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¿Qué pasa en nuestro cerebro mientras dormimos?

  • ¿Por qué a veces recordamos los sueños?
  • ¿Qué puedo hacer para dormir mejor?

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¿Sabías qué los humanos pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo?
¿Sabías qué los humanos pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo? Unsplash

A lo largo de nuestra vida pasamos prácticamente 30 años durmiendo, es mucho tiempo, casi un tercio de nuestra vida. Y es aún más cuando ni siquiera sabemos por qué dormimos y cómo le está afectando eso a nuestra mente. Tras la tormenta acude a Jesús Porta, neurólogo en el Hospital Clínico de Madrid, para entender nuestro sueño, nuestros hábitos oníricos o los efectos que tiene sobre nuestra existencia.

Es evidente que los humanos tenemos ciertas necesidades y una de ellas es dormir pero también debemos soñar, dormidos y despiertos. Seguro que alguna vez habéis oído "si no durmiese la de cosas que podría hacer...", pero nada más lejos de la realidad. El sueño es el que nos permite estar despiertos y se encarga, también, de asentar nuestros recuerdos y limpiar nuestro cerebro. Esto último lo hace mediante el sistema glinfático ya que funciona por la noche y es quien se encarga de eliminar todo el detritus y las proteínas que no son necesarias.

¿Cuánto debemos dormir?

No hay una regla general, cada uno debe dormir en función de las necesidades del sueño que tenga. Jesús explica que "no todo el mundo necesita 7 u 8 horas", ya que hay gente que con menos tiempo está muy activo y es suficiente para ellos.

Además hay que recalcar que es algo que va cambiando durante el paso de la vida. "Si tú estás despierto durante el día y no notas cansancio ni ninguna otra alteración, pues son tus horas de sueño. Y van cambiando a lo largo de la vida. Los niños necesitan más horas. Luego vamos disminuyendo las horas y por ejemplo, las personas mayores a veces se levantan muy pronto pero están totalmente despiertos y algunos se ponen a leer libros y otros intentan dormirse", explica el presidente de la Sociedad Española de Neurología, Jesús Porta.

Fases, ritmos y sueños

Soñar es imprescindible para que los humanos tengamos memoria. Y durante el sueño, nuestro cerebro pasa por distintas fases para cumplir con todo lo que debe hacer durante nuestro tiempo dormidos. La fase I y II son las que se denominan "sueño rápido", las fases III y IV son de "sueño lento" y finalmente tendríamos la V que sería la conocida como fase REM.

Las fases I y II son donde el sueño es más ligero y es más probable despertarnos y desvelarnos. Las dos fases siguientes son las de sueño profundo e incluso en la cuarta ya se puede soñar. "Cuando nos despertamos en la fase en la que tenemos las ensoñaciones, que es la fase REM, muchas veces recordamos los sueños porque nos han despertado antes de que se complete el ciclo completo del sueño", explica el neurólogo.

Aunque los sueños sean los que nos permiten tener memoria y asentar los recuerdos, los sueños no son nuestros recuerdos. En ellos "hay una disociación emotivo cognitiva. ¿Esto qué quiere decir? Que los eventos que ocurren en los sueños no son sincrónicos con las emociones que producen, entonces, llegamos a situaciones irreales. Puedes que estés, por ejemplo, soñando que estás descalzo con muchísima angustia, cuando tú puedes estar descalzo por la calle sin tener esa angustia", explica Jesús sobre el significado de los sueños.

Además de las fases, hay dos ritmos que influyen en nuestro sueño y en nuestro cerebro. Se debe buscar que coincidan y estos ritmos son el circadiano y el homeostático. Así lo explica Jesús Porta: "el circadiano es el que va con el día y depende de la intensidad lumínica. Este es el que nos hace acostarnos, que nos entra el sueño por la noche y que nos despertemos por el día. Y otro ritmo que tenemos es el que nosotros forzamos, el del cansancio, la necesidad de descansar, que lo llamamos homeostático". Cuando estos ritmos no concuerdan por cambios horarios, por el estilo de vida o por lo que sea, puede producir problemas del sueño.

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Además si los ritmos no concuerdan, se puede tomar melatonina para que se sincronicen. Ocurre más en los hombres pero entre un 7 y un 15% de la población tiene el ciclo retardado, es decir, se duermen más tarde. Y solo un 1% lo tiene adelantado, es decir, sienten la necesidad de acostarse antes.

¿Qué podemos hacer para dormir mejor?

Se conoce que hay una estrecha relación entre el sueño y el estado de ánimo. De hecho, muchos trastornos como la ansiedad o la depresión pueden agravarse por no dormir bien. Y esta relación es bidireccional, pues también los trastornos del sueño puede desembocar en enfermedades como la depresión o la ansiedad.

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Aquí unos consejos para intentar mejorar la calidad del sueño:

Evita las pantallas antes de dormir. La luz es un enemigo de nuestro cerebro porque "lo engañamos" desde que inventamos la electricidad y parece que elegimos cuando es de día con tan solo un interruptor. Pero ahora, hemos incluido también las pantallas y ese estímulo que recibe nuestro cerebro hace que se retrase la creación de melatonina.

Aleja la cena del sueño. Cuanto más alejes la hora de cenar con la de acostarse mejor se encontrará tu cuerpo a la hora de acostarse. Para los españoles es complicado puesto que se arrastra un horario tardío desde la comida.

Evita el alcohol por la noche. Nos va a dificultar el sueño por el efecto del reflujo gastroesofágico y por el propio efecto del alcohol en el cerebro.

Haz ejercicio físico. El cansancio y la relajación de nuestro cuerpo ayudará a conciliar el sueño.

Mantener unos ritmos establecidos. Es importante marcarse una "rutina" e intentar acostarnos y despertarnos todos los días a horas similares.

Y si hablamos de casos puntuales como etapas de estrés, bajo la recomendación de un médico o farmacéutico se puede recurrir a sustancias como la valeriana. Y si el problema persiste, acudir a un especialista para dar con el problema.