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Tacumbú, la cárcel que libera

Tacumbú, la cárcel que libera NOTICIA
Ricardo Olmedo

El penal de Tacumbú es el mayor de Paraguay. Casi la mitad de todos los presos del país están aquí, en un complejo de patios, celdas y módulos mantenidos en pésimas condiciones. En Tacumbú están hacinadas las 3.400 personas internas, ya que doblan la capacidad del centro. La gran mayoría está a la espera de juicio y muchos matan su tiempo con el consumo o tráfico de drogas.

El módulo D es un oasis en medio de la prisión. La razón es sencilla: aquí trabaja el servicio de Pastoral Penitenciaria que ha reformado las instalaciones y tiene un amplio proyecto de trabajo y asistencia con los internos.  Luis Arias es el capellán del penal. Un cura, según nos cuenta, que no podría estar nunca en una parroquia convencional y que ha encontrado su lugar en el mundo entre el óxido de esas rejas, los desconchones de los pasillos y las durísimas vidas de los presos.

La Pastoral Penitenciaria atiende a los internos del módulo D en varios campos: asistencia legal, psicológica, espiritual y formación laboral. La obsesión de Luis y su equipo es que, al menos, aprendan la gran lección de la cárcel: es tan terrible que hay que hacer lo posible por no volver.

La ong Manos Unidas apoya este trabajo de reinserción con el proyecto de formación laboral dentro del penal y con el albergue Nuestra Señora de la Merced, un lugar creado por el equipo del padre Luis para quienes, una vez que cumplen su condena, salen de la cárcel y no tienen a dónde ir.