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Orange Farm: Combonianos de extrarradio

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Orange Farm, a 45 kilómetros de Johannesburgo, es una ciudad dormitorio con tasas muy altas de paro y delincuencia. Es la última misión que han aceptado los Misioneros Combonianos en Sudáfrica.
Orange Farm, a 45 kilómetros de Johannesburgo, es una ciudad dormitorio con tasas muy altas de paro y delincuencia. Es la última misión que han aceptado los Misioneros Combonianos en Sudáfrica.

Los misioneros combonianos llegaron a Sudáfrica en 1924. Desde entonces tratan de hacer realidad el sueño de su fundador, san Daniel Comboni: “Salvar África por medio de África”, es decir, hacer todo lo posible para que los africanos sean los protagonistas de su propia historia.

A unos 45 kilómetros al sur de Johannesburgo viven alrededor de 80.000 personas con muy pocos ingresos. El paro supera el 40 por ciento y los pequeños delitos son el pan nuestro de cada día. Estamos en Orange Farm, una de las últimas ciudades dormitorio surgida a la sombra de la gran ciudad. Su población es de raza negra. La mayoría son jóvenes sin recursos. Hay un alto índice de población inmigrante y las infraestructuras básicas son deficientes. Orange Farm es la última misión de la que se han hecho cargo los combonianos en Sudáfrica. La comunidad está formada por tres sacerdotes de muy distintas edades y procedencias: El padre Job, togolés de 36 años. El padre Ibercio, peruano. Acaba de cumplir 60 años y lleva casi veinte en tierras sudafricanas. Y el padre Benno, un alemán enérgico y dinámico de 81 años que sigue entregado a la misión La parroquia de Orange Farm está formada por ocho comunidades católicas con sus capillas y obras sociales. En realidad es como si se tratase de ocho parroquias.

A 20 kilómetros del centro parroquial está la comunidad de San Luis con su guardería. Apenas son 50 familias católicas, pero aquí admiten a los hijos de todas aquellas mujeres que han encontrado un trabajo. Los sueldos de las cuatro maestras los cubre el Estado. La parroquia asume los gastos de comida, mantenimiento y los dos sueldos del personal auxiliar. Que este centro infantil siga funcionando le cuesta a la misión de los combonianos 8.000 rands al mes que, al cambio son 600 euros. El Instituto Técnico Carlos Lwanga comenzó a funcionar en 1994. Es una fundación católica ligada a la misión. El párroco preside la junta directiva administra este centro especial que cuenta con 250 alumnos y 19 profesores.

Pretoria

En Pretoria está el seminario católico dedicado a san Juan María Vianney, patrón de los sacerdotes. Es el único centro para la formación filosófica y teológica del clero local en todo el país. Sudáfrica tiene una extensión equivalente a tres veces España y 55 millones de habitantes. Los católicos apenas suponen un 8 por ciento y las vocaciones son muy escasas. Actualmente son 135 los seminaristas diocesanos que se preparan en estas aulas. Los misioneros combonianos han estado presentes en la formación de los nuevos sacerdotes sudafricanos desde hace décadas. El padre Ibercio es natural de Huánuco, en los Andes centrales del Perú. Llegó a Sudáfrica en 1991 para trabajar en la antigua misión de Limpopo, al norte de Pretoria. Habla español, portugués, inglés y shotho. Tras un paréntesis de nueve años en su Perú natal, regresó a la misión en 2009 para hacerse cargo de la formación de los candidatos a la vida religiosa en el prenoviciado de los combonianos. Fue entonces cuando le pidieron que impartiese clases en este seminario. En 2012 le encargaron la parroquia de la Santa Cruz en Soweto y desde 2015 es el superior de la nueva misión en Orange Farm.

Johannesburgo

En la casa provincial que los misioneros combonianos tienen en Johannesburgo vive y trabaja el padre Mariano. Un palentino de Villarrabé, un pequeño pueblo cercano a Saldaña. Llegó a Sudáfrica en 1990, tres semanas antes de que liberasen a Nelson Mandela de la cárcel. Entre 1998 y 2004 estuvo en Madrid como director de la revista “Mundo Negro”. Y en 2005 regresó de nuevo para trabajar en la misión de Mount Frere (Monfrér). Desde hace un par de años el padre Mariano es el ecónomo provincial de los misioneros combonianos en Sudáfrica. De él depende el sostenimiento económico de los 35 religiosos y las nueve misiones que tienen repartidas por el país.