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La chocolatada de MasterChef Junior, ¡para chuparse los dedos!

  • La cocina es una disciplina que requiere dedicación, constancia y actitud
  • Ana Luna, Noa y Mario, el centro de atención de los más pequeños

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España Directo- ¡La chocolatada de MasterChef Junior!

El Centro Cívico El Campillo, situado en el Casco Viejo de Vitoria, acogía la llegada de decenas de niños ansiosos por ver a su jurado favorito, Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nájera.

Quienes también les han acompañado han sido tres “mini-aspirantes” de la primera edición de MasterChef Junior, Ana Luna, Noa y, su ganador, Mario.

Chocolate y croissant, una merienda de rechupete

Bocas y manos manchadas de chocolate y chiquillos de aquí para allá luchando por hacerse con una taza y un croissant, el plan perfecto para una tarde de martes.

Ana Luna, Noa y Mario se han convertido en el punto de mira de los más pequeños del lugar. ¿Quién no ha soñado con ser un “mini-aspirante”? El ganador de la edición Junior confesaba que “al principio, no te das cuenta de lo que has conseguido pero luego sientes alegría por la recompensa al esfuerzo”.

Y, lo que ha empezado como una charla entre amigos en donde niños y jurado han hablado de sus platos favoritos y de cómo lo han pasado viendo MasterChef Junior, ha terminado con una merienda por todo lo alto.

Este año ha aumentado el nivel de los aspirantes

La cocina es una disciplina que requiere dedicación, constancia y actitud. Jordi, Pepe y Samantha están sorprendidos con el nivel tan alto que se han encontrado en los casting. “Les ves currar y no parecen niños, es magia total”, comenta Jordi.

Los tres coinciden en la importancia de enseñar a comer a los niños. “El trabajo que nosotros hacemos está muy bien pero ellos son nuestro reflejo y, si en casa no ven buenos hábitos alimenticios, ellos tampoco los tendrán”, explica Pepe.

Los pequeños se sienten como en casa entre fogones

Una realidad es que los más pequeños de la casa disfrutan innovando entre “fogones”. “Cuando pruebas lo que han cocinado uno se pregunta, ¿cómo es posible que estos “mocosos” sean capaces de darle este punto tan bueno a un plato?”, añade riéndose. Ese brote de creatividad culinaria puede ser el trampolín para convertirse en un gran chef.

Samantha confía en que “lo más importante es que escuchen, aprendan y evolucionen, si luego tienen actitud, ¡genial!”. La chef disfruta viéndoles crecer profesionalmente. “Espero seguir haciendo MasterChef, ¡hasta que estos niños vengan con pelos en el pecho!”, dice entre risas.