Cáritas: en primera persona
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La historia de Fernando es la de una persona que llegó a Badajoz y tocó fondo. Allí se acercó hasta Cáritas en busca de alojamiento y descanso. Desde entonces, voluntarios y profesionales de la institución diocesana le han acompañado en su proceso. Fernando lleva más de un año sin beber, ha pasado del Centro Hermano a los pisos autogestionados y está formándose para encontrar un empleo. En todo este tiempo ha ido tejiendo una red social fuera del círculo de Cáritas que es una auténtica plataforma para comenzar una nueva vida lejos de la calle y el alcohol. El teatro ha jugado un papel muy importante en su proceso.
El área de inclusión social de Cáritas Mérida-Badajoz está desarrollando un trabajo integral con cada una de las personas que se acercan hasta ellos. El acompañamiento es personalizado. Los trabajadores sociales, psicólogos, educadores, cuidadores y voluntarios funcionan como un único equipo multidisciplinar. A cada persona le ofrecen un itinerario único en función de sus necesidades y posibilidades. Los servicios de atención a personas sin hogar, los programas de toxicomanías y dependencias o todo lo que está relacionado con la salud, la formación o el empleo dependen ahora del mismo área, el de inclusión social. Ha sido la fórmula por la que han apostado en Cáritas Mérida-Badajoz para poner a la persona en el centro.
Durante el último año, esta institución de la Iglesia diocesana extremeña atendió a 7.773 personas con el esfuerzo de sus 39 profesionales y la ayuda insustituible de 1.905 voluntarios distribuidos en sus 126 Cáritas parroquiales y sus 72 proyectos sociales activos.
