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Desamor y vanguardia

Audrey Hepburn casi rechaza trabajar en 'Dos en la carretera', ¿por qué motivo?

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Audrey Hepburn y Albert Finney protagonizan 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)
Audrey Hepburn y Albert Finney protagonizan 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

"Sólo quieres que me convierta en un bonito recuerdo, cuanto antes mejor", le espeta el personaje de Audrey Hepburn, Joanna, al hombre al que ama. Unos instantes después, ambos deciden que se casan. Aunque todo esto sucede conforme se acerca el final de la película, que empieza cuando se plantean el divorcio y recuerdan, desde la carretera, los acontecimientos que definieron su matrimonio. Dos en la carretera fue la incursión de Stanley Donen en el realismo sentimental y en la experimentación técnica heredada de la nouvelle vague: filmada a partir del guion por el que Frederic Raphael fue nominado al Oscar, esta cinta, que ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, utiliza los saltos en el tiempo hacia delante y hacia atrás para narrar la historia de esta pareja, pensada desde un momento de crisis.

'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

Predecesora de películas como Blue Valentine (Derek Ciafrance, 2010) o Historia de un matrimonio (Noah Baumbach, 2021), Audrey Hepburn tenía sus dudas ante esta manera 'demasiado avant-garde' de filmar la historia, que crearía escuela en el fondo y en la forma posterior de abordar el matrimonio desde el cine. Ella ofrece una de las interpretaciones más complejas de su carrera interpretando a la misma mujer a lo largo de doce años de alegrías y desencantos, y Dos en la carretera brilla en su filmografía precisamente porque rompe con la rúbrica habitual de Stanley Donen: sin renunciar por completo a la estilización de la imagen y los personajes, da un salto de madurez cuando las tensiones y conflictos de la vida se introducen en su romance de película.

La dificultad técnica y emocional de Dos en la carretera

Hollywood estaba, aún, peleándose con el realismo y la vanguardia que en los años 60 impregnaba el cine europeo cuando Stanley Donen dio este salto a la producción independiente. Varios recursos narrativos que entonces poseían un carácter experimental impregnan la cinta: diferentes líneas temporales se intercalan mediante cortes bruscos provocados por el paralelismo o la evocación, y el significado se construye a través de la superposición y el contraste. La película fluye como un recuerdo, con las imágenes invocándose mutuamente y los acontecimientos trayendo a la pantalla otros similares que de alguna forma desvelan la ingenuidad o las mentiras del amor: una promesa se encadena con su ruptura, una dura discusión con el momento más feliz, o una carta de amor leída mediante voz en off se ilustra con la escena de una infidelidad que la desmonta palabra por palabra.

Audrey Hepburn y Albert Finney protagonizan 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

Audrey Hepburn y Albert Finney protagonizan 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

En su honestidad y su fina forma de narrar (no le faltan a la película memorables momentos cómicos o de enredo en las carreteras del sur de Francia, como cuando Audrey Hepburn exclama "¡le gusta el agua!" tras avivar accidentalmente las llamas de su coche ardiendo), esta es una de las cumbres de la filmografía de Stanley Donen, que parece decidido a problematizar los códigos del "amor cinematográfico" de los que él mismo se había convertido en maestro: en Dos en la carretera, se demuestra capaz de ir más allá del colorido musical o la comedia autoconsciente sin perder un ápice de control sobre este nuevo drama (que, como la vida, no es explosivamente dramático; sólo tenso, agridulce y movido por la personalidad bien descrita de sus personajes).

Para el compositor, Henry Mancini, la banda sonora que acompaña estas modulaciones tonales fue la más difícil y la más bonita de su carrera, y siempre prefirió el tema Two for the Road sobre la que para muchos es su canción más icónica: Moon River, el tema que canta Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes.

Audrey Hepburn en su mejor papel dramático

Dos en la carretera es el primer rol dramático verdaderamente importante para entender la carrera de Audrey Hepburn, que no destacó particularmente en La calumnia, de William Wyler, y aquí encontró un papel adulto y complicado a su medida. El miedo que inicialmente sintió ante la narrativa no lineal de la película venía, probablemente, derivado del fracaso de Encuentro en París (1964), pero se disipó cuando leyó el guion y supo reconocer su potencial. Había, no obstante, más dificultades en el camino.

Audrey Hepburn en el set de 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

Audrey Hepburn en el set de 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

La actriz había sido la primera (y única) elección de Stanley Donen para interpretar a Joanna, pero estuvo apunto de ser reemplazada tras abandonar el rodaje por un embarazo. Sufrió un aborto espontáneo y decidió volver para terminarla, enfrentándose a lo que debió ser un importante estrés emocional: la maternidad es uno de los anhelos de su personaje y uno de los desencuentros que marcan su matrimonio, al que el paso del tiempo llena de insatisfacción y de reproches. El intenso contenido emocional de la película fue, aparentemente, agotador para el equipo entero: en el audiocomentario del DVD, Stanley Donen explicaba que nadie quería grabar la escena en la que los peresonajes confrontan una de sus infidelidades, porque todos la sentían demasiado realista y dolorosa.

Audrey Hepburn y Albert Finney protagonizan 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

Audrey Hepburn y Albert Finney protagonizan 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

En términos más pragmáticos era, también, un rodaje diferente al de las sobreprotegidas comedias rodadas en ciudades europeas: con escenarios naturales y muchas escenas filmadas en la carretera, los actores tuvieron que dirigirse a sí mismos en las escenas grabadas en coches donde no cabía nadie más. La actriz tuvo que sobreponerse, también, a su miedo a sumergirse en el agua, con dos guardacostas supervisando todas sus escenas acuáticas y a veces arruinando las tomas al apresurarse a salvarla. Varias biografías de Audrey Hepburn cuentan que ella grabó para esta película sus primeras escenas de desnudo, algo que también afectó a sus nervios, y que estas secuencias no acabaron, por ello, en el montaje final.

Audrey Hepburn en el set de 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

Audrey Hepburn en el set de 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

Moda experimental para una película experimental

En términos de identidad, la película también supone una ruptura con el estilo característico de Audrey Hepburn y una transición segura a la nueva moda de finales de los años 60. Si bien Charada era casi un museo de su duradera colaboración con Givenchy, la moda se convierte en Dos en la carretera en un elemento narrativo de crucial importancia: no sólo para redefinir a Audrey Hepburn, la estrella, sino porque se presenta como la única herramienta útil y capaz de orientar al espectador dentro de su narración no lineal.

Audrey Hepburn en el set de 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

La moda mantiene el carácter lúdico y juguetón que tenía en otras películas, pero es algo más: cuatro cortes de pelo distintos (a cargo de la italiana Grazia de Rossi) y la evolución del estilo de Joanna sirven de ancla para construir todo un sistema de emociones, conflictos y deseos que cobran formas diferentes en los distintos momentos del tiempo. Todas las líneas temporales que se ponen en juego la tienen a ella en el centro, y su armario reúne a diferentes diseñadores de gran personalidad, como Paco Rabanne, Mary Quant, Ken Scott o Michèle Rosier, que constribuyen a la construcción narrativa.

Audrey Hepburn en el set de 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

Audrey Hepburn en el set de 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

A lo que acudimos es a una larga transición: Joanna pasa, de emular a una joven y activa Anna Karina (con vaqueros Levi's, jerseis cómodos y sencillos y la melena cortada por debajo de los hombros), a acompañar su fuerte personalidad de piezas vanguardistas que tienen más que decir: destacan las Gafas visor o el Vestido imponible de Paco Rabanne, hecho de cristales cosidos con anillas metálicas.

El estilo de Audrey Hepburn en 'Dos en la carretera'

El estilo de Audrey Hepburn en 'Dos en la carretera'

También el Traje de PVC de Michèle Rosier (que más adelante influiría en la obra de Viviene Westwood o Alexander McQueen) o el Vestido de pájaros de Ken Scott, psicodélico, femenino y el favorito de Audrey Hepburn. Al saltar despreocupadamente de un lugar a otro, la película se convierte en catálogo de los hitos estilísticos de su periodo (y, dicho sea de paso, de sus coches).

Audrey Hepburn en el set de 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

Audrey Hepburn en el set de 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

El coche reemplaza la casa y nadie se queda quieto

Otra característica interesante de esta película es el modo en que omite deliberadamente la representación de la vida doméstica de esta pareja. Comienza en una discusión de carretera y su argumento se desarrolla siempre en el camino: coches, hoteles, barcos y aviones son los escenarios de una película donde los personajes siempre se están moviendo. El coche reemplaza la casa y el movimiento está fuera y dentro de los propios personajes, que hablan mientras caminan, corren, nadan, se esconden el uno del otro o se persiguen dramáticamente.

Audrey Hepburn y Albert Finney protagonizan 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

Audrey Hepburn y Albert Finney protagonizan 'Dos en la carretera' (Two for the road, 1967)

El principio de Dos en la carretera, tanto en los escenarios como en la ropa como en la trama y la forma de la película, es un dinamismo que naturalmente no puede acabar: desde todas las direcciones, Mark y Joanna se mueven siempre hacia el futuro. Si no paran nunca, parecen pensar, quizá el desamor no los alcance.