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La pequeña isla de grandes corazones

La pequeña isla de grandes corazones
Santi Riesco

La diócesis de Menorca fue erigida por la Santa Sede el año 1795. La isla tiene 90.000 habitantes de los que casi 79.000 son cristianos católicos. Los católicos son cada vez más conscientes de su fe y la viven con intensidad. Se organizan en grupos de catequesis, de estudio de la Biblia, de compromiso misionero, de oración y de solidaridad con los más pobres. Las Cáritas parroquiales son muy activas en toda la isla. Cáritas está muy inmersa dentro de la sociedad menorquina. Llevan 50 años trabajando. Para los niños y adolescentes tienen dos "Centros abiertos" donde tienen una parte de formación, de refuerzo escolar, y otra parte lúdica. Son más de doscientos niños de entre seis y dieciséis años los que participan en estas actividades que funcionan en las parroquias de Menorca. El servicio que prestan los "Centros abiertos" sería imposible sin la participación de los 45 voluntarios que regalan su tiempo, esfuerzo y experiencia para acompañar a los pequeños.

Pobreza y crisis

"En los últimos tres o cuatro años de crisis se nota mucho más la gente de Menorca, no solamente los emigrantes, que acuden a las parroquias y acuden a la Cáritas diocesana para pedir ayuda. No era tradicional que los menorquines pidiesen ayuda para alimentación, pago del alquileres o el de la luz de sus propios domicilios". Durante el último curso la institución de la Iglesia para la acción caritativa y social distribuyó en la isla 13 toneladas de alimentos a las 1.200 familias más pobres de Menorca. La crisis ha removido los corazones solidarios de Menorca. Las aportaciones de parroquias y particulares, tanto en especie como en dinero, han aumentado un 40 por ciento. El número de voluntarios también se ha incrementado notablemente alcanzando la cifra récord de 320 personas.

Barranco de Algendar

En mitad de la isla se encuentra el Barranco de Algendar. Aquí funciona uno de los talleres prelaborales de Cáritas. Cultivan árboles frutales autóctonos con la ayuda de personas en riesgo de exclusión. A través de injertos reproducen estas variedades antiguas para venderlas. Su público está compuesto, sobre todo, de particulares que compran este tipo de frutal para plantarlo en su huerto. La fruta que dan es sabrosa, pero poco comercial. Tito y Tomeu llevan en el proyecto desde los inicios, hace casi diez años. Desde entonces no han parado de trabajar para convertir este barranco abandonado en un pequeño paraíso. Y no sólo cuidan la naturaleza sino que enseñan a otros a cuidarla. Todos los días vienen acompañados por distintas personas que Cáritas ha ido seleccionando para que participen en el proyecto.

Centro Catequístico San Miguel

En Ciudadela, detrás de la Catedral, en las callejuelas del antiguo barrio de pescadores, funciona el Centro Catequístico San Miguel. Una iniciativa única en la isla por no estar ligada a ninguna parroquia y depender de una comunidad que se organiza para prestar servicios de catequesis, tiempo libre, teatro y oración. En el 2018 el centro cumplirá cien años al servicio de las familias de Ciudadela. Aquí la fe se transmite de generación en generación. Los que hasta hace poco habían sido alumnos son ahora los maestros.