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La Mañana

Estudiar con 92 años

  • Cursa su tercera carrera en la Universidad de mayores de Alcalá
  • Tras estudiar ruso y graduarse en Humanidades, Emilio cursa ahora a sus 92 años Ciencias
  • Trabajó durante cuatro décadas como asesor de relaciones públicas de la fuerza aérea de los Estados Unidos en las bases de Torrejón y Morón

El protagonista de esta historia es Emilio Pacios, el cual, cursa su tercera carrera universitaria a los 92 años. Tras estudiar ruso y graduarse en Humanidades, Emilio cursa Ciencias en la Universidad de Mayores de Alcalá de Henares «Cuanto más sé, más me sorprende todo lo que ignoro», ese es su lema.

Emilio Pacios camina apoyado en dos bastones ataviado con gafas graduadas de sol y una gorra. Carga también un maletín en el que guarda una tablet de última generación. Cuando la enciende, en la pantalla aparecen los apuntes, perfectamente esquematizados, del último tema que ha aprendido en clase: los moluscos. Emilio es el mayor de su clase, tiene 92 años y cursa ya su tercera carrera, por lo que, en lo que se refiere a estudios, lleva mucho adelantado a sus compañeros. Decidió matricularse en la universidad por primera vez en el año 2010 y sus manos reflejan su experiencia y todo lo vivido, también sus arrugas reflejan esto y sus suaves movimientos y gestos.

En el aula, no es de los que se sientan en última fila, pero tampoco en la primera, sino allí donde su rodilla le permite llegar: sin subir demasiados escalones. Es de los que pregunta todas las curiosidades y dudas que le van surgiendo, sobre todo en Zoología y Biología, sus asignaturas preferidas.

Así lo cuenta la profesora Luisa Díaz Aranda, que imparte esta misma materia: “Tener alumnos de esas edades es una maravilla, es el alumno de mayor edad y se ha convertido en todo un ejemplo para sus compañeros”.

Todos los martes, miércoles y jueves a las seis de la tarde Emilio acude puntual a su cita, y cuando llega a casa, suele repasar lo aprendido, aunque en la Universidad de Mayores no hay trabajos ni exámenes.  Allí tiene su grupo de amigos, los conoció mientras estudiaba Humanidades, de la que guarda orgulloso la beca. «Cuando terminamos la carrera, el año pasado, pensamos: "¿Y qué hacemos ahora?" Por eso decidimos apuntarnos a Ciencias», cuenta a La Mañana.

Emilio es un todoterreno, también en los idiomas, ya posee los certificados de inglés y francés, sabe ruso, y no se conforma con eso, quiere aprender también latín, por lo que posiblemente este verano lo estudie de forma autodidacta.

Recordando su vida

Nació en Lugo y mantiene nítidos los recuerdos de una lejana juventud. Rememora cuando paseaba con su abuelo, teniente de la Guardia Civil, y cómo él le dejaba subirse al caballo. Cuando comenzó la guerra, se mudó a Madrid: «No merece la pena revivir épocas tristes», pero a Emilio, se le hace imposible no hablar de ello. Lo que más recuerda es el hambre y el ruido de las balas. Llegada la posguerra, pudo por fin estudiar y buscar empleo, lo que le llevó a trabajar para el Ejército y a conocer a Monchi, la mujer que durante 60 años fue su «apoyo logístico» y que falleció hace unas semanas.

Emilio trabajó durante cuatro décadas como asesor de relaciones públicas de la fuerza aérea de los Estados Unidos en las bases aéreas de Torrejón y Morón para la USAF (Fuerza Aérea de los Estados Unidos). En su despacho, cuelga el diploma que le otorgó el Ejército del Aire cuando le concedió la Cruz del Mérito Aeronáutico con distintivo blanco, en 1977.

A los 80 se jubiló, y desde entonces no ha parado ni un minuto, ahora, todavía le quedan sueños por cumplir, y este no es académico: montar en globo y recopilar los artículos que escribió para El Diario de Alcalá. Con esta historia nos damos cuenta de que el refrán “quien la sigue la consigue” es totalmente cierto.