Investigación: el negocio de los chalets prostíbulo
- Un chalet convertido en prostíbulo en el barrio de la Piovera genera problemas entre los vecinos de la zona.
- Ante esta situación los vecinos de las casas contiguas han colocado carteles para disuadir a los posibles clientes
- En La Mañana hemos investigado lo que está ocurriendo
Un prostíbulo situado en un chalet en el lujoso barrio de la Piovera genera ruidos y mal ambiente entre los vecinos de la zona. Pero no es el único caso, ya que en otros barrios de Madrid también viven la misma situación.
Los más afectados por este tipo de negocio son los vecinos de las casas contiguas, que ante la pasividad de las autoridades han colocado carteles para tratar de ahuyentar a los clientes que acuden a la casa las 24 horas del día. Estos aseguran que los ruidos viviendo pared con pared son insoportables y muy desagradables. Constantemente escuchan sexo, gemidos y el trasiego de los clientes “me han llegado a llamar a casa a las 5 de la mañana gritando que quieren farlopa, que quieren putas” dice una de las vecinas, que a causa de la situación está en tratamiento por ansiedad e insomnio.
Los vecinos del exclusivo barrio de La Piovera han visto interrumpida la tranquilidad que tenían en el barrio, creen que no es normal que en una urbanización residencial en la que viven numerosas familias, existan este tipo de negocios.
Ni los clientes ni las prostitutas del chalet quieren hacer declaraciones ante las cámaras. Tras encontrar el anuncio del prostíbulo en una página de contactos, el responsable contesta relatando los problemas que está teniendo con la vecina de al lado. Unos problemas que se deben a los carteles disuasorios que cuelgan los vecinos, que han conseguido menguar el número de clientes que acuden hasta su negocio.
Alquiler trampa
Según los vecinos, el responsable del prostíbulo mintió al propietario de la casa para conseguir alquilarla. Se presentó como un recién casado que quería arrendar el chalet para su mujer, y lo que ha hecho ha sido realquilar las habitaciones a un alto precio a las prostitutas que van y vienen.
Otra de las vecinas cuenta que las habitaciones las alquila por unos 400€ a la semana, y que ahora, debido a los carteles disuasorios, ha bajado hasta los 150-175€. Eso significa que, durante los meses más rentables del negocio, se han podido llegar a embolsar unos 8.000 euros mensuales por el alquiler de las cinco habitaciones de la casa.
El Inspector Jefe de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) asegura que cada vez hay más trata de blancas en domicilios, porque es más difícil que la policía acceda hasta estos lugares privados.