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El Duelo de Carabanchel, dos primos que se retaron para demostrar su honor

  • Pedro Casablanc narra el tiroteo entre Montpensier y Enrique de Borbón
  • Una insulto fue el desencadenante del enfrentamiento a pistola

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Prim - El Duelo de Carabanchel

Pedro Casablanc narra la historia del tiroteo entre Antonio de Orleans, duque de Montpensier, y Enrique de Borbón, dos infantes de España y, además, emparentados, mientras el resto de sus compañeros de rodaje interpretan la secuencia.

El actor, que da vida a Felipe de Solís y Campuzano, nos sumerge en un duelo que viró el rumbo de los acontecimientos que vendrían después en la historia del país.

Un insulto desata la ira entre los caballeros

12 de marzo de 1870. La Dehesa de Carabanchel se presenta como el escenario perfecto con el sol como telón de fondo. Un grupo de hombres, todo ellos ataviados con levita negra, custodian un claro del bosque en el que los dos infantes se batirán en un duelo a vida o muerte.

Sin duda, era una época en la que el honor se demostraba "a balazos". Las continuas andanzas del francés por hacerse con la corona española fue motivo suficiente para que Don Enrique se refiriese a él como "truhán y pastelero". El insulto no tardó en desencadenar la ira entre ambos.

Un duelo a vida o muerte entre primos

Una vez dispuestas las reglas del duelo, los dos caballeros se sitúan a diez metros de distancia entre sí, intercambian miradas de odio y desconocimiento, intentando vaticinar quién continuará con vida al terminar el enfrentamiento.

Primer disparo. Humareda y olor a pólvora. Una bandada de pájaros sobrevuela el lugar. Enrique de Borbón falla el tiro brindándole a Antonio de Orleans la oportunidad de arrebatarle la vida. Segundo disparo. De nuevo, metralla y frustración. Otro intento errado de victoria. Los tres periodistas no pierden detalle de lo que ocurre.

Tercer disparo desacertado del sevillano. Se avecina el cuarto, el duque de Montpensier alcanza el hombro de su primo pero aún no le ha llegado la muerte. Preso del dolor por el balazo que ha recibido, se dispone a acabar con él pero sus intenciones se quedan en el camino. Nuevo turno para Orleans que, con gran puntería, atina entre las cejas de su contrincante haciéndole caer fulminado. Los médicos acuden a su encuentro para certificar su fallecimiento. El duelo ha terminado y Don Enrique ha muerto.

La victoria se convirtió en derrota

El hecho de haber derramado sangre real española hizo que flaquease el apoyo político y popular con el que contaba hasta la fecha. España quedó conmocionada.

La verdadera derrota del francés se vería meses después cuando el 16 de noviembre de 1870, el príncipe italiano Amadeo de Saboya, candidato del general Prim, obtuvo 191 votos en el Congreso frente a los 27 del duque de Montpensier.