”, explica Vivancos. Se trata de aprender a estar solo otra vez. Si antes de conocer a tu expareja, eras feliz ¿por qué no lo vas a seguir siendo después? 

"Tras la ruptura, debes conseguir quererte más para compensar que el amor de la otra persona ya no está disponible", dice el experto que recomienda, para ello, reforzar la autoestima y dejar atrás las tentaciones de buscar consuelo en otras relaciones o actividades que solo funcionan como parches temporales: "No son soluciones malas, pero no son las más eficaces. Lo verdaderamente útil es aprender a estar solo y no necesitar a nadie más", apunta.

Sin embargo, no siempre es posible mantener esa distancia o desconexión. Para bien o para mal, cuando hay hijos en la relación, las circunstancias se complican. "Son situaciones más complejas que requieren buena voluntad y asesoramiento. Ningún hijo quiere que sus padres se separen, pero tendrán que adaptarse, como a tantas otras cosas que le sucederán en la vida", avisa el experto.

Lo ideal, insiste Vivancos, "es que ambas familias acepten la situación y hagan entender al niño que no tiene por qué ser algo malo, aunque al principio le cueste".